Carla Pereyra contesta sin pelos en la lengua a quienes les señalan a ella y a Simeone como unos vigoréxicos
Silvia Armesto
Recientemente nos hacíamos eco en Informalia de la preocupación que en Argentina ha desatado entre muchos de los seguidores de Carla Pereyra su delgadez, habida cuenta del escaso tiempo que ha transcurrido desde que Francesca, su mayor tesoro, vino al mundo. El entrenador del Atlético de Madrid, al que algunos consideran casi un tirano con las grasas propias y ajenas (sobre todo las de sus jugadores), tiene cuerpo de atleta, pese a no estar en activo, y podría haber contagiado a su mujer esa forma de entender la disciplina alimenticia y el rigor en la forma física.
Carla es capaz de someterse mañanas enteras a las más duras exigencias del gimnasio, animada supuestamente por su pareja. Las malas lenguas se han apresurado a repetir que tanto ejercicio no sería bueno para una mujer que, según cuentan, pesa 51 kilos y mide un metro y ochenta y cuatro centímetros de estatura.
En un acto celebrado estas semana, los Prix de la Moda Marie Claire, contestaba así a los que pudieran culpara a Diego de su delgadez: "Que le echen la culpa a la felicidad que tengo, a que estoy mejor, a que me siento más sana, más fuerte, más guapa. Me siento muchísimo mejor".
¿Eres vigoréxica o el vigoréxico es él?
En absoluto. La gente que me rodea cuando me ve comer se asombra de todo lo que como. Como muy bien.
Pero impacta lo poco que tardaste en adelgazar tras ser madre.
Me parece que ha pasado muchísimo tiempo desde que di a luz. Hago deporte, como de forma sana. Eso es fundamental, y estoy bien, me siento bien conmigo misma. Es cierto que criar a una hija absorbe mucha energía, y además yo le estuve dando el pecho durante casi diez meses. Es mucho tiempo. Eso a cualquier madre le consume.
¿Pero te pusiste a dieta para adelgazar?
No, solamente sigo mejores hábitos, duermo mejor, como más sano, y hago más deporte. Esto no es de ahora, es de hace cuatro o cinco años.
Hay gente que no está tanto tiempo dando el pecho.
Tenía mucha leche y podía hacerlo, pero llegó un momento en el que ya era absurdo. Se la quité porque está tan grande que ya no le alimentaba, se comía ya casi un filete.
¿Cómo es Francesca?
Una joya de niña. Es guapísima. Una preciosidad. Está muy empadrada. Estoy algo celosa porque ha aprendido a decir papá mucho antes que mamá.
¿Vais a darle un hermanito?
Yo estoy bien como estoy ahora, dedicándome a mi trabajo, estamos bien con una niña por ahora. Diego ya tiene cuatro, él no es que esté por el tema.
¿Y la boda cuando llegará?
Todo el mundo me quiere casar. De momento estamos bien así. Somos muy felices.
¿Qué es lo que más te gusta de tu Diego?
Lo buen padre que es. Es un hombre magnífico y tiene muchísimas virtudes. Sería incapaz de enumerarlas todas.