Pruebas
Prueba | BMW 220d: un coupé para disfrutar
El BMW 220d recuerda en cierta medida a algunos antepasados hoy convertidos en clásicos muy venerados, pero sabe cómo adaptarse a las necesidades del usuario moderno. Su carta de presentación viene firmada por una estética irresistible y un motor tan solvente como austero.
El BMW Serie 2 es un coupé de tamaño compacto fabricado sobre la base de la Serie 1 actual. Como bien sabrás, la firma bávara ha decidido reservar los números pares para denominar a sus modelos coupé y cabrio, mientras los impares quedan en manos de las berlinas, familiares y todocaminos. Meras tácticas de marketing, sin más.
En realidad, el BMW 220d que hemos probado esta semana recoge la herencia del ya desaparecido Serie 1 coupé y, si viajamos más allá en el tiempo, podríamos decir que guarda cierta similitud con modelos míticos de la talla del BMW 2002. Así, rescata la carrocería sedán de dos puertas, la compacidad de sus formas, la estética deportiva y esa pretensión de divertir al volante que tanto caracteriza a la marca.
Sin duda, el Serie 2 tiene muchos ingredientes para convertirse en el compacto ideal de todos aquellos que busquen distinción y grandes sensaciones. Pero, ¿hasta dónde es capaz de llegar esta versión diésel que tenemos entre manos? Empezaremos hablando del motor, un dos litros diésel de 184 CV que tiene mucho que decir en materia de prestaciones y consumos, pero que sin embargo es más ruidoso de lo deseable.
Un motor diésel muy rabioso
Quien haga muchos kilómetros al año encontrará en este propulsor un gran aliado porque además de acelerar de forma muy contundente -cubre el 0 a 100 km/h en poco más de siete segundos y permite hacer adelantamientos realmente eficaces- firma un consumo medio de 4,5 litros. Este es el dato homologado por el fabricante, que como todos sabemos, es prácticamente imposible de igualar en condiciones reales.
Pero tal y como hemos podido comprobar durante nuestra prueba, sí es fácil lograr unos registros de 5,5 l/100 km en el día a día, en un uso normal. Un dato que no está nada mal teniendo en cuenta que lo que hay bajo el capó es un motor con mucha 'chicha' y más rabioso que, por ejemplo, su equivalente TDI del grupo VAG.
La respuesta al acelerador es buena siempre, desde muy bajas vueltas y sin apenas retraso en la acción del turbo. Muy buena nota, por lo tanto, para el BMW 220d en todo lo que tiene que ver con las sensaciones, la eficacia y el respeto al bolsillo.
Otra cosa es, como decíamos unas líneas antes, la sonoridad en parado o al arrancar el motor en frío. Aquí queda muy patente que lo que hay bajo el capó es un 'petrolero' en toda regla, como los de antaño, y eso a estas alturas de la película ya empieza a quedar fuera de lugar. Muchas son las marcas que se esfuerzan por refinar sus diésel con buenos resultados, así que entendemos que BMW debería hacer lo mismo para estar a la altura de los tiempos que corren. Al fin y al cabo el concepto premium y la suavidad siempre deberían ir de la mano.
Transmisón: ¿diversión o prestaciones?
Sobre la transmisión, el modelo de esta prueba está dotado del cambio manual de seis velocidades, de tacto firme y preciso, tan típicamente BMW, al que pocas pegas se le pueden poner. A todo aquél que le guste jugar con en el embrague, sin duda, le encantará manejar este cambio tan bien escalonado.
Para todos los demás, recomendamos la transmisión automática de ocho velocidades. Los motivos son claros: se aprovecha mejor el motor, las prestaciones son sensiblemente superiores, baja el consumo y, sobre todo, la comodidad y la finura de uso suben un par de peldaños. A pesar de ser un convertidor de par y no un doble embrague, nos parece de lo mejorcito que hay en el mercado y es precisamente por esto que, a nuestro criterio, debería ocupar un lugar prioritario en el listado de opcionales a tener en cuenta. Son 1.500 euros, que no es poco, pero realmente merece la pena.
Otros detalles que hacen especial al BMW 220d son su postura de conducción, que permite rebajar la altura del asiento hasta situarse más cerca del suelo de lo habitual, o su dirección de tacto firme. Todo ello, unido a ese cambio duro y a ese motor con cierta rabia que citábamos antes, hace que el Serie 2 de esta prueba tenga un cierto aroma deportivo, acorde al 'te gusta conducir' que exhibe la marca en sus reclamos publicitarios.
¿Es realmente un deportivo?
Pero, ¿es este 220d realmente un deportivo? En realidad, no lo es. El cambio generacional ha dejado muchas cosas buenas y otras que, quizá, no lo sean tanto. Una de ellas es el tacto de la suspensión, más blando de lo que estábamos acostumbrados en la marca.
Al menos con la puesta a punto de serie, el chasis es menos incisivo y juguetón de lo que cabría esperar, algo que puede ser un poco decepcionante para algunos o un auténtico acierto para otros. Por decirlo de otra manera, el coupé del segmento C de BMW es ahora más facilón y equilibrado a a la hora de conducirlo. Sin duda, esto tiene que ver con la idea de intentar agradar al mayor número de clientes posible, ya que los quemadillos que buscan hacer la vuelta rápida en sus desplazamientos diarios son pocos en comparación al resto de usuarios.
En cualquier caso, lo cierto es que el BMW 220d es un coche muy equilibrado y agradable en su rodar. Menos deportivo que su predecesor, sí, pero igualmente aplomado y seguramente más sensato. Quien busque más rigidez siempre puede optar por montar el chasis M con amortiguación adaptativa -1.300 euros-.
Otro detalle que hace pensar en ese afán de la marca por tratar de llegar a nuevos clientes es la practicidad que ofrece este BMW. Por pequeño que pueda parecer, mejora la habitabilidad de la antigua Serie 1 Coupé hasta el punto de ofrecer un interior en el que cuatro adultos viajan con bastante holgura. Incluso en la parte trasera, los pasajeros no se quejarán por falta de amplitud en los viajes, siempre y cuando no rebasen los 1,80 metros de altitud, ya que en este caso el techo estará demasiado cerca de sus cabezas. Por su parte, el maletero de 390 litros -más amplio que el de un VW Golf- pone la guinda en este apartado.
Como conclusión, el Serie 2 con el motor diésel intermedio de la gama es un coche rápido, poco gastón, estéticamente llamativo y con una calidad de fabricación a la altura de los mejores del segmento. Un coupé pensado para disfrutar y, por qué no, para fardar en la carretera. ¿Su precio? Con el acabado Sport del modelo probado -incluye unos asientos tremendamente envolventes, unas llantas de 17 pulgadas y cierto aditivos estéticos en el interior y la carrocería- la factura sobrepasa por poco los 35.000 euros. Una cifra no especialmente baja, aunque quizá acorde a las circunstancias.
Ficha técnica
Motor: diésel
Cilindrada: 1.995 cc
Potencia: 184 CV a 4.000 rpm
Par motor: 380 Nm a 1.750 rpm
Consumo mixto: 4,5 l/100 km
Transmisión: manual, 6 velocidades
Tracción: trasera
Velocidad máxima: 230 km/h
Aceleración: 7,2 segundos de 0 a 100 km/h
Volumen maletero: 390 litros
Precio base: 33.900 euros