Belleza
Charlize Theron: El secreto de su óvalo facial perfecto
Informalia
Mucho se habla del número áureo, simbolizado con la grafía griega Phi y que se refiere a la 'armonía divina' que otorga la Belleza a todas las cosas, y, cómo no, a las personas. Se ha dibujado esa proporción áurea sobre los rostros de las mujeres retratadas a lo largo de la Historia, desde la Gioconda a Charlize Teron pasando por la Venus de Boticellí y Marilyn Monroe.
Pero, ¿qué hubiera ocurrido si se hubiese intentado encajar la representación gráfica de este número sobre estos mismos rostros, pero ya ancianos? Sin duda, se habrían alejado de la perfección.
La relación entre la nariz, los ojos y la boca, por un lado, y el mentón y la mandíbula y los pómulos, por el otro, ya no ofrecería la misma armonía que admirábamos en la juventud. En el primer caso hablamos de distancias, de perpendicularidad y de anchura y de altura de cada uno de ellos, en el segundo, nos encontramos ante el llamado triángulo de la belleza. Un triángulo que encierra el secreto del óvalo facial.
Se puede decir que un rostro ha envejecido cuando el óvalo facial ha pasado de estar dominado por un triángulo formado por una base con dos de sus vértices a la altura de los pómulos y el otro en la barbilla a un equilibrio invertido. Es decir, a un contorno de la cara en el que la base se ha ensanchado y los dos vértices inferiores del triángulo se encuentran en el mentón y el superior en la nariz.
La cara se 'ha descolgado'. Ha aparecido la flacidez, que, junto a la pérdida de volumen, según afirma el doctor Sergio Fernández de Dorsia, es uno de los elementos característicos del envejecimiento.
La piel, que no está sujeta mediante estructuras internas, añade el médico estético, cae con el paso del tiempo y, podría decirse, individualidades aparte, que la edad media para que esto ocurra ronda los 40 años.
Más allá del lifting quirúrgico tradicional, en quirófano, y que consiste en la extracción de tejido graso y estiramiento de la piel, en Dorsia apuestan por el lifting sin cirugía, pero también de larga duración. Esta es la gran novedad: un tratamiento en clínica que ofrezca unos resultados de hasta dos años, similares a los de quienes deciden someterse al bisturí.
Otra de las características de esta técnica, realizada mediante un relleno de gel con pequeñas esferas de policaprolactona, es su capacidad de autogenerar colágeno, la sustancia que da volumen a los tejidos de forma natural. Además, Ellansé ayuda a evitar la llamada ptosis gravitacional, que no es otra cosa que la antes mencionada caída del óvalo facial, actuando sobre las mejillas, el mentón y el surco mandibular.
Asimismo las infiltraciones del gel se realizan en las mejillas, en los surcos de los párpados inferiores y en el surco nasolabial. El tratamiento dura unos 45 minutos, es prácticamente indoloro y sólo se necesita anestesia tópica.