El duque de Alba dio plantón a los marqueses de Griñón
Sara Tejada
Siguen los ecos y comentarios de la fiesta nupcial de Carlos Falcó y Esther Doña, guionizada para la exclusiva que vendieron los recién casados a su revista favorita. Algunos de los invitados importantes no salieron en la foto porque ni son habituales de la prensa del corazón ni quieren aparecer nunca en sus páginas si se enteran que alguien está cobrando gracias a la importancia de sus apellidos, títulos nobiliarios o parentesco con los anfitriones.
La presencia de Tamara, Manolo y Sandra Falcó habría dado más categoría al reportaje, pero los hijos del aristócrata se negaron a participar en una fiesta comercial. Ése debió ser el caso también de Carlos Fitz-James Stuart, duque de Alba, invitado a la fiesta del palacio de El Rincón. Cuentan en la Casa de Alba que el primogénito de Cayetana se cayó de la lista al conocer que podría hacerse publicidad a su costa.
Se dice que el rey Juan Carlos, amigo de juventud de Carlos Falcó, también estaba invitado, y dado que últimamente el monarca toma paellas con Arévalo y se hace selfies con los camareros de su ruta gastronomía, podría haber ido a la fiesta. Pero ese fin de semana navegaba en Sanxenxo y encima ganó un trofeo.
Sí estaba en cambio, aunque no en las fotos, su primo segundo, Francisco de Borbón, duque de Sevilla, el padre de Olivia, la guapa pelirroja que fue novia de Sebastián Palomo Danko y ahora está felizmente casada con Julián Porras, con el que vive en Marbella.
El jueves de la próxima semana, Carlos Falcó, marqués de Griñón y Grande España, se estrenará en el photocall de Rosa Clará, que abre boutique de novias en Santander. A sus 81 años irá como acompañante de su flamante esposa, de 39. Esther es la imagen publicitaria de la firma de novias y el marqués, el rentable efecto colateral del contrato.