Isabel Sartorius y César Alierta, una relación que languidece
J. Moriarty
El pasado 9 de noviembre una Isabel Sartorius resplandeciente a sus 52 años, amplia sonrisa, peinada con un recogido muy elegante, cazadora metalizada, falda negra corta y un discreto y luminoso maquillaje, acudía en Madrid en compañía del ex presidente de Telefónica, César Alierta, de 72 años, al concierto en honor de Cecilia, la cantautora fallecida hace 40 años en un accidente de coche.
Algunos asistentes a la velada contaron después que Isabel y Alierta siguieron con entusiasmo las canciones en homenaje a Cecilia y hasta que se movían al ritmo de la música. Ambos mostraban en público su complicidad y algo más. Aquella salida nada tenía que ver con el trabajo de cooperante que desempeña Sartorius desde hace ocho meses en la fundación de Telefónica, presidida por su amigo César Alierta.
Ahí nació su relación profesional, que derivó después en algo más personal y probablemente sentimental. Así recogía la revista Hola las primeras palabras de Isabel sobre César Alierta: "Es un hombre extraordinario. Y sí, es verdad, nos estamos conociendo".
Sin embargo, personas que conocen bien a Sartorius comentan estos días que la relación languidece. "Ella tenía mucha ilusión pero no hay nada serio entre ellos. Puede que todavía los veas un día cenando o en un concierto, pero no pasará de ahí". Parece que el ex presidente de Teléfonica, un empresario que hizo historia en la compañía española de telecomunicaciones, con una gran fortuna, viudo y siempre con el recuerdo de la que fue su esposa, con la que estuvo 50 años hasta el día de su muerte, no quiere o teme un compromiso al que ni su hermano ni sus sobrinos animan en absoluto. Lo que se anunciaba como el romance del año puede acabar incluso antes de haber empezado.