Mejor la normalidad
Tiempos convulsos que afectan a toda la esfera humana. A las incertidumbres económicas se nos suman ahora las terroristas, que conviven muy mal las dos juntas. No pueden ni verse. Un nuevo tipo de terrorismo que no es fácil de atajar. Occidente no está preparado para hacerle frente. Se veía venir, no cabe duda. Pero se ha hecho muy poco por ponerle coto, porque los parámetros son muy distintos. Son seres que no conciben el diálogo, mientras que la vieja Europa lo tiene metido en su propio RNA y con esa diferencia tan abismal de pensamiento es muy difícil convivir. Solo resta esperar que la razón se imponga por encima de la fuerza y se logre superar una crisis que no beneficia a ninguna de las partes, porque la vida vale mucho, aunque no todos la conciban igual.