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Crisis de infraestructuras en Alemania: sus carreteras ya no son lo que eran
Ecomotor.es
Puentes casi en ruinas, carreteras en mal estado... La red de infraestructuras de Alemania ha perdido buena parte de su esplendor en los últimos años, envejecida desde que viviera su punto álgido en las décadas de los sesenta y setenta.
En un día normal, cientos de camiones pesados ​​llegan al parque químico de Leverkusen, un extenso complejo de refinerías que flanquean el río Rin, en el oeste de Alemania. Durante los últimos dos años, los camiones se han visto obligados a dar grandes rodeos para evitar un puente de autopista en ruinas que data de comienzos de los sesenta.
Diseñado entonces para canalizar un tráfico de unos 40.000 coches al día, en esa vía sobre el Rin hoy circulan el triple de esa cifra y a duras apenas se sostiene en pie. Después de que se descubrieran cientos de grietas, las autoridades cerraron el puente para camiones y redujeron el límite de velocidad a 60 kilómetros por hora.
"Es muy estresante para nuestros trabajadores y muy perjudicial para todas las empresas involucradas", protesta Ernst Grigat, que supervisa Chempark y dos sitios similares en las inmediaciones para una empresa de gestión de propiedades llamada Currenta. "Y también es una barrera de crecimiento para nuestra economía, que necesita una buena infraestructura".
Decadencia de infraestructuras en Alemania
Las infraestructuras alemanas todavía son bastante sólidas en comparación con la de otros países desarrollados de Occidente y las carreteras en la parte oriental del país aún están en condiciones relativamente buenas tras su impulso después de la caída del muro de Berlín en 1989. Pero las carreteras y puentes en el oeste suelen tener alrededor de medio siglo de antigüedad y su actual estado de decadencia pone en jaque al país que inventó la famosa Autobahn, la red de autopistas célebre por su buen estado y su ausencia de límites de velocidad.
Las preocupaciones se han agravado después de que grandes proyectos hayan sufrido problemas por retrasos y sobrecostes: la estación de metro de Stuttgart, con al menos dos años de retraso, y un nuevo aeropuerto de Berlín originalmente programado para iniciar operaciones en 2011 son dos de los ejemplos paradigmáticos en el país.
Alemania ha caído al número 7 en el ranking del Foro Económico Mundial de 140 naciones en infraestructuras, desde el tercer lugar que ocupaba en 2013. Alrededor del 15 por ciento de sus 70.000 puentes se consideran en "estado crítico" y la mitad son de mala calidad, de acuerdo con el Instituto Alemán de Asuntos Urbanos, financiado con fondos públicos en Berlín.
Con el deterioro de las condiciones de las carreteras, el número de atascos por tráfico denso aumentó un 20 por ciento el año pasado, hasta 568.000, de acuerdo con el ADAC, el club automovilístico nacional. El gobierno está ofreciendo financiación de al menos unos 10.000 millones menos al año, asegura Marcel Fratzscher, presidente del Instituto DIW para la Investigación Económica en Berlín. "Podemos ver el daño económico" provocado por las carreteras y puentes de mala calidad, afirma Fratzscher. "Las compañías dicen que las malas infraestructuras de transporte hacen que Alemania sea un lugar menos atractivo para invertir".
Recortes en gasto público
El ministro de Transporte, Alexander Dobrindt, avanzó este mes que el gobierno prevé invertir 264.500 millones de euros en carreteras, ferrocarriles y vías fluviales hasta el año 2030, con la mayor parte del dinero utilizado solo para mantener la infraestructura actual. "Sabemos que tenemos que ponernos serios para estar al día", dijo Dobrindt en febrero en una conferencia sobre infraestructuras en Berlín.
Encontrar el dinero para pagar por la mejora no ha resultado fácil. Con ganas de equilibrar el presupuesto, el gobierno de la canciller Angela Merkel ha mantenido un tope al gasto en infraestructura. Los peajes (que pagan los camiones para transitar por las autopistas de la Autobahn pero no los coches) para cubrir el mantenimiento -como ocurre en países vecinos como Austria, Francia o Suiza- son tan impopulares que la idea no se plantea siquiera desde las instituciones.
Pero la realidad es que Alemania se enfrenta a miles de millones de euros en el gasto no previsto para hacer frente a los millones de refugiados que llegaron el año pasado. El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble, anunciará este miércoles los presupuestos del próximo año.
Por lo tanto, es posible que Alemania tenga que reconsiderar la forma en que construye sus carreteras, de acuerdo con Wulf-Holger Arndt, investigador en el Instituto Alemán de Asuntos Urbanos. Las carreteras han sufrido debido a que no fueron diseñadas para soportar el peso de los vehículos comerciales grandes de hoy en día y el gobierno debe elaborar políticas que animen a las empresas a mover sus mercancías por tren, cree Arndt. "Un camión de 24 toneladas hace tanto daño a una carretera como 10.000 coches", asegura con rotundidad.
Un buen ejemplo de estos problemas lo representa el puente A1, cerca de Colonia. El colapso es tan extremo que las autoridades tienen que construir una vía nueva, que podría no ser terminada antes de una década. Los retrasos en la construcción ralentizarán, probablemente, el tráfico durante años en la región de Colonia, donde residen unos 3,5 millones de personas, afirma Ulrich Soénius, jefe adjunto de la cámara de comercio local. "El tráfico solo se incrementará, por lo que necesitamos más inversión para mantener nuestra economía en crecimiento", dice Soénius. "El problema estará con nosotros durante mucho tiempo".