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Luis Alfonso de Borbón se consagra como defensor del franquismo en el 43 funeral por su bisabuelo


    Silvia Armesto

    Se leyó en la misa funeral el trozo del testamento de Francisco Franco en el que Carmen, su hija (fallecida el 29 de diciembre), pasó a máquina en secreto e hizo llegar a las manos oportunas para que Juan Carlos I reinara. Toda una pulla para la familia que ocupa la jefatura del Estado desde que murió el dictador. Unas mil quinientas personas abarrotaban la Iglesia de San Francisco de Borja, conocida como la de los Jesuitas, con motivo del funeral. Esta vez no ofició la misa ningún cardenal, como ocurriera hace un año en la misa por su hija, Carmen Franco. Rodrigo Menéndez fue el sacerdote que se encargó el servicio fúnebre.

    "No soy jesuita, ni mucho menos. Soy diocesano", decía el cura, como si ser jesuita fuera poco menos que un insulto. Resulta que jesuitas, la orden a la que pertenece el Papa Francisco, son para muchos el ala más progresista de la Iglesia Católica, comprometidos incluso muchos de ellos con la denominada Teología de la liberación, una línea de pensamiento muy alejada del franquismo.

    Los nietos del dictador cedieron el protagonismo a la tercera generación de la familia, los bisnietos, tal vez con la intención de rejuvenecer el franquismo y tratar de demostrar a los que no piensan como ellos que no muerden a nadie.

    Aunque se daba por hecho que sí asistiría Francis Franco, su hermano Jaime excusaba así su ausencia a Informalia: "Todos estamos luchando, y cada uno está donde debe estar. Precisamente esta tarde tenía una entrevista con la televisión francesa para hablar de la inhumación de mi abuelo. En cuanto a Mariola, pensaba venir pero ha tenido un problema", dijo el benjamín de Carmen Franco.

    Extrañó la ausencia de Carmen Martínez Bordiú, actual duquesa de Franco. Fuentes cercanas a la familia aseguran que se encontraba de viaje en Portugal, donde ha decidido instalarse definitivamente.

    Ocho de los 14 bisnietos del dictador escuchaban atentamente la homilía en la primera bancada: Los hijos de Rafael Ardid, Daniel Martínez Bordiú, Diego, Miriam, el propio hijo de Jaime; otros, como Álvaro Franco, prefirieron mezclarse entre el público. Se echó de menos a Letizia, la hija de Merry, que asistió el año pasado al funeral de su abuela. 

    Jaime, el único nieto allí presente, estuvo acompañado de su novia, Marta, situada a la derecha de Luis Alfonso de Borbón, quien, por la mañana, en otro funeral celebrado en el Valle de los Caídos, había hablado brevemente de la postura de la familia. Están en contra de la exhumación de su bisabuelo, como ha repetido en diversas ocasiones. Antes, desde su cuenta de Twitter, lanzó el siguiente mensaje: "Tus enemigos y unos traidores a la Patria no te olvidan, ni cesan de mencionarte. Otros muchos te seguimos recordando y rezando por ti. Te fuiste hace 43 años, pero estás más presente que nunca"

    El funeral en los Jesuitas había sido organizado por la familia del Caudillo y la Fundación Francisco Franco. Pocas caras conocidas: el teniente general Muñoz Grandes, el duque de Tobar, Francisco Serrano Suñer, hijo del que fuera ministro de Asuntos Exteriores del dictador, Tomás Terry, y un gran número de militares de alta graduación. Y por supuesto, los miembros de la Fundación Francisco Franco, cuyo presidente Juan Chicharro confesó que estaba muy satisfecho con la enorme afluencia de fieles que habían ido a rezar por el alma de Franco.

    Durante la Misa, un tenor, acompañado por un organista, interpretó el Ave María de Schubert y el Agnus Dei entre otros temas religiosos. Y antes de la comunión sonó el himno de España. Se leyó el Evangelio de San Lucas, el de Zaqueo, Y durante la misa el sacerdote alabó la figura de Franco como estadista y resaltó su condición de católico: "Era un hombre de misa diaria que rezaba el Rosario y comulgaba casi todos los días", recordó el oficiante.

    También se recitó un soneto de Manuel Machado y un fragmento del testamento del tirano. Aquel en el que Carmen, su hija (fallecida el 29 de diciembre), pasó a máquina en secreto e hizo llegar a las manos oportunas para que Juan Carlos I pudiera reinar.

    Se leyó también la parte en la que pedía "perdón a todos", como de corazón dijo que perdonaba a todos cuantos se declararon sus enemigos, sin que él los tuviera como tales. También se leyeron algunas de las palabras que pronunció en el funeral de 1975 el arzobispo Monseñor García Lahiguera. Hubo también un recuerdo para José Antonio Primo de Rivera y para Carmen Franco. A la salida se produjo un pequeño rifirrafe, casi una anécdota, comentó la policía, entre algunos asistentes a la misa que cantaban el Cara al Sol, un periodista de Telemadrid, y unas jóvenes con carteles en los que se podía leer: "Fascistas, fuera de nuestro barrio".