Coches
Nuevo Honda Jazz: espacio bien aprovechado
Jorge Arenas
Dicen en Honda que con el nuevo Jazz perseguían un claro objetivo: hacer el mejor automóvil del segmento B en términos de versatilidad, espacio y flexibilidad. La idea era crear un modelo de dimensiones muy contenidas (apenas 3,99 metros), pero capaz de ofrecer un mundo interior amplio, sin descuidar el diseño, la eficiencia y la calidad.
¿Lo habrán conseguido? Diferenciarse en esta categoría de coches que rozan los 4 metros de longitud es esencial. Si echamos un vistazo al panorama actual veremos que hay decenas de modelos. Empezando por los conocidos utilitarios y terminado por los SUV más recientes, el segmento B es un auténtico hervidero de opciones de todos los tipos y colores. Y entre tan variada oferta aparece el Honda Jazz, que representa un tipo de carrocería más bien poco explotada: la del monovolumen compacto.
Evidentemente, su punto fuerte es la habitabilidad. La ganancia de 95 mm de longitud y 30 mm de batalla frente a la generación anterior es la responsable de que el nuevo Honda Jazz haya ganado espacio para las rodillas, las piernas y los hombros, tanto en la fila delantera como en la trasera. Sin duda, se trata de uno de los coches por debajo de los 4 metros de largo más habitables del panorama actual.
No nos olvidemos de que esta es la longitud de un Opel Corsa, por poner un ejemplo. Por lo tanto, el Jazz se convierte directamente en una alternativa muy válida para quien busque un coche de tamaño nada aparatoso pero a la vez muy capaz. El maletero, por su parte, tiene un volumen de 354 litros, que pueden convertirse en 1.314 si se abaten los asientos.
Diseño diferenciador y un 'toque de magia'
Por cierto, hablando de asientos no podemos dejarnos en el tintero el famoso sistema Magic Seats. He aquí el máximo exponente de la versatilidad en el nuevo Jazz, que, con un simple y cómodo gesto, permite abatir de diferentes maneras las plazas traseras para optimizar el espacio y lograr una zona de carga realmente amplia cuando sea necesario. Lo más destacable es su capacidad para plegarse al más puro estilo butacas de cine, de manera que abre un gran hueco para transportar objetos voluminosos. Son detalles que marcan la distinción, ya que no hay un solo rival con unas cualidades prácticas similares.
En el apartado estético Honda ha decidido arriesgar con unas líneas exteriores muy japonesas e incluso algo atrevidas, que apuntan en la dirección de los nuevos diseños de la marca. El Jazz es un coche moderno, casi futurista, que llama la atención por su frontal en forma de ala y sus paragolpes de corte deportivo. Pero en el interior, como casi siempre sucede con los modelos de esta marca, está lo mejor.
Sofisticado pero sin florituras innecesarias, este coche tiene una presentación cuidada al detalle. Todo está en su sitio, bien ordenado y presenta un nivel de calidad percibida inusual en el segmento B. Si a esto le sumamos la amplitud de la que hablábamos unas líneas antes y otros detalles como los múltiples huecos portaobjetos que aparecen repartidos por el habitáculo, sólo podemos decir que en este apartado pocos competidores pueden hacerle sombra.
¿Un solo motor es suficiente?
El Jazz juega sus cartas a una sola apuesta: el 1.3 de gasolina (atmosférico) de 102 caballos, que promete eficiencia y prestaciones. ¿Lo cumple? Más o menos. No podemos responder con un rotundo sí porque el motor no es un tiro ni gasta como un mechero -está lejos de ambas cosas- pero lo que está claro es que esos poco más de 100 CV y 123 Nm cunden más de lo que parece y le dan un rodar muy agradable al Honda. El motor suena bien y responde con cierta dignidad a regímenes bajos y medios, mientras estira como un chicle y con cierta rabia cuando nos acercamos a la zona roja del cuentavueltas. Es, por decirlo de alguna manera, un motor como los de antaño, pero más refinado, con menores rozamientos y con una respuesta mejorada.
En cualquier caso, que nadie espere unas cifras de aceleración fulgurantes ni unos consumos especialmente contenidos, ya que los 4,6 l/ 100km que anuncia la marca (5,0 l/100 km si es con cambio manual) quedan lejos de la realidad. Visto lo cual, un motor más de apoyo en la gama sería genial. Nosotros apostaríamos por un diésel de similar potencia o, por qué no, por el más que probado 1.6 i-DTEC de 120 CV, que seguro le sentaría genial.
Con cambio automático y mucha seguridad
En cuanto a las transmisiones, hay dos disponibles: una manual de seis velocidades con un tacto que roza la perfección y una automática CVT que arroja luces y sombras. Las luces tienen que ver con su reducción de consumo frente a la manual y con la comodidad que supone prescindir del pedal del embrague; las sombras, con la merma de prestaciones, con el aumento de precio y con lo poco agradable que resulta a veces el resbalamiento del variador continuo, por mucho que en este caso cuente con marchas preseleccionadas que pretenden simular el funcionamiento de un cambio de varias velocidades. No hay duda: el manual gana la partida.
En materia de chasis, el nuevo Jazz se asienta sobre una carrocería más rígida y ofrece un tacto más dinámico gracias a ciertas modificaciones en la suspensión y a una dirección más rápida (con menos vueltas entre topes). Y si hablamos de seguridad, toda la gama monta de serie el sistema de frenado activo en ciudad, mientras los niveles de equipamiento superiores disfrutan del paquete avanzado de seguridad, que incluye: prevención de colisión frontal, aviso de cambio de carril, reconocimiento de señales de tráfico, limitador de velocidad inteligente y luces de carretera automáticas.
El nuevo Honda Jazz saldrá a la venta en septiembre con tres acabados:
Honda Jazz Trend: 15.900 euros
Honda Jazz Comfort: 16.900 euros
Honda Jazz Elegante: 18.500 euros
*El cambio automático CVT está disponible en los tres y supone un sobrecoste de 1.000 euros.
** El navegador está disponible en Confort y Elegante y su precio es de 600 euros.