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Destapamos el lado desconocido de Michael O'Leary, el polémico CEO de Ryanair con una fortuna de 800 millones de euros
Pilar Fernández
Empezó trabajando como contable de una pequeña compañía y ahora está a punto de convertirse en el mayor accionista de Ryanair, una de las aerolíneas más importantes de la última década. A sus 57 años, Michael O'Leary, el CEO de la empresa de vuelos low-cost, ha sido 'invitado' a abandonar su puesto y empezar a disfrutar de los 800 millones de euros que ha amasado en los últimos 24 años.
Nacido en una familia irlandesa acomodada, O'Leary se educó en Clongowes Wood, un colegio privado para élites y realizó estudios superiores en el Trinity College de Dublín, donde conoció al hijo del que después sería su jefe, Tony Ryan. Comenzó a trabajar como contable y va a retirarse como el responsable de haber creado una de las aerolíneas más lucrativas de la historia.
Casado y padre de familia, la verdadera de pasión de Michael O'Leary son los caballos. De hecho, posee sus propias cuadras en Gigginstown House Stud, cerca de la ciudad de Mullingar, en Irlanda, y ganó la copa del Gran National del 2016. Tiene una finca de 400 hectáreas donde desconecta de la presión y allí, acompañado por su mujer, Anita Farrell, y sus cuatro hijos (tres chicos y una niña, todos menores de 15 años) disfruta de la sencillez de pasear por el monte y recoger castañas para asarlas a fuego lento.
No es su único paraíso en la tierra. En julio de 2018 compró un palacete barroco en el centro de Palma de Mallorca. Con tres patios, un jardín con palmeras y varios salones, tiene 2.837 metros cuadrados útiles y estaba a la venta por 18 millones de euros, aunque según los medios baleares, O'Leary pagó mucho menos por él. En esta fecha, Forbes lo incluyó por vez primera en su lista de los más ricos del mundo, con un patrimonio estimado de 886 millones de euros que le sitúa en el puesto 1.999 de este ránking.
Su carácter discreto y reservado en la intimidad choca con su imagen pública. O'Leary se ha ahorrado una buena cantidad de dinero en publicidad para su compañía lanzando polémicas declaraciones que le situaban en el ojo del huracán. Por ejemplo, asegurando que los pilotos provocaban las turbulencias para aumentar el consumo de alcohol de los pasajeros, llamando a los ecologistas "atajo de gilipollas mentirosos" o diciendo que el resto de aerolíneas estaban dirigidas por "bobos pusilánimes".
Y no sólo sus palabras han levantado ampollas. O'Leary se disfrazó de Robin Hood, de torero, de Papá Noel y hasta de Papa, ofendiendo gravemente a la comunidad católica. Además, ha utilizado las imágenes de importantes personalidades, como Silvio Berlusconi o la reina Sofía, para publicitar la compañía a su costa y protagonizó un calendario con señoritas en bikini que reunió las firmas de miles de mujeres muy, muy enfadadas.
Las últimas han sido asegurar estar diseñando una línea "con putas y ron para gente de negocios" y justificar la cancelación de 2.000 vuelos de la compañía con un chistoso "se nos fueron de las manos las vacaciones de lo pilotos" que no hizo gracia a los millones de pasajeros que quedaron en tierra. Desde septiembre del año pasado, sindicatos de pilotos, accionistas y grupos inversores piden la cabeza del presidente y consejero delegado de Ryanair y parece que van a tenerla. Seguirá vinculado a la compañía hasta el 2024, pero ahora trabajará en estrategias de ampliación a largo plazo, y no diarias, por lo que su influencia sería mucho menor.
Eso sí, O'Leary mantiene su sueldo: el año pasado ganó 3,26 millones de euros, incluyendo al salario la prima por acciones (1,25 millones de euros) y el bono (950.000 euros). Este año es de 2,31 millones de euros como mínimo, ya que falta sumar el bono. Además, Ryanair le ha concedido opciones sobre 10 millones de acciones que puede ejercer a 11,12 euros si los ingresos netos anuales alcanzan los 2.000 millones o si la acción supera los 21 euros. Si las ejerce, la participación del CEO superaría el 5% y se convertiría en el mayor accionista de la empresa.