Pruebas

A prueba el SsangYong XLV D16T: mucho espacio a buen precio


    Jorge Arenas

    ¿Monovolumen? ¿SUV? Es difícil colgarle un etiqueta al nuevo SsangYong XLV. A veces parece una cosa y a veces la otra, según se mire. A pesar de que la propia marca se refiere a él como un monovolumen -seguramente por cuestiones de posicionamiento dentro de la gama- lo cierto es que quien escribe estas líneas no acaba de tenerlo del todo claro.

    La duda es normal, ya que en realidad este coche es un Tivoli vestido con un traje diferente. Del SUV compacto hereda la plataforma (incluso su batalla y anchura de vías son iguales), el diseño del frontal y la oferta mecánica, mientras el punto diferenciador viene de la mano de una carrocería más voluminosa, que es en realidad la que le otorga esa vocación familiar que va más allá de la propia de un todocamino.

    Pura versatilidad

    Sea lo que sea, lo metamos en el saco que lo metamos, el caso es que el SsangYong XLV se sitúa, por tamaño y cualidades, a mitad de camino entre el Tivoli y el Rodius. Su cliente potencial, por lo tanto, será aquel que busca un coche versátil y espacioso, pero de dimensiones relativamente contenidas, al que un Tivoli se le queda corto pero un Rodius le parece un armatoste. Sin más.

    Para hacerse un idea, el XLV tiene una longitud similar a la de un coche compacto tipo Renault Mégane (apenas mide 8 centímetros más que el francés), con las ventajas que ello conlleva a la hora de moverse por la ciudad, buscar aparcamiento y demás. Además, la gran noticia es que al acceder al interior nos topamos con un habitáculo y un maletero cuyas cotas son propias de segmentos superiores.

    En las dos filas de asientos hay espacio de sobra para que cinco pasajeros viajen holgados. Las medidas relativas a la altura libre al techo, anchura de hombros y distancia para las piernas son realmente buenas, lo que quiere decir que a bordo de este SsangYong se viaja con total libertad. Somos conscientes de que la amplitud es un bien muy preciado en las categorías de coches que no llegan a los 4,5 metros de largo, así que estamos convencidos de que aquí hay un argumento importante para la clientela potencial de este coreano.

    El maletero, curiosamente, deja un sabor agridulce, porque tras ver que la marca anuncia 720 litros, evidentemente uno espera encontrar un auténtico mundo de almacenaje. Pero resulta que SsangYong, a diferencia de la mayoría de marcas, lo que da es el dato del volumen disponible hasta el techo y no hasta la cortinilla. Esto quiere decir que la capacidad útil es menor de lo esperado. Sin conocer la cifra exacta (hasta la cortinilla, se entiende, para poder comparar), la sensación que hemos tenido durante los días de prueba es la de haber estado manejando un maletero con una practicidad similar a la de una berlina familiar del segmento D. Algo que no está mal, pero que tampoco es para tirar cohetes teniendo en cuenta las formas abultadas de la carrocería del XLV.

    Mejor el diésel

    En la gama hay dos motores a elegir. La decisión es relativamente fácil, ya que hay un gasolina y un diésel. Quien busque lo primero se encontrará con un cuatro cilindros atmosférico de 1,6 litros y 128 CV, quizá algo desfasado respecto a la tendencia actual del mercado. Es un propulsor que entrega poco par y a un régimen elevado. ¿Que quiere decir esto? Que hay que pisarle con ganas y subirlo de vueltas para encontrar algo de alegría, como sucedía en los motores de antaño. Y esto, en plena era turbo, se hace raro de ver, entre otras cosas porque en la práctica se traduce en unos consumos sensiblemente más elevados ?al margen de unas prestaciones más pobres de lo habitual-.

    Por este motivo hemos elegido el diésel D16T para la prueba, que sí sabe mantener el tipo frente a los motores de gasóleo de sus posibles rivales. También es un 1.6 de cuatro cilindros pero, a pesar de su menor potencia (115 CV), entrega casi el doble de par (300 Nm frente a 160 Nm en el gasolina) y ofrece mejores prestaciones. Esta mecánica da buenas cifras de aceleración unidas a un consumo equilibrado y, para colmo, suena y vibra menos de lo esperado. No tenemos duda de que es la apuesta más acertada de la gama XLV.

    La opciones de caja de cambios son dos: una manual y otro automática, ambas de seis velocidades. Nuestra unidad de pruebas monta la segunda, que es una caja firmada por Aisin, fabricante del que se nutren marcas importantes como las del grupo PSA (Peugeot-Citroën). Es un convertidor de par de seis relaciones que, para quien busque una dosis extra de comodidad, puede ser una gran opción.

    Es suave en las transiciones, suficientemente rápido, aprovecha más que bien las posibilidades del motor y hace que uno se olvide del pedal del embrague. ¿Que más se puede pedir? Ya puestos, que no subiera el precio total del coche ni el consumo. Pero no, no hay suerte en este sentido. Montar la transmisión automática obliga a pagar un peaje de 2.000 euros y 1,4 litros /100 km. En fin, es cuestión de prioridades. El máximo ahorro está en la transmisión manual, pero la apuesta más confortable está en la automática.

    El precio es su arma definitiva

    Por lo demás, el SsangYong XLV es un coche con una pisada cómoda sobre el asfalto, quizá incluso demasiado suave. No es que esperásemos un tacto deportivo en un monovolumen, pero un punto más de firmeza para contener mejor los balanceos de la carrocería en apoyo, no estaría de más. También se agradecería una dirección más precisa, capaz de transmitir mejores sensaciones a los mandos.

    En otro orden de cosas, vemos mejorable el diseño exterior e interior del coche, que no termina de casar con el gusto europeo y parece algo antiguo en determinados componentes (aquí otras marcas coreanas ha sabido hacerlo mejor), mientras echamos de menos algún asistente a la conducción de última hornada, aunque fuera en el catálogo de opciones.

    Dicho todo esto y a pesar del tirón de orejas de los dos últimos párrafos, lo cierto es que el SsangYong XLV D16T es un modelo recomendable. Y lo es, entre otras cosas, porque su precio es tan atractivo que apenas tiene rivales. No hay que olvidar, también, que es muy práctico y que su dotación de serie es bastante abundante. Así que sólo podemos decir que quien busque mucho coche por una cantidad razonable, encontrará pocas opciones mejores que esta.

    Lo más destacable

    -Habitabilidad

    -Prestaciones y refinamiento del motor D16T

    -Precio

    Lo mejorable

    -Falta mimo en los detalles del interior

    -Comportamiento dinámico sólo correcto

    -Sin opción a tracción integral

    FICHA TÉCNICA

    Motor: turbodiésel, 4 cil, 1.597 cc

    Potencia: 115 CV a 3.400-4.000 rpm

    Par motor: 300 Nm a 1.500-2.500 rpm

    Consumo mixto oficial: 5,9 l/100 km

    Transmisión: automática, 6 velocidades

    Maletero: 720 litros

    Velocidad máxima: 174 km/h

    Aceleración 0-100 km/h: n.d. segundos

    Precio: 22.000 euros




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