Motor

"Top Campsa": los casetes que "petaban" en los coches de los 80 y que se compraban en las gasolineras

    Imágenes de otros tiempos: gasolineras Campsa con expositores de casetes a la venta

    Miguel Ángel Linares

    Arévalo, Sabrina, Bertín... En los años 80 no solo se oía la música de la "Movida". Las gasolineras de España ofrecían una "música alternativa" –por supuesto, en glorioso casete– que, en algún caso, sigue vigente casi 40 años después.

    Los años 80 supusieron una "revolución" política, social y cultural en toda España tras los oscuros años de la dictadura. Y aunque aquella década ha quedado para la historia como la de la "Movida", no solo madrileña, sino a nivel estatal en música, cine, arte, diseño, estilo y demás manifestaciones artísticas, no podemos dejar de mirar aquella "otra" España que seguía comiéndose viajes de muchas horas en coches sin aire acondicionado para ir al pueblo en Navidad o a la playa en verano. Viajes por carreteras de un solo sentido por carril en el que la música que acompañaba en el radiocasete de nuestro vehículo ochentero se apartaba de los cánones marcados por Almodóvar, Nacha Pop o Tino Casal en los 40 Principales, y seguía cubierto de una caspa que hoy, casi cuarenta años después nos resulta tan lejana... como nostálgica.

    Estos son algunos de los "éxitos" que podíamos adquirir, por pocas pesetas, en aquellos expositores verticales que dotaban de color, y de calor, a las gasolineras, en su mayoría Campsa, de unos años insufribles como insustituibles, que cantaría Sabina.

    Chistes de mariquitas, de gangosos, de andaluces... Arévalo triunfó machacando a diversos colectivos.

    Los chistes de mariquitas y de gangosos de Arévalo

    No, no era música. Pero ni falta le hizo a Francisco Rodríguez Iglesias (Madrid, 1947), para convertirse en un auténtico "superventas" de casetes en las gasolineras de los 80. Sus chistes, casi siempre irreverentes, de mariquitas, de gangosos, de andaluces, de catalanes, de pasotas, tienen sin duda poca cabida hoy, pero en aquellos años le convirtieron en unos de los humoristas más famosos de España.

    Arévalo, 40 años después de su mayor momento de fama, sigue "en el candelabro", por el dúo humorístico teatral que firmó con Bertín Osborne hace pocos años y por ser uno de los "intelectuales" que más apoyo han mostrado a Vox en los últimos tiempos.

    Nunca un "descuido" con el vestuario dio tanta rentabilidad como el pecho suelto de Sabrina en 1988

    El "descuido" de Sabrina con el vestuario

    Corría la Nochevieja de 1987, y TVE, la única televisión por aquel entonces, emitía su siempre casposo Especial de Nochevieja. Y apareció en escena Sabrina Salerno (Génova, 1968), una exhuberante italiana de 19 años, cantando una canción que no ganó ningún Grammy, titulada "Boys, boys, boys". Hasta ahí nada especial. Pero, vaya por Dios, resulta que Sabrina, vestida, o no, con unos diminutos pantalones, un top brillantoso y una chaqueta macarra, comenzó a tener "problemas" con el vestuario. Vamos, que los constantes botes en su anatomía, en toda su anatomía, provocaron que el pecho derecho de la italiana, muy rebelde él, se empeñara en sentirse libre y en mostrarse a una audiencia que no creía lo que veía. Unos con las bocas más abiertas que otras. El "incidente", que seguro que no estaba preparado, dio pie a que la realizadora del espacio, la muy feminista Pilar Miró, viera el cielo abierto y se dedicara a enseñarnos primeros planos de la escapista glándula mamaria de la Salerno, planos enriquecidos con, cual la famosa moviola de "Estudio Estadio", con imágenes en cámara lenta, no sea que los españoles se perdieran un solo segundo de la primera "gran noticia" de 1988.

    El escándalo fue mayúsculo, la centralita de TVE se colapsó con llamadas de "indignaditos", pero el éxito para la italiana fue total. Lo que se tradujo en miles de ventas de su disco, una buena parte de las cuales llegó desde el Top Campsa de las gasolineras españolas, donde la "música" de Sabrina triunfó.

    En 1981, María Jesús hizo bailar a toda España como si fueran pollos a punto de ser fritos

    "Mira el pajarito", by María Jesús (y su acordeón)

    María Jesús Grados Ventura (Casillas de Coria, Cáceres, 1956), no era desde luego una novata cuando triunfó en el verano de 1981 con "El baile de los pajaritos", la versión de "Chicken Dance", canción del acordeonista suizo Werner Thomas, y que popularizaron, además de María Jesús, otros mitos de aquellos años como Al Bano y Romina Power, en Italia. María Jesús llevaba actuando en las playas de Valencia, ciudad donde vivía con su familia, desde los ocho años. La imagen de la chica de perenne sonrisa, amable, feliz, con su acordeón siempre colgando, llegó al corazón del público más de clase media musical en una España en la que empezaban a triunfar los "pintas" de la Movida madrileña.

    Tras unos años de fama televisiva gracias a los contagiosos "pajaritos", María Jesús fue cayendo en el olvido mediático, que no musical, pues regresó a sus orígenes, a las playas y restaurantes valencianos, para seguir alegrando las paellas a los comensales veraniegos.

    El Fary fue durante estos años el indiscutible "rey de la música" más puramente española

    Su Majestad El Fary

    José Luis Cantero Rada (Madrid, 1937-2007), más conocido como "El Fary", se convirtió en todo un fenómeno musical en los años 80 y 90. De familia humilde, José Luis, jardinero y taxista antes que cantante, adoptó su apodo en homenaje a su gran ídolo, Rafael Farina. Con mucho sudor de su frente, ahorró dinero para grabar sus primeros discos, que el mismo vendía en el popular Rastro madrileño. Poco a poco, creció musicalmente al lado de mitos como Antonio Molina, y a finales de los 70 creó su propio estilo, mezclando la copla con el pop. Su canción sin duda más conocida es "Torito guapo".

    Desde entonces, "Y viva España" es el "We are the Champions" patrio. Suena en casi todas las fiestas, y en especial en las celebraciones deportivas internacionales. Manolo Escobar (Las Norias, de Daza, Almería, 1931; Benidorm, Alicante, 2013), conocido hasta entonces sobre todo por "Mi carro", es un símbolo, con "Y viva España", de la unidad de España. Sin embargo, y como ha declarado hace poco su única hija, Vanessa, Manolo Escobar, que emigró a los 14 años de Almería a Barcelona, donde transcurrió gran parte de su actividad profesional, se sentía "andaluz, catalán y español". Era un furibundo aficionado del Barcelona, y en alguna ocasión llegó a declarar que le hubiera gustado "que los catalanes pudieran decidir en las urnas". Cosas de la vida.





    Más Leídas
    Ver más noticias