El festín de Babette Albrecht, dueña del Mercadona alemán, una viuda alegre contra su familia
- Los propietarios de supermercados Aldi luchan por 16.000 euros
Informalia
Babette Albrecht es la cara mediática del imperio de supermercados de bajo coste Aldi, una especie de Mercadona o Dia germano. Es nuera del cofundador, Theo Albrecht, fallecido en 2010. Por tanto, por sus venas no corre la sangre de la familia(sí por las de sus cinco hijos) que fabricó un imperio como el que ha creado en España el valenciano Juan Roig. Está en juego una fortuna que Forbes estima en 22.000 millones de euros, en el puesto 23 de los más ricos del planeta. La compañía factura unos 50.000 millones de euros al año y cuenta con 5.000 supermercados en todo el mundo, 1.300 de ellos en EE.UU. Solo en Alemania tienen 30.000 empleados.
Babette heredó su parte del imperio en 2012 al morir su marido, Berthold Albrecht, como consecuencia de un cáncer. Desde entonces, su papel de empresaria ha sido cuestionado porque, en lugar de encerrarse en casa vestida de negro luto, decidió disfrutar de la vida y pasarlo bien a sus 57 años. Y dejarse ver.
(Abajo, junto a su marido)
Los tabloides y las revistas del corazón alemanas la retratan continuamente: da igual que sea en el carnaval en Renania vestida de Cleopatra, en rallys de automóviles históricos, en ferias de arte o sentada en el front row de los más importantes desfiles de moda. La guinda llegó cuando intervino en la versión alemana del concurso de televisión ¡A bailar!, su Mira quien baila.
Babette disfruta en las alfombras rojas y se apunta al glamour de la jet set de su país: el tamaño de su sonrisa en las portadas es casi tan grande como el enfado del resto de los miembros del clan Albrecht, que la desprecian profundamente. Siempre la despreciaron.
Los otros herederos de la cadena de supermercados low cost en Europa son lo contrario que la díscola Babette: ellos son la discreción en persona. La reserva y la disciplina son sus características. Los hermanos fundadores, Theo y Karl Albrecht, propietarios respectivamente de Aldi Norte y Aldi Sur, y durante décadas los hombres mas ricos de Alemania, basaron su éxito en ese principio. De hecho, evitan todo contacto con la opinión pública.
Mientras que Babette no se corta a la hora de exhibir el poderío con el que puede derrochar sus millones, la familia de su marido se echa las manos a la cabeza ante su constante ostentación. Theo Albrecht Jr quiere marginarla del control de la compañía, y sus desavenencias están siendo dirimidas en los tribunales. Un tribunal de Schleswig le dio la razón pero sus enemigos han recurrido.
La alegre Babette, contrajo matrimonio en 1985 con Berthold Albrecht en una discreta boda en el palacio de Hugenpoet. No hubo ni discursos ni baile. A los suegros les disgustó la elección de su hijo, quizás porque pensaban que esta mujer de origen humilde no sería capaz de respetar el espíritu familiar. Su suegra, de 90 años, la odia.
Babette siempre fue rechazada por la familia de su marido, incluso cuando nacieron sus cuatrillizos, tres chicas y un chico que tienen ahora 26 años. Luego llegó la menor de la familia, de 24 años. Babette fue sumisa al clan mientras vivió su esposo, pero a partir de su muerte abandonó la discreción y comenzó a disfrutar públicamente de su fortuna y del poder que le otorga.
En 2014 llevo a juicio al antiguo amigo de su marido y asesor en la compra de obras de arte, Helge Achenbach, al que acusó de estafa. Achenbach vendió a Berthold 14 obras de arte y 9 automóviles antiguos por valor de 120 millones de euros. Había cuadros de Kokoschka y de Kirchner, y vehículos como un Mercedes Benz 500K de 1934 valorado en 12 millones de euros que perteneció a Alfred Krupp.
Al parecer, el asesor artístico, que actuaba como intermediario, se excedió en las comisiones. La Audiencia de Düsseldorf le ordenó devolver casi 20 millones de euros a Babette y sus hijos, mientras una corte penal de Essen le condenó a seis años de cárcel en marzo del pasado año.
Otro de los roces que Babette ha vivido con su familia política tras la muerte de su esposa empezó cuando falleció su esposo y no permitió que fuera enterrado en el panteón de los Albrecht, en el cementerio de Essen-Bredeney, y ahora se niega a revelar a su suegra dónde guarda las cenizas.
Theo junior quiere quitarle el control del imperio utilizando como argumentos que Babette no tiene ni idea del negocio, que despilfarra la fortuna familiar y que mancilla el legado de su esposo. De momento no le está funcionando la estrategia. La viuda rechazó la oferta de una pensión anual de 25 millones de euros a compartir con sus cinco hijos a cambio de ceder sus poderes sobre Aldi Norte y las tres fundaciones que gestionan los beneficios que produce.
El tribunal administrativo de Schleswig le dio la razón hace poco. Según la sentencia, Babette y sus vástagos no pueden ser apartados de la empresa por muy elevada que sea la oferta económica que se ponga encima de la mesa para presionarlos.
Su cuñado ha recurrido a una instancia superior, con lo que la guerra familiar tendrá un nuevo capítulo. Entre tanto, Babette no duda en mantener candente la enemistad con su familia política.