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Erika Ortiz: diez años de la muerte de la hermana pequeña de Letizia

  • La tragedia que quebró a la familia

Informalia

Mucho ha cambiado en estos diez años, los que han pasado desde la tragedia que supuso la pérdida de Erika: Letizia es Reina, tiene otra hija, ya no hay abrazos con Cristina o Iñaki, al menos en público. Pero la tragedia no se olvida. Lógicamente, no se olvidará nunca.

El periódico del 8 de febrero de 2007 decía así: "Erika Ortiz Rocasolano, de 31 años, hermana menor de la princesa de Asturias, fue hallada muerta en extrañas circunstancias en su domicilio del barrio de Valdebernardo (Madrid), el mismo piso en donde residió doña Letizia hasta su compromiso con el príncipe Felipe. La joven, que vivía con su hija de seis años, había pedido el viernes un permiso de dos días en el trabajo. Érika, en tratamiento con pastillas por estrés y ansiedad, estaba sola en casa. El cuerpo fue hallado en la cama del dormitorio después de las once de la mañana por su pareja sentimental. Fuentes de la investigación barajan la hipótesis del suicidio". El día anterior se había conocido la trágica noticia: la Casa del Rey confirmaba lo ocurrido en el número 40 de la calle de la Ladera de los Almendros, junto a un colegio y un centro para la tercera edad. Decenas de periodistas se desplazaron al lugar. 

Funcionarios de la Casa del Rey se hicieron cargo de la situación, al tiempo que unidades de la Policía Científica, la Brigada de Homicidios de Madrid y de la Policía Judicial iniciaban las pesquisas en el piso 7º B, donde residía Erika con su hija, Carla, hoy una joven de 16 años que vive con su padre y la pareja de éste en Aranjuez, donde el escultor da clases de Bellas Artes. El País informaba así aquel día de que la hermana de Letizia "estaba en tratamiento psiquiátrico por estrés y ansiedad, para lo que tenía prescritos ansiolíticos y otras medicinas", y añadía que "algún bote de éstos fue hallado vacío en la casa". La hermana menor de doña Letizia llevaba mes y medio de baja en Globomedia, productora de El Intermedio, o series como Águila Roja, El Internado o Médico de Familia.

"Últimamente estaba muy delgada y triste. Siempre que subíamos con su hija en el ascensor bromeaba sobre mis perros, pero últimamente no", aseguró una vecina a los periodistas. Otra testigo, que residía en el piso superior, había sacado una foto de Erika Ortiz con su teléfono móvil porque la había visto "estropeada". Los camareros del bar Al sentir del Poeta, donde la joven solía comprar tabaco, hacía "días" que no la veían por la zona.

"Erika está muerta y los demás nos hemos quedado solos y mutilados. Por eso escribo esto. Sé que la historia no tiene vuelta atrás. Pero esa historia, hasta ahora, solo ha sido contada de arriba abajo, con todo su glamour y su mentira. Ahora yo voy a contarla de abajo arriba. Desde lo que queda de aquella caravana destruida de gitanos. Advierto desde ya: no es una historia alegre". Así reza un fragmento del libro 'maldito' de David Rocasolano, ex abogado y primo de Letizia (y de Erika, of course). El relato es un duro alegato que bajo el título de Adiós Princesa causó varias controversias mediáticas.

Al margen de otras polémicas, el autor se refiere a Erika Ortiz. El respeto y el silencio han rodeado por lo general aquella tragedia pero David dedica su libro a su prima carnal: "Para Érika", publicado seis años después de su pérdida. Henar Ortiz, a la que algunos califican como "la tía podemita de la Reina", está de actualidad por la sentencia del Tribunal Supremo en su contra, que absolvió a la periodista Ángela Portero, procesada por relacionar a Henar con el supuesto intento de venta de fotos de la primera boda de su sobrina. Henar, muy dada a hablar, sobre todo a través de las redes sociales, fue de las primeras en hablar sin tapujos de la muerte de su sobrina: "Erika decidió apearse y se apeó. Nadie puede valorar por qué tomó esa decisión", dijo. Pero fue David, el primo maldito, quien dio a entender que el afán protector de su Letizia, muy unida a sus hermanas menores Telma y Érika, cambió cuando se convirtió en Princesa.

Dicen que fue la presión mediática el motivo de que la relación de las hermanas sufriera desde antes de la muerte de Erika. Más allá de suposiciones, lo cierto es que un año después de la muerte de Erika, en mayo de 2008, Telma Ortiz puso una demanda a cincuenta medios de comunicación por el "insoportable y permanente acoso de la prensa" al que estaba sometida. Finalmente fue desestimada.

Lógicamente, el carácter de la reina se vio alterado por el suicidio de Erika Ortiz Rocasolano. Los responsables de medios recibían presiones desde Zarzuela no para tratar bien a don Juan Carlos o don Felipe, sino para que se levantara la presión sobre los Ortiz Rocasolano. Y eso fue antes de que la princesa Letizia se convirtiera en Reina consorte de España. La obsesión de los Rocasolano con la prensa es evidente aún hoy: recientemente hemos visto escenas insólitas, como la protagonizada por la madre de doña Letizia en una visita al Teatro Real con su nieta la infanta Sofía, en la que la abuela aparecía agachada en el coche, después de entrar y salir de forma casi clandestina de la función a la que asistían. Otra escena parecida se vio cuando el día de Reyes una misteriosa figura agachada salía de casa del padre de la Reina, acompañando a Sus Majestades. Puede que el origen de estas fobias esté en aquella tragedia que vivieron los Rocasolano hace ahora diez años.

El 8 de febrero, la hermana menor de Letizia fue incinerada en el tanatorio La Paz de Alcobendas. Acompañaron a la entonces princesa de Asturias su marido, don Juan Carlos, Jaime de Marichalar y doña Elena, la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín. No estuvo la Reina Sofía, que se encontraba de viaje por Indonesia. Antonio Vigo, ex pareja de la fallecida y padre de su hija, Carla. Las cenizas fueron trasladadas a Asturias.

"Gracias a todas las personas que se han sentido apenadas por la muerte de mi hermana pequeña", dijo doña Letizia, quien no pudo acabar la frase porque las lágrimas se lo impidieron mientras con un pañuelo blanco se secaba los ojos. "Gracias en nombre de toda la familia por el trato recibido, y siento el remojón", acabó Felipe ante la imposibilidad de su mujer. Ese día, poco antes de las tres de la tarde, llovía en Madrid, casi tanto como el día de su boda o el día que nació Leonor. En el coche y tras desplomarse en su asiento, doña Letizia acarició su tripa de embarazada de seis meses: faltaban menos de tres meses para que naciera la infanta Sofía.