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A los mandos del Porsche Panamera híbrido: ¿se puede ser eficiente con casi 700 CV bajo el capó?


    Jorge Arenas

    Más allá del 911 y sus precuelas y secuelas de deportivos; más allá de los más recientes SUV y berlinas… Mucho más allá, concretamente 117 años atrás, Porsche fue sinónimo de hibridación.

    Sí, en el año 1900 la firma alemana lanzó al mercado el Lohner-Porsche, todo un adelantado a su tiempo que contaba con un par de motores térmicos que funcionaban como generadores para alimentar una batería de 44 celdas que, en última instancia, entregaba la energía necesaria a dos motores individuales situados en las dos ruedas delanteras para dar movimiento al coche. Este vehículo híbrido no sólo fue el primero de la marca con este tipo de impulsión, sino el primero del mundo de fabricación en serie. Semejante honor corresponde a Porsche.

    Aunque aquello fue una prueba efímera en materia de hibridación, lo cierto es que funcionó y sentó las bases de lo que hoy podemos encontrar en la gama actual, salvando las distancias, claro. La apuesta actual es firme y nada tiene que ver con los coches híbridos de otras marcas, tan preocupados por la eficiencia como aburridos en muchas ocasiones. No, en Porsche tienen claro que sus coches deben seguir ofreciendo ese punto de pasión que se les presupone siempre, por muy híbridos que sean. La idea es que sean eficientes, pero siempre prestacionales.

    Los últimos en llegar a la gama han sido los Panamera 4 E-Hybrid y Panamera Turbo S E-Hybrid. En Ecomotor hemos podido conducir ambos modelos y la verdad es que las sensaciones no han podido ser mejores. Vayamos por partes.

    Panamera 4 E-Hybrid

    El híbrido de acceso emplea un motor V6 biturbo de 2,9 litros que entrega 330 CV y se asocia a un motor eléctrico de 136 CV. La potencia total del conjunto es de 462 CV y el par total, de 700 Nm. Tiene tracción total permanente con control electrónico, una autonomía eléctrica de 50 km (en la generación anterior eran 36) y es capaz de mezclar lo mejor de dos mundos: el de la eficiencia y el de la deportividad.

    Por una parte, permite explotar esos kilómetros eléctricos con emisiones cero para moverse por ciudad -o por carretera- siempre que no se sobrepasen los 140 km/h y cuenta con soluciones como el selector de modos de conducción y las múltiples pantalla de información en la consola y la instrumentación, para que el conductor tenga en todo momento controlado el flujo de energía que gasta -tanto eléctrica como del motor de combustión- y pueda así dar prevalencia a la eficiencia.

    Por otra parte, siempre que quiera puede activar los modos dinámicos para que entren en juego ambos motores a pleno rendimiento. Esto, unido a una excelente puesta a punto de chasis y a un sonido típicamente Porsche que sale del sistema de escape, tanto en el de serie como en el opcional deportivo, hace que la berlina se transforme en una máquina de diversión, eso sí, siempre refinada y con muy buenas maneras. Sus cifras más significativas: 4,6 segundos en el 0 a 100 km/h, 278 km/h de velocidad punta y 2,5 l/100 km de consumo medio. Un dato, este último, muy bajo, pero que nadie se lleve a engaño porque los procesos de homologación actuales son los responsables de que los vehículos híbridos salgan tan beneficiados en las pruebas de consumo. Durante el evento de presentación tuvimos ocasión de realizar una prueba de eficiencia con este modelo y, tras circular con sumo cuidado en un recorrido mixto de algo más de 100 km y con la carga de la betería a tope desde el inicio, obtuvimos un registro de unos 5,5 l/100 km. En una conducción despreocupada y en condiciones similares sería fácil rondar los 9 litros. Pero claro, con un híbrido todo es cuestión de saber como aprovechar la parte eléctrica. Quien recorra pocos kilómetros a diario y sea capaz de cargar la batería lo suficiente, gastará lo mínimo. En un viaje largo, en cualquier caso, el consumo no será bajo en términos objetivos, pero sí muy adecuado teniendo en cuenta que se trata de una berlina grande, pesada y con una mecánica potente.

    Panamera Turbo S E-Hybrid: la bestia

    Todo lo anterior es aplicable al segundo modelo híbrido de la gama, pero multiplicado. La potencia total del sistema de propulsión es de 680 CV, la aceleración de 0a 100 km/h baja hasta los 3,4 segundos, la velocidad punta sube a 310 km/h… y todo ello con un consumo medio oficial de 2,9 litros /100 km y una autonomía eléctrica que se mantiene en 50 km.

    Lo bueno de este coche es que combina esa eficiencia de la parte híbrida con la potencia descomunal del motor V8 sobrealimentado, que al final eleva las prestaciones hasta un nivel estratosférico. De hecho, esta versión es la más potente de la gama Panamera, algo que sucede por primera vez, ya que hasta ahora la cúspide la ocupaba una variante Turbo no híbrida.

    Con el Panamera Turbo S E-Hybrid no hemos hecho prueba de eficiencia pero sí hemos tenido una breve toma de contacto en carreteras secundarias de montaña y las sensaciones han sido realmente buenas. Difícil explicar lo que se siente al hundir el pie del acelerador en una berlina de más de 5 metros, más de 2.300 kg y casi 700 caballos… La experiencia es brutal. Deportividad pura por un motor inagotable y por un chasis a la altura de lo que sólo Porsche sabe hacer: tremendamente eficaz cuando se rueda con el cuchillo entre los dientes, pero a la vez espectacularmente suave y refinado.

    Por lo demás, el interior de la gama Panamera -esto es aplicable a todos los modelos, no sólo a los híbridos- es un compendio tecnológico lleno de pantallas bien ubicadas, tanto delante como detrás, que enmarcan un habitáculo amplio, cómodo y con diseño muy alemán pero muy agradable a la vista y alejado de la sobriedad típica de otras marcas.

    Dos motores (4 E-Hybrid y Turbo S E-Hybrid) y tres carrocerías (berlina, Sport Turismo y Executive con batalla larga) dan forma a la gama del Porsche Panamera híbrido. Seis variantes en total, cuyo precio de partida se sitúa en los 112.584 euros y llega hasta los 204.080 euros.




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