Actualidad
Felipe de Edimburgo, 70 años acompañando a la Reina de Inglaterra (y otras hazañas)
Informalia
A los largo de sus 95 años, el príncipe Felipe, duque de Edimburgo, ha tenido una vida plena y repleta de momentos solemnes y no tan solemnes. Felipe de Grecia y Dinamarca llegó al mundo en la isla de Corfú un 10 de junio de 1921. Nació príncipe de Grecia y Dinamarca por ser hijo de Andrés de Grecia y Dinamarca y de Alicia de Battenberg. Pero su vida está claramente marcada por la mujer con la que se casó hace casi 70 años y con la que tiene cuatro hijos, uno de ellos, Carlos, destinado a ser, tal vez algún día, rey de Inglaterra. Empezó a tirarle los tejos a Isabel (por carta) cuando él tenía 18 años y ella 13. Eran primos lejanos.
Por cierto que doña Sofía es sobrina de Felipe de Edimburgo y por tanto Felipe VI y las infantas son sobrinos nietos. El bisabuelo de la Reina emérita de España era el káiser alemán Guillermo II, nieto de la reina Victoria y abuelo, a su vez, de Felipe de Edimburgo. Felipe, el consorte británico, es príncipe de Grecia y tío de doña Sofía, ya que era primo hermano de su padre, el rey Pablo de Grecia.
Si las historias de amor se miden por el tiempo, hay que decir que la de Felipe e Isabel (recreada en la serie The Crown) es de las buenas: se casaron hace casi 70 años (20 de noviembre de 1947). Cuando contrajo matrimonio con Isabel, ella era una princesa de 21 años. La hija y heredera del rey Jorge VI del Reino Unido se enamoró del guapo Felipe, un apuesto joven cuatro años mayor que ella.
Antes de su matrimonio, el entonces Rey Jorge VI lo nombró duque de Edimburgo, conde de Merioneth y barón Greenwich, otorgándole el tratamiento de Alteza Real. En 1957, Felipe fue nombrado príncipe del Reino Unido por su mujer, la reina Isabel II.
Deberes que abandona
Aparte de sus deberes reales, el duque de Edimburgo era al menos hasta ahora patrocinador de muchas organizaciones, entre ellas los Premios Duque de Edimburgo y el Fondo Mundial para la Naturaleza. Además es rector de la Universidad de Cambridge y lo fue de la Universidad de Edimburgo (su hija Ana le relevó en este último cargo en 2011).
Desde que visitó las islas Sandwich del Sur (y de eso hace más de 60 años), se ha dedicado a intentar que la humanidad tome conciencia de su relación con el medio ambiente. De hecho, ha publicado escritos y dado charlas sobre temas del medio ambiente a lo largo de más de medio siglo. Parece que su hijo ha heredado ese sano compromiso por la naturaleza.
El duque mantenía hasta este jueves (hasta el miércoles de hecho) una nutrida agenda protocolaria. Ya prometió reducir sus actividades y la razón esencial es más psíquica que física: él mimso reconoció que comienza a fallarle la memoria.
Si bien las alarmas saltaron nada más conocerse la noticia de que Buckingham Palace iba a hacer un anuncio, dada la edad del duque de Edimburgo, parece que aparte del asunto de su memoria, el padre del príncipe de Gales no padece ninguna dolencia que le impida andar y estar en público.
La vez que más se temió por su vida fue hace seis años: el viernes 23 de diciembre de 2011 empezó a sentir dolores en el pecho, y tuvo que ser sometido aquella misma noche a una angioplastia para desbloquear una arteria coronaria. La intervención quirúrgica fue un éxito.
Un dandy como pocos
No se puede decir que Felipe haya tenido una vida desgraciada. Más bien ha vivido en el lujo, aunque cumpliendo con sus obligaciones y sabiendo respetar con su papel de consorte. Cuando aquel 10 de junio de 1921, en la villa Mon Repos en Corfú (isla griega del mar Jónico), llegó a este mundo, su padre ignoraba por supuesto que aquel bebé precioso estaba destinado a engendrar al futuro rey de Inglaterra.
El príncipe Andrés de Grecia y Dinamarca era el cuarto hijo del rey Jorge I de Grecia y de la gran duquesa Olga de Rusia (Olga Konstantínova Románova), nieta del zar Nicolás I de Rusia. Su madre era la princesa Alicia de Battenberg, hija mayor de Luis de Battenberg, primer marqués de Milford Haven y de su esposa, la princesa Victoria de Hesse-Darmstadt, hija mayor del Gran Duque Luis IV de Hesse-Darmstadt y de su primera esposa, la princesa Alicia del Reino Unido (hija de la Reina Victoria del Reino Unido) y hermana de la última zarina de Rusia Alejandra Fiódorovna Románova. No puede decirse que Felipe de Edimburgo no tuviera la sangre muy azul mucho antes de conocer siquiera a la madre de sus hijos.
El príncipe fue bautizado unos días después de su nacimiento en la iglesia de San Jorge, en Corfú. Estudió en Schloss Salem, en Alemania, y en Gordonstoun, una escuela situada en el norte de Escocia. Su inglés es perfecto, siempre lo fue, igual que el alemán, aunque no presuma de ello. De hecho, su ascendencia alemana no le granjeó excesivas simpatías en la época anterior a la II Guerra Mundial, y su germanofilia fue cuestionada por algunos. Claro que la propia Isabel tampoco puede presumir de no ser un poco alemana, dado que su verdadero apellido en Hannover.
