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Miriam Sánchez se apunta en un curso para trabajar con cadáveres en tanatorios y funerarias

  • La ex de Pipi Estrada quiere dar un giro a su vida

J. Moriarty

Ignoramos si Miriam Sánchez es una de las fans de A dos metros bajo tierra, la mítica serie de HBO (Juego de Tronos, Los Soprano) que narra la vida cotidiana de una familia que posee una funeraria en Los Ángeles. Pero sí sabemos que actualmente la ex de Pipi Estrada se prepara para ocuparse de que los cadáveres en los tanatorios presenten la estética posible. Pero veamos cómo la que fuera actriz porno bajo el nombre de Lucía Lapiedra ha llegado a esto.

No se puede decir que a sus 36 años Miriam Sánchez haya tenido una vida convencional. De la enseñanza religiosa en colegios como Corazón de María o Mater Inmaculata, incluido un intento de estudiar Ingeniería Informática en la Universidad Pontificia de Salamanca, pasó a convertirse en una de las actrices porno más famosas de España con el nombre artístico de Lucía Lapiedra.

A principios de 2005 comenzó a aparecer en el programa Crónicas marcianas (Telecinco), donde se desnudaba en las calles de Barcelona para ver la reacción de la gente. Su popularidad subió como la espuma cuando trabajaba para Javier Sardá y hasta hizo una aparición en Torrente 3. Posteriormente y después de varios programas y multitud de bolos en discotecas llegó su relación sentimental con el periodista deportivo Pipi Estrada, ex de Terelu Campos, y se olvidó de su carrera como pornostar, aparte de abandonar el nombre de Lucía Lapiedra para retomar el suyo.

Acusó al productor Ramiro Lapiedra de malos tratos (él lo negó), superó su adicción a la cocaína, de la que afirmó haberse recuperado completamente y el 11 de julio de 2007 cambió su vida para siempre: nació su hija Miriam. Tenía 26 años. Más tarde y después de muchos platós, colaboraciones en películas y demás trabajos mediáticos llegaría su participación en Supervivientes. Durante su estancia en el concurso Pipi Estrada le pidió matrimonio en directo durante una transmisión entre España y Honduras.

El 27 de marzo de 2008 el concurso finalizó y Miriam Sánchez fue la ganadora al ser la participante más votada por la audiencia: ganó 200.000 €. Después comenzó a trabajar como asesora del amor en el programa Mujeres y hombres y viceversa (Telecinco) junto a su pareja, Pipi.

Confirmó su ruptura con él en televisión hace cuatro años y hasta hace poco vivía una relación con Cristo Vivanco, bailarín del grupo Los Vivancos, un romance que al parecer se tambalea entre otras razones porque Vivanco se traslada a vivir a Andorra.

Una de las últimas razones por las que Miriam saltó a los titulares fue cuando a principios de este año vendió sus implantes mamarios a través de Twitter, al parecer por problemas de salud y para romper definitivamente con su pasado en el cine erótico.

Pero ahora hemos sabido que Miriam, ex Lucía Lapiedra, ha dado un nuevo giro a su vida. A falta de confirmar que mantiene o no su relación amorosa, y después de quitarse el pecho, la actriz y tertuliana se ha cambiado de imagen, no quiere que la conozcan, se ha cortado el pelo y ha cambiado de imagen. Pretende alejarse de la televisión como en su día decidió romper con su pasado porno. Pero lo sorprendente es la forma como quiere ganarse la vida a partir de ahora.

Según ha podido saber Informalia, Miriam se ha apuntado en un curso para trabajar en funerarias o tanatorios, en salas especializadas para este tipo de prácticas, y cuya función más básica es la estética y conservación de muertos (cadáveres).

Para formarse en la tanatoestética y tanatopraxia y convertirse en profesionales del sector hay que estudiar materias específicas que se imparten en centros especializados. Normalmente estos cursos incluyen prácticas presenciales en tanatorios. Son indispensables nociones básicas sobre cosmetología para maquillar a una persona fallecida, teniendo en cuenta las circunstancias de la muerte y empleando las técnicas de maquillaje, limpieza, embalsamamiento, restauración, reconstrucción y conservación más adecuadas.

El tanatopractor tiene como misión presentar al fallecido ante los familiares con la mejor apariencia estética posible, y para ello es necesario conocer desde los diferentes ritos religiosos en cada caso a anatomía humana.

Las asignaturas que Miriam debe conocer si quiere ganarse la vida como los protagonistas de A dos metros bajo tierras son Historia de la tanatoestética,

Anatomía y fisiología humana, Microbiología y parasitología aplicada a la conservación y embalsamamiento, Prevención de transmisión de enfermedades en la conservación de cadáveres, Bases de la medicina legal y forense aplicadas a la tanatoestética y tanatopraxia, Instrumental y equipamiento de tanatopraxia: materiales y productos, Gestión de residuos aplicados a la tanatopraxia, Legislación y reglamentación,

Deontología y ética profesional, Restauración y reconstrucción de lesiones en el cadáver, Presentación y exposición de un cuerpo fallecido, Extracción de tejidos para análisis de ADN.

Las fuentes consultadas no obstante, recuerdan que es muy importante para desarrollar una carrera profesional en este sector, además de la preparación teórico-práctica, tener vocación y no ser reticente a trabajar día a día con difuntos, evitando que un trabajo tan delicado pero a la vez gratificante suponga una experiencia traumática para la persona que lo ejerce.

Miriam busca una salida laboral que le permita alejarse de los focos y al parecer, ocuparse de los cadáveres es una de las profesiones en auge con mayores salidas laborales. El sueldo de un tanatopractor depende sobre todo del volumen de trabajo. Pero lo cierto es que el salario de los profesionales tanatoestéticos y tanatopractores que trabajan en el sector funerario ronda los 1.700 euros al mes.

Tal y como comenta uno de los más reconocidos profesionales en la materia, se trata de un trabajo fijo y que no corre peligro ni le afectan los vaivenes de la industria y el mercado laboral.

De momento, Miriam está estudiando para convertirse en una profesional acreditada para trabajar en tanatorios y funerarias y poder ejercer el muy noble y necesario trabajo de presentar al difunto ante los familiares lo mejor posible en unos momentos siempre muy dolorosos. No sabemos si llegará a practicar sus conocimientos pero de momento nos ha dejado muertos.