El BMW i8 se despide con los deberes hechos
Jorge Arenas
Con la serie limitada Ultimate Sophisto Edition, el BMW i8 llega al final de su producción, tras más de un lustro a la cabeza de la tecnología de la marca.
Seis años después de su lanzamiento al mercado, el BMW i8 dice adiós. Su ciclo de vida no ha sido largo, pero ha sabido dejar una huella que perdurará en los libros de historia de la compañía alemana. No en vano, se ha convertido en el símbolo de una época, la del salto tecnológico, el puente entre los motores de combustión y los sistemas de impulsión alternativos. Y lo ha hecho de la mejora manera posible: llamando la atención con su diseño y su tecnología punta.
El BMW i8 tuvo la difícil tarea de abrir camino en el mercado de los híbridos enchufables. Fue él el elegido para sentar las bases dentro de la compañía, y las cifras le han acompañado. Ahora que se cierran las cadenas de producción, este BMW electrificado presume de un volumen total de ventas de 20.000 unidades.
Lo cierto es que cuando se presentó el concept en el Salón de Fráncfort de 2009 la idea no dejaba de parecer un tanto peculiar. La firma bávara ponía sobre la mesa un coche con diseño de súper deportivo (con detalles espectaculares como las puertas de ala de gaviota), sistema de impulsión híbrido enchufable, tracción total, un interior 2+2 y una orientación tan prestacional como eficiente. ¡Menuda mezcla!
El resultado fue sorprendente, porque cuando aquel coche llegó a producción, la clientela se topó con un vehículo tremendamente atractivo y futurista, tanto por dentro como por fuera, con prestaciones de deportivo y un sonido inexplicablemente agresivo de su pequeño motor de combustión; pero a la vez, este coche era capaz de no sonar nada, de homologar un consumo irrisorio y de convertirse en adalid de la máxima eficiencia.
Tremenda máquina se había sacado de la manga BMW. Un coche destinado a convertirse en punta de lanza de la tecnología de la marca, en objetivo demostrativo de lo que BMW era capaz de hacer en un momento en el que la mayoría de fabricantes apenas empezaban a dar sus primeros pasos en materia de hibridación. Y brilló. Y se vendió a pesar de que su precio estaba y está ligeramente por encima del de un Porsche 911.
El i8 fue el primer coche fabricado en serie con faros láser. También fue el modelo que estrenó la nueva generación de motores gasolina de 3 cilindros y 1.5 litros de cilindrada TwinPower Turbo. Y con el tiempo fue adoptando mejoras y cambios. La parte eléctrica de su sistema de impulsión elevó la potencia total del conjunto hasta los 374 CV, lo que le permite al i8 Coupé actual cubrir el 0 a 100 km/h en apenas 4,4 segundos. La versión Roadster se sumó a la gama para completarla y, de paso, hacerla más apetecible. Por cierto, que su capota se fabrica gracias un proceso de impresión en 3D muy innovador, que logra formas geométricas para determinadas piezas imposibles de conseguir con métodos de fundición tradicionales.
El BMW i8 ya superó el pasado diciembre la barrera de las 20.000 unidades fabricadas. Ahora se ultima la producción de una serie limitada a 200 ejemplares denominada Ultimate Sophisto Edition, que dará cerrojazo a este modelo que, a estas alturas, ya puede ser considerado un futuro clásico.