Por cierto que Felipe tuvo cuatro hermanas mayores, cada una de las cuales se casó con un príncipe alemán. Margarita de Grecia y Dinamarca (1905-1981) contrajo matrimonio con Godofredo Germán, príncipe de Hohenlohe-Langenburg. Teodora de Grecia y Dinamarca (1906-1969) se casó con Bertoldo Federico, Margrave de Baden. Cecilia de Grecia y Dinamarca (1911-1937) vivió poco pero tuvo tiempo de contraer nupcias con Jorge Donato, gran duque heredero de Hesse.
Sofía de Grecia y Dinamarca (1914-2001), a la que no debemos confundir con nuestra reina emérita, estuvo casada primero con el príncipe Cristóbal Ernesto de Hesse-Kassel y después con el príncipe Jorge Guillermo de Hannover.
Una niñez azarosa
Tras la primera abolición de la monarquía griega, la familia de Felipe se exilió en Francia. Cuando era un niño de apenas siete años, sse mudaron al Reino Unido. Por eso fue su perfecto inglés, aunque también fue educado en Alemania. Asesorado por su tío, lord Louis Mountbatten, solicitó la nacionalidad británica y adoptó el apellido materno: Battenberg. En alemán, significa "montaña de Batten. Pero por razones políticas fue traducido al inglés como, Mountbatten, y así pudo servir en la Marina Real del Reino Unido, donde alcanzó el grado de teniente. Fue el camino perfecto para poder ser candidato a casarse con Isabel.
Felipe amaba navegar y más tarde también se aficionaría a volar. Se graduó de cadete en el Britannia Royal Naval College en 1939, y durante la Segunda Guerra Mundial luchó en el bando británico mientras que sus cuñados, Cristóbal de Hesse-Kassel y Bertoldo de Badén, lo hicieron en el bando alemán. En 1940, fue comisionado guardiamarina y en octubre de ese año fue enviado al océano Índico con la Flota del Mediterráneo. Participó en las batallas de Creta y de cabo Capatan, por las que recibió la Cruz Griega del Valor.
En 1939, la Familia Real británica visitó el Britannia Royal Naval College y Felipe se encargó de escoltar a las princesas Isabel y su hermana pequeña, Margarita, quienes eran sus primas lejanas. Fue después de aquel encuentro, cuando un Felipe, que tenía por entonces 18 años, empezó una relación epistolar con Isabel. Esuvieron así, hasta donde se sabe, hasta que en 1946, Felipe le pidió al rey Jorge VI la mano de su hija.
Consorte sí, pero no rey
El 20 de noviembre de 1947, Felipe contrajo matrimonio con la heredera del trono británico, la princesa Isabel. Para casarse con la heredera al trono, Felipe tuvo que renunciar a su religión (la ortodoxa griega) y a su lealtad a Grecia. Por eso, perdió su título de "príncipe de Grecia y Dinamarca". Para compensarle, el mismo día de su boda, el que iba a convertirse en su suegro, el rey Jorge VI, le concedió el tratamiento de Su Alteza Real y lo nombró duque de Edimburgo, conde de Merioneth y barón Greenwich. El recién 'jubilado' consorte de Isabel II ostenta además los títulos de caballero de la Insigne Orden de la Jarretera, caballero de la Antiquísima y Nobilísima Orden del Cardo, gran maestre de la Orden del Imperio Británico y de la Gran Logia Unida de Inglaterra.
En 1952, Isabel ascendió al trono y en 1957 le concedió el título de "príncipe del Reino Unido", y además determinó que Felipe sería el primer caballero en la precedencia del Reino Unido. La ascensión de Isabel al trono trajo a colación el tema del posible cambio del nombre de la Casa de Windsor a Mountbatten; sin embargo, la reina María, al enterarse de la propuesta, apremió al entonces primer ministro, Winston Churchill, para que convenciera a la reina a mantener el nombre de la casa real.
Bronca del matrimonio real
El duque, enfadado, se quejó en privado, pero la discrepancia trascendió: "No soy más que una maldita ameba. Soy el único hombre en el país al que no se le permite darle su nombre a sus hijos", es la frase que se ha recogido en libros y en alguna serie y que se atribuye a Felipe.
Sin embargo, años después, ya en 1960, la reina emitió una orden que declaraba que sus descendientes masculinos que no llevasen el tratamiento de Alteza Real o el título de príncipe llevarían el apellido Mountbatten-Windsor.
Isabel permitió en 1952 a su marido ser Presidente de la Comisión que tenía debía planificar y organizar su ceremonia de coronación. Lo hizo para atender las reclamaciones de Felipe, que reivindicaba funciones que llevar a cabo conforme a su rango, y no ser únicamente el acompañante de la reina.
En 1997, cuando falleció su ex nuera Diana de Gales en un accidente automovilístico en París, Mohamed Al-Fayed, padre del novio de Diana, acusó al duque de haber planeado la muerte de su hijo y la princesa; sin embargo, investigaciones de 2008 concluyeron que la supuesta conspiración fue un accidente. Cuando ocurrió la tragedia el duque y la Familia Real pasaban sus vacaciones en el castillo de Balmoral.