El gran drama familiar de las Azúcar Moreno
Informalia
A sus 35 años, Boby, hijo de la fallecida Aurelia, a su vez hermana mayor de las Azúcar Moreno, ha recuperado a su verdadera familia: los Salazar. Tras ser dado en adopción hace 33 años, el joven, que tiene una discapacidad intelectual del 65%, ha sido acogido por su tía Toñi y su hermana Encarni después de que sus padres adoptivos le hayan echado de casa.
Boby, que en realidad se llama Enrique, no ha tenido una vida fácil. Cuando nació, su madre Aurelia, le dio en adopción: "Tenía una vida muy desordenada. Mi hermana entró en un pozo del que no pudo salir. Toda la vida nos hemos acordado de él", justifica Toñi en la revista Lecturas.
Con sus padres adoptivos y una vez comenzó el colegio, comenzó el calvario de Enrique: "Los problemas comenzaron cuando fui al colegio. No me aceptaban cómo era cuando les decía el profesor que no me enteraba y que tenía un nivel más bajo que los demás", rememora el joven, que creció entre insultos y humillaciones: "Me llevaron al médico y le dijeron a mi padre que tenía falta de comprensión. Mi padre empezó a ser más tirante conmigo. Me daba más caña y si me entraba la risa tonta cuando me regañaba él se cabreaba mucho", cuenta.
Su padre adoptivo era el más duro con él: "Mi madre le decía a mi padre 'no está así porque él quiere' y él respondía 'es que es un tonto de baba'. Me sentí humillado. Solo encontraba paz cuando estaba en las clases de apoyo con chicos de su misma discapacidad. Mi padre me decía que me llevaban al colegio con los tontitos", ha recordado el sobrino de Toñi.
En un intento por contentar a su padre, Boby se puso a trabajar en una empresa de aires acondicionados, no obstante, no duró mucho allí: "El dueño le dijo que no podía trabajar allí. Mi padre me regañó mucho, me insultaba, se burlaba de mí y lo pasé muy mal. Cuando me echaron de la cuarta fontanería me dijo que no volviera a casa hasta que no consiguiera trabajo". Aquella misma noche durmió en la playa.
Tiempo después, Enrique se echó novia: "Conocí a Carmen María, mi novia, y mi madre me dijo 'márchate de aquí, haz tu vida'", relata. Él entonces se fue a vivir a casa de sus suegros, sin embargo, su romance terminó por romperse. Tras la ruptura, pasó seis meses con su abuela, hasta que murió: "Ella era la única que me quería. Al morir mis padres, me dieron los papeles de adopción para que buscara mis orígenes y mis padres adoptivos me ordenaron que me quitase el apellido", asegura.
Toñi, en este punto, interrumpe el relato de Boby: "Hablemos claro, te dijeron: 'Te vas con los putos gitanos'. Además de crueles son unos racistas". Su desesperación le llevó a refugiarse en el alcohol, hasta que encontró a su familia biológica en Vallecas. Y cambió su vida: "Ahora me siento arropado", dice consciente de que su historia tiene un final feliz.