MONTORO, SE EQUIVOCA
El Gobierno se equivoca completamente cuando presiona a los pequeños: ahorradores, empresarios y contribuyentes en general. Resulta muy fácil meter presión en esos pequeños rincones para intentar aflorar el dinero negro que no existe. Así, al parecer, las inspecciones de Hacienda y de Trabajo van a realizar una fuerte redada en los próximos meses para sacar algo de calderilla. Inquilinos que van en negro, empleadas de hogar y pequeñas deudas con Hacienda. Eso no es aflorar sumas importantes de dinero, o que se devuelvan esas grandes cantidades defraudadas. A eso no se atreven, esas Sicav, que conocen bien desde el Gobierno y con las que nadie se ha atrevido, ni los gobiernos más demagógicos recientes que hemos tenido. Sin embargo, esos céntimos de la multa de circulación no abonada, o esos pequeños alquileres en negro, o esas empleadas de hogar que prefieren estar como siempre han estado, con todos esos sí que se atreven y además, tras poner todo el aparato de la administración en marcha, lo ganan. Porque esa clase media no tiene a los grandes asesores fiscales y jurídicos de la gran empresa y no le queda más que resignarse con la presión gubernamental. Pero esa presión fiscal y jurídica nos convierte una vez más, tal y como se hizo en gobiernos socialistas, en un país en el que la seguridad fiscal y jurídica queda mal herida, con todas las consecuencias económicas que esto acarrea para el presente y para el futuro. Así, la demagogia ha vuelto al Gobierno y en lugar de preocuparse de ingresar en las arcas del Estado todo el dinero presuntamente defraudado por Bárcenas, se preocupa de ingresar el dinero de ese pequeño ahorrador que tiene un piso alquilado. Eso no tiene proporción, ni equidad.