The Royal Experience Company: derrapa como puedas
Miguel Ángel Linares
Los coches de hoy en día están equipados con sofisticados sistemas de ayuda a la conducción que hacen que nuestra experiencia al volante sea sin duda alguna mucho más segura que tan solo hace unos pocos años. Sí, más segura y, también... más aburrida.
En nuestro día a día sin duda la seguridad primará siempre sobre las 'sensaciones racing'. En condiciones de baja adherencia en curva siempre confiaremos en que los sistemas electrónicos de ayuda al mantenimiento de la trayectoria, o incluso de la corrección, que equipan los últimos modelos nos evitarán más de uno o más de dos 'sustos'. Como conclusión a esta introducción: los coches ya no derrapan (por fortuna en la mayoría de las ocasiones) como antes.
Sin embargo, para todo aquel que ve el coche como 'algo' más que un medio de transporte, existen pocas sensaciones más fuertes que, por ejemplo, un buen derrape. Pues ahora, si no derrapas, es porque no quieres.
Cada vez existen más actividades de ocio alrededor del mundo del motor y sus aspectos más deportivos. Una de ellas es 'The Royal Experience Company', que ya opera de forma permanente en el Circuito del Jarama de Madrid. Hablamos de un espacio de 6.000 metros cuadrados en el que se experimentan tres actividades diferentes, pero complementarias: el Batak, una máquina que pone a prueba los reflejos de los participantes; los Crazy Carts XL, pura diversión con minicoches deslizantes (sin frenos); y, lo fundamental, las sensaciones de derrapaje con coches que mantienen intacto el esquema de los míticos Seven de finales de los años 50.
En 1957, la compañía británica Lotus lanzó un modelo que hoy es mítico: el Lotus Super Seven. The Royal Experience Company representa un homenaje a aquellos años prodigiosos, que resultaron clave en el desarrollo del motor de alta competición (la Fórmula Uno nació en 1950). El Westfield AeroRace, la réplica de aquel añorado Super Seven, utiliza un chasis ligero impulsado por un motor Ford Zetec de 180 CV con elementos de seguridad FIA como barras de seguridad y asientos baquet con cinturones de seguridad de cinco puntos. Hablamos de un auténtico coche de carreras, sin ningún tipo de ayuda electrónica, por lo que todo el control corre a cargo del piloto. Su relación peso/potencia (450 kilos/180 CV), es mejor que la de un Ferrari F430.
La sensación al volante de este biplaza se resume en seis letras: brutal. En un circuito diseñado para 'quemar rueda', dos 'paelleras' completas y giros cerrados a ambos lados, la adrenalina que provocan los derrapajes continuos nos llevan a otra época, en la que el piloto estaba muy por encima de la tecnología, y en el que las manos son vitales para poder gestionar cada radio de cada curva. Una experiencia sin duda muy recomendable para todo el que siente correr por sus venas una mínima parte de gasolina (diésel no, que no es sano).
Tras los derrapajes, The Royal Experience ofrece una zona de confort a bordo de un autobús de dos pisos que circuló en el loco Londres de los años 60, y que preside una terraza chill out climatizada.
Más información en www.royalexperiencecompany.com y en https://vimeo.com/219291578