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Más madera, esto es la guerra: el camarote sexual de Groucho Marx (y 2 huevos duros)
- 40 aniversario de su muerte
J. Moriarty
Sus ocurrencias y memes inundan las redes sociales como si hubieran sido escritas hoy, a menudo sin que se le atribuyan. El inventor de los zascas, que falleció décadas antes de que Twitter existiera, se reía ante todo de sí mismo: "No deseo pertenecer a ningún club que acepte como socio a alguien como yo". Groucho falleció el 19 de agosto de 1977 a los 86 años, en brazos de una mujer 51 años más joven que él, después de tres divorcios, tres hijos y una vida de película.
Julius Henry Marx, hijo de un sastre emigrado desde Alemania, "malísimo", según su propia familia, se hizo rico no tanto por sus películas (solo rodó 18) como gracias a la televisión, aunque no la veía: prefería apagarla y leer. El genio del bigote y las cejas pintadas presentó durante once años (1950-1961) el concurso televisivo (antes radiofónico) llamado Apueste su vida (You Bet Your Life), en el que por cierto le acompañó durante cinco temporadas su hija Melinda (1946), por entonces una niña pequeña y hoy una señora de 71 años que vive con su segundo marido en California. Su medio hermana Miriam Marx (hijas de distintas madres), 20 años mayor, acaba de fallecer a los 90 años (abajo). Tiene un aire a Harpo, el hermano que hacía de mudo (aunque no lo era en realidad).
El protagonista de Una Noche en la Ópera, que apenas fue a la escuela, siempre decía que él quitaba la tele para dedicar tiempo a la lectura y a escribir. Y eso que su programa (hizo más de 200 durante más de una década) hoy sería considerado pura cultura pop, y era una joya: aparte de las asombrosas payasadas del actor, pasaban por allí desde el mismísimo Tarzán (Johnny Weissmüller), el escritor Ray Bradbury, un hijo de John Wayne, el boxeador Rocky Marciano o hasta la madre de Gary Cooper (que por cierto se llamaba Alice Cooper, como el cantante, y era actriz), por no mencionar a sus hermanos Chico y Harpo. Los famosos que acudían al programa contestaban preguntas para ganar premios que luego donaban a instituciones caritativas. Dicen que a su programa acudió una vez a concursar una mujer, madre de 11 hijos, que le repetía a Groucho que todas sus criaturas era fruto del amor que sentía hacia su marido. "A mí, señora, también me gusta fumar", le dijo el cómico, que añadió: "Pero de vez en cuando me quito el cigarro de la boca". No existe constancia de que ocurriera pero estaría bien ver la cara de la señora. Abajo, en el programa, con su hija su izquierda.
Groucho Marx falleció hace ahora justo 40 años, el 19 de agosto de 1977, en Los Ángeles, a causa de una neumonía, dejando atrás tres ex esposas, Ruth, Kay y Eden, tres hijos, Arthur, Miriam y Melinda, varios libros, 18 películas (la mayoría junto a sus hermanos), cientos de millones de admiradores y trillones de carcajadas. Es fácil admirar a un tipo que, mucho antes de que John Lennon o Martin Luther King ejercieran su pacifismo, decía cosas como que el concepto "inteligencia militar" es una contradicción en sí mismo. Abajo, con su tercera esposa, Eden Hartford.
En la maraña de maravillosas creaciones y vivencias de Groucho Marx se olvida a menudo su inconmensurable provocación en lo referente al sexo, y no porque firmara autógrafos en pechos desnudos (en aquellos tiempos), sino por el discurso que mantuvo hasta el fin de su días, cuando por ejemplo lamentaba públicamente no poder atender las insinuaciones de sus fans con ochenta y tantos años. Groucho, que se llamaba así porque gruñir en inglés de dice To Grouch, murió a los 86 años, casi recluido en su mansión de Hollywood, rechazaba los homenajes y la vida social. Es falso que en su tumba se lea el epitafio "perdonen que no me levante", aunque es cierto que él comentó que era el que quería. Abajo, con su primera mujer, Ruth, y sus hijos Arthur y Miriam.
Marx escribió dos autobiografías. La segunda, de 1963, la tituló Memoirs of a Mangy Lover (Memorias de un amante sarnoso), donde se centra en el amor y el sexo. Tres veces casado, el cómico tenía mucho que decir sobre esos temas. Con su primera esposa Ruth (de 1920 a 1942) tuvo dos hijos, Miriam y Arthur. Con la segunda, Catherine Gorcey, tuvo a la pequeña, Melinda. Su tercer matrimonio fue con Eden Hartford y duró de 1953 a 1969. Abajo, el día de su boda con su segunda mujer, Kay,
Para acercarnos más a la visión que el protagonista de Sopa de Ganso tenía del matrimonio, el sexo o el amor, lo mejor es escoger tan solo algunas frases de su descomunal colección:
"Detrás de un gran hombre hay una gran mujer y detrás de ésta, su esposa".
"¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?"
"Lo malo del amor es que muchos lo confunden con la gastritis y, cuando se han curado de la indisposición, se encuentran con que se han casado".
"Es usted la mujer más bella que he visto en mi vida, lo cual no dice mucho en su favor".
"El matrimonio es la principal causa de divorcio".
"Cualquiera que diga que puede ver a través de las mujeres se está perdiendo un montón de cosas".
"He tenido una noche absolutamente maravillosa. Pero no ha sido ésta".
"En las fiestas no te sientes jamás; puede sentarse a tu lado alguien que no te guste.
En 1977, poco antes de morir, Groucho vivía un declive físico y mental. A sus 86 años no pudo superar diversos problemas de salud, y además su familia se enfrentó a su última novia, Erin Fleming, actriz canadiense 51 años más joven que él (en las dos imágenes de abajo)
La batalla por la herencia del genio del humor fue larga y desagradable. Su hijo Arthur acusaba a la amante de su padre de forzarle a trabajar en perjuicio de su salud para ganar dinero. Lo cierto es que después de pasar casi dos meses en un hospital de Los Ángeles, Marx murió de neumonía el 19 de agosto de 1977. Las batallas en los tribunales se prolongaron tras la muerte del actor, hasta los primeros años 80, y los jueces fallaron finalmente a favor de Arthur, que recibió casi medio millón de dólares de su oponente legal, su última amante conocida.
40 años después de su marcha sigue siendo el icono universal que todos conocemos. Dicen que el verdadero Marxismo es hoy el humor inteligente, cáustico o crítico, un don sagrado que pocos elegidos han heredado, tal vez Larry David o Woody Allen, a quien tanto admiró el protagonista de Sopa de Ganso, sentimiento mutuo por cierto. Al fin y al cabo ambos nacieron judíos y en Nueva York.
La silueta de Groucho Marx con el cigarro puro representa en pleno siglo XXI un soplo de aire fresco frente a la estupidez patológica de la corrección política, versión moderna de la hipocresía. "Éstos son mis principios, si no le gustan tengo otros", decía el cómico más influyente de todos los tiempos, un seductor impenitente, con dos huevos duros.