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El funeral de Carmen Franco no contó con la presencia de don Juan Carlos ni doña Sofía

  • Multitudinario adiós a la hija del dictador

Silvia Armesto

La locura de paparazzi y la multitid agolpada frente a la embajada norteamericana este jueves hizo pensar a más de uno que los eméritos, o al menos uno de ellos, o alguien de la Familia del Rey, se desplazarían hasta la madrileña Iglesia Parroquial de San Francisco de Borja (la de los Jesuitas), situada casi enfrente de la legación diplomática de Serrano, para dar el último adiós a la hija de Francisco Franco. Pero no fue así.

Tampoco estuvieron la infanta Elena ni las hermanas del Rey. En el templo, ocho sacerdotes concelebraron el funeral, que contó -eso sí- con numerosos familiares y amigos que sí quisieron despedir a la duquesa, fallecida el pasado 28 de diciembre a los 91 años. Los siete hijos de Carmen Franco y el marqués de Villaverde, así como sus nietos y demás familiares, ocuparon los primeros bancos durante el funeral. El cardenal Cañizares, arzobispo de Valencia, estuvo asistido en la ceremonia por el cardenal José Manuel Estepa, arzobispo emérito castrense; un sacerdote jesuita, dos de la Conferencia Episcopal, otros dos del Santo Sepulcro y, por supuesto, el abad y prior del valle de los Caídos. El próximo 25 de enero, el cardenal Carlos Amigo, arzobispo emérito de Sevilla oficiará las exequias en la sede del Santo Sepulcro. Las cenizas de Carmen Franco habían sido depositadas en la cripta de La Almudena, el 31 de diciembre, junto a los restos del que fuera su marido. 

Carmen Martínez-Bordiú (cuyo compiyogui no la acompañó este jueves) será con toda probabilidad, como primogénita, quien ostente la heredera del título de duquesa de Franco, título nobiliario con grandeza de España creado el 26 de noviembre de 1975 por el rey Juan Carlos I y otorgado a su madre, entonces marquesa consorte de Villaverde, en memoria de su padre.

Su hermano Francis Franco seguirá siendo marqués de Villaverde, título heredado a la muerte de su padre, cuando la ley aún daba preferencia al varón sobre la mujer, aunque fuera primogénita, la misma que convirtió en heredero del Trono a Felipe de Borbón por encima de sus hermanas mayores, Elena y Cristina. Parece ser que no habrá un intercambio de títulos entre los Francis y Carmen, como se había comentado en ciertos medios.

Los Franco no pudieron recibir, al menos personalmente, el pésame de doña Sofía, quien sentía un gran afecto hacia la finada (como ha confesado la madre del jefe del Estado en ocasiones), ni de don Juan Carlos, quien fue criado, en cierta medida, bajo la tutela del dictador y de su mujer, Carmen Polo. Pero la familia sí contó con una nutrida asistencia de personas que formaron cola para dar muestra de su aprecio y respeto por Carmen Franco.

Carmen acudió acompañada de su hija Cynthia Rossi, fruto de su segundo matrimonio. Uno de los primeros en llegar fue su otro hijo, Alfonso de Borbón. Con él estaban su esposa, la venezolana Margarita Vargas, y la mayor de sus tres niños, Eugenia, de 10 años. Poco después llegaban la modelo Jose Toledo, separada de Cristóbal Martínez-Bordiú y Jaime Martínez-Bordiú, con Marta Fernández. 

Entre los asistentes estuvieron Mario Conde, Emilio y Santiago de Ybarra, María Dolores Bermúdez de Castro, duquesa de Montealegre; Elena Kirby de Bagration, la marquesa de Taurisano, la baronesa de Alacuas, la marquesa de la Vega de Anzo, los duques de Plasencia y Aurora Barroso. De la familia del Rey acudió María Zurita y allí coincidió con Jaime de Marichalar, junto a Marisa de Borbón; los duques de Terranova, los duques de Alburquerque, Tessa de Baviera, Pilar Medina Sidonia, Paloma Segrelles, Paloma Cuevas, Beatriz de Orleáns o Teñu de Hohenlohe, duquesa de Arión, y los Trapote. Por cierto, también apareció Leticia Sabater. 

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