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Kiko Hernández rectifica: de hablar de sus hijas y exhibirlas a pedir respeto hacia ellas


    Silvia Armesto

    Kiko Hernández conoce muy bien los riesgos de la fama: especialista en airear los trapos sucios de otras celebridades desde programas como Sálvame, él casi siempre ha tratado de mantener su vida sentimental fuera del alcance la prensa.

    Sin embargo, hay una parte de su vida personal que sí ha comentado en revistas a las que ha concedido exclusivas, luego comentadas profusamente en los platós que frecuenta. Se trata de sus hijas, de quienes hablaba ya antes de que vinieran al mundo, y de las que ha hablado después en numerosas ocasiones, a menudo a cambio del pago de una exclusiva, un caché, de robados posados, bien contando algo en la cadena en la que colabora, o en la revista para la que trabaja desde hace una década. Al fin y al cabo, Kiko Hernández, como hacemos algunos, se gana la vida contando chismes.

    "La madre de mis hijas es guapísima", dijo desde una portada antes de que las bebés llegaran. "Vendo el chalé por mis hijas", afirmaba en la misma publicación en otra exclusiva. "Kiko Hernández nos presenta a Abril y Jimena", rezaba la portada del semanario en el que colabora Kiko cuando fue padre.

    Sería imposible glosar la cantidad de entrevistas y programas en los que el propio Kiko ha comentado detalles de sus pequeñas, a las que ha dejado que las fotografíen, no siempre pixeladas, al menos cuando había de por medio algún tipo de compensación material.

    Ahora, a sus 42 años, este gran hermano, que padeció en sus carnes más que nadie la mayor falta de intimidad a la que puede someterse una persona voluntariamente al recluirse en una casa con cámaras, ha recapacitado y madurado. Abril y Jimena van a cumplir dos años y medio y ve la situación de otra manera.

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    Lejos quedan sus escenas haciendo el amor con su compañera de concurso, Patricia Ledesma, bajo las sábanas públicas de la casa más vigilada de España, donde tener sexo a la vista de todo el país es solo un gaje más del oficio mejor pagado cuando se empieza en el mundo audiovisual: el de concursante de reality. Al fin y al cabo, aquel trago por el que pasó, a Kiko le ha servido para forjarse una carrera como experto en cotilleos, presentador, actor, bloguero y hasta periodista en semanarios como Qué Me Dices o Diez Minutos.

    Rectificar es de sabios y hay que alabar que Kiko asuma ahora como padre la responsabilidad de educar a sus pequeñas, que llegaron al mundo en Estados Unidos por gestación subrogada, como él mismo reiteró en distintos medios.

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    Kiko Hernández ha decidido ahora proteger a sus dos hijas menores de edad frente a intromisiones en su intimidad, su imagen personal y familiar y a su honor. Como recuerda el propio Kiko en un comunicado a través de su abogado, Tomás Ridruejo, "las dos hijas, menores de edad, tienen el mismo grado de protección que cualquier otro menor, independientemente que su padre sea una persona conocida en los medios, por su trayectoria profesional", dice el escrito remitido por el contertulio de Sálvame.

    Kiko avisa de que "no va a permitir ningún seguimiento ni acoso ni persecución de reporteros, fotógrafos o cámaras cuando esté acompañado de sus hijas", y recuerda que "es Doctrina del Tribunal Constitucional que siempre y, en todo caso, prima el interés de los menores sobre el derecho a la información".

    Kiko Hernández es buen conocedor de la ley. A menudo se ha enfrentado en los tribunales por distintos temas, bien contra otros famosos o personas que le demandaban a él, o viceversa, o medios de comunicación que habían publicado cosas que no le parecían bien. Incluso se ha enfrentado a temas penales por asuntos tan delicados como 'apropiación indebida", donde le pedían cárcel.

    Por tanto, es buen conocedor de la ley, pero además está bien asesorado. Hernández recuerda a través de su letrado que "el tratamiento informativo del menor debe inspirarse en el principio de protección reforzada de sus derechos a la intimidad y a la propia imagen".

    Kiko recuerda en su escrito que "la necesidad de velar por el desarrollo integral del menor hace que el ordenamiento jurídico le otorgue una protección de especial intensidad", y subraya que "su interés debe prevalecer por encima de cualquier otro, máxime si ese otro ni siquiera es el interés público, sino la curiosidad ajena, que se nutre a través de ciertos programas televisivos, entrevistas, artículos y reportajes, cuyo protagonista más directo es un menor de edad, que se ve obligado a sufrir las consecuencias de una invasión a su intimidad familiar con la única justificación de satisfacer tal curiosidad". Bien por Kiko Hernández.