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La alpinista Edurne Pasaban rescata los episodios más trágicos de su vida: del intento de suicidio a la violación


    Informalia

    La deportista se ha sincerado en una entrevista y ha rememorado algunos de los peores momentos de su vida para demostrar que es toda una campeona dentro y fuera de la montaña: "La depresión estuvo a punto de quitarme la vida dos veces".

    Emocionada pero más fuerte y valiente que nunca. Así se mostró este domingo Edurne Pasaban durante una charla en el chester de Risto Mejide. Allí, entre lágrimas, rescató uno de los episodios más angustiosos de su vida: "Yo he visto la muerte más cerca aquí que en las montañas. La depresión estuvo a punto de quitarme la vida dos veces. Pasé de jugarme la vida escalando montañas a un hospital psiquiátrico. El psiquiatra no entendía que una persona fuera capaz de subir allá arriba pero no de vivir aquí abajo", confesó la alpinista. "Con 32 años tenía amigas que ya estaban casadas y con hijos. Seguían los roles marcados pero yo estaba volcada en mi carrera y eso me destrozaba".

    Dos intentos de suicidio de los que Pasaban ha hablado este domingo por primera vez en televisión pero que ya había hecho públicos en sus memorias, Catorce veces ochomil, publicadas en 2011. En ellas relataba con detalle cómo fue el momento en el que había querido terminar con todo en el año 2006 tras sufrir un desengaño amoroso: "Tras pasar un mes en un hospital psiquiátrico, un día caí en lo más profundo del pozo. Un día me sentí sola, tan desgraciada, me desgarraba una desesperación tan intensa que quise terminar con todo. Cogí los frascos de antidepresivos, volqué en el hueco de mi mano la máxima cantidad que pude y me los tragué, mientras, de la manera más torpe posible, intentaba cortarme las venas de la mano izquierda. Y acto seguido, muy rápidamente, antes de que las pastillas me hicieran efecto (puesto que mi muñeca apenas sangraba) tuve tanto miedo que llamé de inmediato al teléfono de urgencias. (…) Y ya no recuerdo nada más, sólo que me desperté en la cama del hospital", escribió entonces.

    A sus 44 años, Pasaban ya ha demostrado que es toda una superviviente dentro y fuera de la montaña, donde también ha vivido capítulos escalofriantes: "Estaba llamando a casa y a punto de comunicar con mis padres en Chilás, un pueblo perdido en mitad de Pakistán, en una región controlada por los talibanes. De repente, oigo un ruido y veo que el propietario del hotel aparecía por la puerta de la azotea y la cerraba tras de sí. No entendí bien lo que hacía hasta que se me acercó y comenzó a tocarme (…) Empecé a pegar manotazos y patadas, pero aquel canalla no desistía, y entonces comencé a gritar con todas mis fuerzas. Por suerte mis compañeros de expedición me oyeron y no tardaron ni un minuto en subir. Y no le pegaron una paliza porque al fin y al cabo somos más civilizados", relató en sus memorias.

    Afortunadamente, todo eso quedó atrás. Hace un año que Edurne cumplió uno de los sueños de su vida: convertirse en madre. En el mes de mayo dio a luz a su hijo Max, gracias a que había congelado sus óvulos unos años antes y a largos tratamientos de fertilidad que no siempre tuvieron un final feliz. Ahora disfruta de la maternidad junto al padre de su niño, Carlos Correia, un portugués afincado desde hace muchos años en los Pirineos, donde tiene una empresa propia con la que organiza excursiones con motos de nieve y trineos tirados por perros.