Motor
Así son las exigentes pruebas a las que Seat somete al Ateca antes de salir a producción
Jorge Arenas
A menudo pensamos que los coches salen de las cadenas de producción convertidos en máquinas casi perfectas por puro efecto del azar. Pero no, cada modelo de cada marca debe pasar un riguroso examen en el que se somete a toda clase esfuerzos para ver cómo envejece y de qué manera puede esto afectar al usuario. La idea es hacer coches cuya calidad de fabricación sea lo más elevada posible. En este caso es Seat la firma que nos enseña cómo lleva a cabo esta labor. El modelo elegido: el Ateca.
Seat somete a una serie de pruebas extremas a su todocamino Ateca para comprobar que todo está en orden y no habrá sorpresas cuando salga al mercado. Un total de 50 ingenieros realiza hasta 80 pruebas diferentes a 40 modelos, a lo largo de 25.000 kilómetros que se recorren en un periodo de tres semanas en una zona desértica del sur de España donde se alcanza una una temperatura de 45 grados centígrados.
Este exigente examen está formado por una batería de pruebas en la que los coches son testados en todas sus configuraciones posibles para no dejar nada al azar. A continuación, algunos ejemplos de lo que puede llegar a sufrir un Seat Ateca en sus procesos de validación:
Prueba de tracción y descenso controlado. Se prueban los sistemas de control de tracción con pendientes de hasta el 35% y el funcionamiento del Hill Descent Control
Prueba de control de remolque. El riesgo de perder el control del vehículo al llevar un remolque es mayor. Esta prueba verifica el funcionamiento del Trailer Stability Program, un sistema que ayuda a mantener la estabilidad del coche cuando éste lleva anclado un remolque.
Prueba de Klapper. Un coche tiene más de 3.000 piezas. Este test asegura que todos los componentes funcionen en armonía total y no provoquen ningún ruido molesto para los pasajeros sea cual sea la condición y la superficie de conducción.
Prueba de aspiración de polvo. Un coche circula por el desierto generando una gran nube de polvo. Justo detrás de él, le sigue el vehículo que se somete al test para comprobar la vida útil del filtro de aire.
Prueba de grava. Los vehículos ruedan por una pista en la que se recorren 3.000 kilómetros para analizar los impactos que ocasiona la gravilla en toda la zona de los bajos, pasos de rueda y paragolpes. El objetivo es asegurar la resistencia de todas las piezas durante la vida del vehículo.
A continuación, el vídeo en el que figuran todas estas pruebas realizadas en el desierto.