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Tamara Falcó Preysler cita en el Teatro Real a sus 'cuatro padres'


    Silvia Armesto

    Se supone que lo más importante del evento en el 20º aniversario de la reapertura del Teatro Real fue la representación de la versión de concierto de La Favorite, de Gaetano Donizetti. Era un acertado auto-homenaje de la institución, que fue inaugurada un 19 de noviembre de 1850 con el mismo cartel. Pero nos vamos con la música a otra parte para fijarnos en los detalles escabrosos de la noche.

    Para empezar, Tamara recibió por adelantado el mejor regalo de su 36 cumpleaños: ver juntos a sus padres, pero no revueltos: juntos en el mismo recinto pero, eso sí, con sus respectivas parejas. Podían haber saltado chispas en el vestíbulo del coliseo de la lírica pero en lugar de chispas, desplantes o malos modos, sólo hubo cortesía, buenas maneras y un dominio absoluto de la escena porque Carlos Falcó, Esther Doña, Tamara Falcó, Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa no son Mila Ximenez o Belén Esteban ni el Teatro Real es el plató de Sálvame. Hace 30 años fue Isabel quien ostentó el título que ahora viste a Esther Doña. La futura señora del marqués de Vargas Llosa tuvo ocasión de saludar a su ex, el Marqués de Griñón y a su cuarta esposa. No es la primera vez que el Grande de España coincide con su ex y Mario Vargas Llosa, a quien califica de amigo suyo.Tal vez se saludaron pero no los vimos hacerlo. Ni Tamara y su padre oi a Esther. Lo que sí vimos fue que la marquesa de Griñón quería dejar claro que ella tiene edad para enseñar espalda. 

    La procesión iba por dentro en la coincidencia del marqués de Griñón y su cuarta esposa, Esther Doña, deslumbrante con su modelo sirena de Rosa Clará, con Isabel Preysler, Mario Vargas Llosa y Tamara Falcó, muy guapa con su modelo de encaje de Tot-Hom. Tamara Falcó posó en el photocall del Real del brazo de Vargas Llosa, mientras del otro brazo, se agarraba Isabel su madre. Todo un detalle para marcar distancias y recordar cara al público, y nunca mejor dicho, que Tamara bendice la relación de su madre con el autor de La ciudad y los perros pero no quiso asistir a la fiesta nupcial de su padre "por razones personales", dijo, como tampoco fueron los otros hijos mayores del marqués, que no aprueban su cuarto matrimonio.

    Por cierto que que también estaba por allí Sandra Falcó Girod, otra hija del primer matrimonio de Falcó, mucho mayor que su 'madrastra' y mano derecha de su padre en los negocios de la marca de aceite familiar. Sandra repitió la letanía que recitan los hijos de Carlos cuando les preguntan por el matrimonio de su padre: "Si es feliz, nosotros encantados. Tiene una vitalidad enorme, nos alegramos de que esté tan bien". Pero al acabar la función, Falcó y Esther Doña se fueron corriendo, como si la alta sociedad les diera la espalda, mientras Vargas Llosa, Isabel y Tamara  saludaban a todo el mundo, a su mundo, al que pertenecen desde que nacieron.

    El color estrella de la noche fue el negro pero Isabel Preysler, su querida Tamara Falcó, la ex ministra de Cultura socialista Carmen Alborch o Ana Botella, la ex alcaldesa de Madrid quisieron arriesgar, con desigual fortuna, por cierto. Cada cual puede juzgar, que para eso fotografiamos a los protagonistas de la noche.

    Otros ilustres asistentes que subieron el volumen de brillo del acontecimiento social de la semana fueron la ciudadana en el consistorio capitalino Begoña Villacís, la novia del magnate Elías Sacal, Mar Flores, la presentadora Anne Igartiburu y su marido, el director de orquesta Pablo Heras-Casado, la ex modelo y estilista Nati Abascal, espectacular a sus 75 años, de encaje negro de Valentino, la princesa viuda, Miriam de Ungría; la relaciones públicas Marisa de Borbón, Blanca Suelves y su marido, Johanes Osorio, duques de Alburquerque, o la periodista Marta Robles, con un escote que llamó la atención, si nos atenemos a las indisimuladas miradas de algunos caballeros.

    Aparte de la citada Carmen Alboch, vimos a ex ministras como Carmen Calvo, Elena Salgado o Pilar del Castillo. Tampoco se perdió la función el ex ministro de Cultura y escritor César Antonio Molina. El concierto también supuso la reaparición en Madrid del controvertido ex ministro Ignacio Wert, llegado de su paraíso parisino. El responsable de la penúltima Ley de Educación estuvo acompañado de Montserrat Gomendio.

    La nómina de políticos se redujo notablemente respecto de lo que estaba previsto: esperábamos por ejemplo a la presidenta del Congreso, Ana Pastor, a la ministra de Defensa, Maria Dolores de Cospedal, al de Exteriores, Alfonso Dastis, al de Energía, Álvaro Nadal o al de Justicia, Rafael Catalá. Pero salvo Íñigo Méndez de Vigo, el titular de Cultura, que lógicamente no faltó, la vicepresidenta castigó a todos sin salir por culpa de la decisión judicial de enviar a la cárcel al ex vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, y a siete exconsejeros por rebelión. Por cierto, Puigdemont y su mujer tampoco aparecieron por el teatro.