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Mónica Pont cuenta su calvario como víctima de acoso: "Si me dejas, mañana mismo te quedas sin papel", le amenazó un productor
Martín Alegre
Después de las denuncias por acoso contra Harvey Weinstein, el más poderoso de los productores de Hollywood, otras actrices, incluso actores de todo el mundo, rompen su silencio y empiezan a desvelar sus propias experiencias sobre el chantaje sexual que sufrieron a cambio de trabajo. En España también ha habido situaciones vergonzantes de acoso y humillación.
La actriz catalana Mónica Pont (46) las sufrió en sus propias carnes. Recién llegada a Madrid de su Barcelona natal en los años 90, con estudios de arte dramático, muchas ilusiones y una belleza distinta, se presentó a un casting para una serie de televisión y fue elegida porque daba el perfil y porque los que la examinaban consideraron que era perfecta para la serie.
Y así fue. Empezó el rodaje, todo iba bien y con eso del roce y del trato, tuvo un flirteo y algo más con uno de los hombres importantes de la serie, recién separado. Pero la relación decayó y la actriz quiso acabarla. Pont cuenta que un día el personaje, que todavía vive y colea, entró en el camerino y le dijo: "Hija de puta, si me dejas, mañana mismo te quedas sin papel".
Mónica se echó a llorar y otro actor, Juan Luis Galiardo (fallecido en 2012), que estaba presente, y le tenía afecto y, "como era muy buena gente, me tranquilizó y me dijo que no era la única que padecía esa humillación, y que conocía muchas historias semejantes", recuerda.
Otra de las lamentables experiencias que Mónica relata fue la que padeció con un importante productor. Tenía que firmar con él un contrato para protagonizar una serie, cuyo papel también le habían dado después de pasar un casting. El señor X la citó en su despacho, tarde, sobre las ocho. Cuenta Mónica Pont que "estaba oscuro, iluminado sólo por una lucecita dirigida a mi cara, mientras él permanecía en la oscuridad", explica. Así recuerda la conversación: "Bueno, me alegro que trabajes conmigo, el casting te ha salido perfecto, pero para firmar el contrato me tienes que dar algo a cambio, tú eres muy lista y ya sabes de qué va esto", le dijo el productor, según relata la actriz.
Mónica no firmó, se fue llorando y desde su casa llamó a Luis María Anson, a la sazón director de ABC, reputado periodista, con mucho poder entonces, "y gran persona", matiza Mónica. Él ayudó a la actriz desde sus comienzos y le dio buenos consejos. Mónica dice que para ella fue el padre que nunca tuvo. Anson llamó al orden al señor X y Mónica hizo la serie sin tener que pagar ningún peaje repugnante.
Lo mismo le ocurrió con otro realizador, ya desaparecido, que también le dio cita en su despacho, a las nueve de la noche, para cerrar su participación en otra serie: "El contrato lo firmamos en tu casa y me invitas a cenar", cuenta que le dijo este director y productor. La actriz se fue sin firmar y con el ánimo por los suelos, harta como para dejar la profesión por la que había llegado a Madrid dispuesta a toda clase de sacrificios profesionales, pero no a plegarse a los chantajes sexuales de los acosadores sin escrúpulos. Fue de nuevo Luis María Anson quien llamó a ese señor para hacerle ver de que su actitud era inaceptable y convencerle de que Mónica trabajara en la serie sin coacciones. Al habla con Luis María Anson, le explicamos por teléfono el relato de Mónica Pont. El periodista y académico no solo recordaba "perfectamente" lo sucedido, con nombres y apellidos, sino que contestó a la llamada de este periódico diciendo que ratificaba la versión de la catalana: "Fue exactamente como ella lo cuenta. Pero Todo se arregló finalmente y Mónica hizo su trabajo sin mayores problemas", aseguró a Informalia el periodista y académico con gran amabilidad.