55 años del Maserati Ghibli, uno de los deportivos más carismáticos de la historia
- El 3 de octubre de 1966 se presentó en el Salón de Turín un gran deportivo con un estilo discreto y poco ostentoso
- Un modelo que, lejos de "arrugarse", está más vivo que nunca con sus versiones de gasolina, diésel e híbridas
Carlos Cancela
Maserati celebra el 55º aniversario del legendario Ghibli, un espectacular deportivo biplaza con motor V8 que se presentó oficialmente el 3 de noviembre de 1966 con motivo del Salón del Automóvil de Turín. Un vehículo diseñado por Giorgetto Giugiaro, que suponía una nueva interpretación del concepto de automóvil gran turismo que se convirtió en uno de los pilares básicos de la historia de la marca italiana.
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Sin duda pocos coches representan de una manera más clara la filosofía de la marca italiana del tridente que este Ghibli, un vehículo del que se llegaron hacer 1200 unidades en los seis años que se mantuvo en producción. También se construyeron otras 128 unidades de la variante descapotable o Spider con la misma motorización V8 de 330 caballos.
Cuando se lanzó al mercado, en el año 1967, Maserati proponía con el Ghibli un modelo con una experiencia deportiva en su conducción, pero que al mismo tiempo no fuera ostentoso. Era, por decirlo de una manera más clara, un deportivo, muy deportivo, pero también muy discreto. El motor era de nuevo diseño pero basado en el reputado motor de ocho cilindros que se utilizó en el México. Ofrecía una potencia de 330 caballos en su versión original de 4,7 litros de cilindrada.
Para desarrollar este vehículo se contó con el diseñador Ghia, que más adelante tuvo el apoyo de Giorgetto Giugiaro en su equipo. Fue un diseño muy innovador, porque por primera vez un vehículo ofrecía una línea continuada a lo largo de todo el habitáculo y hasta la parte final del vehículo, sin volúmenes separados. Pese a que las líneas eran muy tensas, el genial Giugiaro consiguió que su estilo fuera poco rígido y también muy discreto.
Quizá la parte más llamativa del Ghibli original era su frontal, con esos faros retráctiles y con una parrilla muy estrecha, que ocupaba todo el frente del automóvil. En el centro se situaba el logotipo del tridente, pero más pequeño que en los otros modelos predecesores, sin duda en busca de esa discreción. En su vista lateral, tenía una esbelta línea con un capó alargado y bajo, un parabrisas muy inclinado y unas proporciones perfectas que no requerían ninguna decoración superflua. También destacaba por su pilar trasero triangular, que fue una de las características del diseño del Ghibli.
En el mercado desde 1967
El vehículo se presentó oficialmente en el salón de Turín el 3 de noviembre de 1966 pero la llegada de las primeras unidades al mercado no se produjo hasta mediados de 1967. Solo un año más tarde se rediseñó su interior y se ofreció por primera vez una transmisión automática de tres marchas. Desde 1969, la gama del Ghibli se amplió con la versión Spider, equipada con una capota rígida retráctil o con una de lona. Y un año más tarde llegó un nuevo motor, con más cilindrada, que ofrecía 10 caballos más que el modelo original, dando lugar al Ghibli SS.
En total, entre 1967 y 1972 se produjeron 128 unidades del Ghibli Spider y más de 1.200 de la versión cupé. La anécdota más divertida de este modelo es que una de las primeras unidades del Ghibli la compró Henry Ford, nieto del fundador de la marca del óvalo, que colocó el vehículo en el vestíbulo del centro de desarrollo de productos de Ford en Detroit como un ejemplo a seguir y una fuente de inspiración para sus ingenieros.
El Ghibli fue sin duda uno de los modelos clave de Maserati a lo largo de sus más de 100 años de historia. De hecho, casi 50 años después de su presentación oficial la denominación Ghibli tuvo su continuidad en un nuevo modelo, que actualmente se vende. Pero ya no es un deportivo de dos plazas, sino que en este caso es una berlina de cuatro puertas y cinco plazas, que como última novedad se ofrece con una variante híbrida. Y es que poco a poco los
grandes motores V8 de los años 60 dejan su lugar a versiones de motor más pequeño, de cuatro o seis cilindros, pero electrificados. Es la nueva deportividad.