Actualidad

Naty Abascal en Barcelona: 5.000 euros, una noche en el Majestic y limusina

  • Un bolo para la marca Sweet Matitos

J. Moriarty

La presencia de la ex duquesa de feria en uno de los desfiles de la 080 de Barcelona puso algo de color en la fila de los invitados vip a la pasarela catalana, bastante deslucida de personajes en esta edición, tal vez por la situación política. A punto de cumplir 75 espléndidos años, Natividad Abascal y Romero-Toro, más conocida como Naty, ha bajado su cotización y el nivel de las marcas que representa. Tenemos los detalles de su bolo barcelonés.

La escasez de celebridades le vino bien a la actriz porno María Lapiedra, que en otras circunstancias no se habría comido una rosca y este martes se llevó más de una foto. Sólo una vez había estado Nati Abascal en los desfiles de Barcelona. Fue hace cuatro años y para apoyar a la firma Scalpers, de la que entonces era socio su hijo mayor Rafael Medina el actual duque de Feria.

La antigua modelo, estilista, icono de elegancia y personaje de moda no frecuenta las pasarelas nacionales como Cibeles o la 080, así como así. En Barcelona, Nati contaba que estaba allí por amor al arte, en concreto al arte de la firma Sweet Matitos, poco conocida fuera de Cataluña. Pero la verdad es que Nati negoció su presencia por tres horas en el desfile y el posado del photocall, por una cantidad en torno a 5.000 euros, una noche en el Majestic, hotel de 5 estrellas Gran Lujo, trasporte de un sitio a otro en limusina y clase business en el AVE.

Algunos se preguntan si este presunto descenso de nivel profesional de la ex duquesa de Feria se debe a que su colaboración en la revista Hola está en declive. Lo cierto es que el tándem, formado por Inés Domecq y Laura Vecino, la nuera de Nati casada con Rafael Medina Abascal, están haciendo muy lucidos reportajes en el semanario a jóvenes aristócratas y empresarias de la alta sociedad andaluza, impresionantes casas y palacios de grandes fortunas y entrevistas a celebridades que no dejan sitio para los repetidos y muy vistos reportajes de Nati a sus amigos Valentino, de 85 años, o Armani, que ya pasa de los 83 años.

Cuentan las malas lenguas que Nati llevaba en Barcelona cierto despiste, respecto a la marca de Matías Jaramillo y Tito Maristany, diseñadores de Sweet Matitos, a los que nunca antes había oído nombrar. Aseguran  que Nati comentó en voz alta que ella venía de la alta costura de París y mira tú dónde estaba metida en Barcelona. Como comparando a Dior con esa ropa con la que acababa de desfilar y que definen como el lujo asequible.

Lo peor es que eso lo dijo cerca de los propios diseñadores, sin darse cuenta de que eran ellos. ¿Gafe monumental? Bueno, si non é vero é ben trovato, que diría Valentino. En todo caso Nati siempre sale bien parada de sus incidentes. Y además tiene muy buena suerte con la prensa, donde nunca sacan a relucir los episodios más pintorescos de su animada biografía.

Como aquellas escenas de Nati, un poco más alegre de la cuenta, reproducidas en su día en el plató de Aquí hay tomate. O su aventura de una noche con Jimmy Giménez Arnau, contada con pelos y señales por el propio Jimmy. O el enfrentamiento no tan privado con Carmen Lomana, cuando las dos se disputaban hace unos años a un novio austriaco, divorciado de una conocida socialite marbellí, sin un duro él, pero un tipo con buena planta. O cuando la pillaron en topless con un afroamericano de buen ver, denunció a la revista, y el Tribunal Supremo dijo que el reportaje era de "interés público" porque consideraba que las fotografías de la viuda del Duque de Feria publicadas por la revista Qué me dices sin la parte superior del bikini, no constituían una "intromisión ilegítima". Abascal había pedido 300.000 euros de indemnización pero qué mejor honor que una sentencia tan hermosa: desde entonces su topless es de interés público.  Mundialmente conocido fue su atrevido posado para Playboy en 1971, que solo reproduciremos si lo pide la audiencia. 

Nati Abascal tiene suerte. Y hasta le pueden hacer un homenaje como gran dama de la moda. Eso reclama su hijo Luis Medina esta semana en Hola.