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Clinton y Trump: sus viajes en el 'Lolita Express'
Informalia
Si la campaña presidencial por la Casa Blanca no estaba bastante caldeada, la publicación de un nuevo libro ha recuperado una historia de violaciones y abusos sexuales a menores en la que se vieron involucrados Bill Clinton y Donald Trump.
Ahora son enemigos electorales pero hace unos años compartían aficiones y tiempo libre. La historia se remonta al año 2000, cuando un multimillonario llamado Jeffrey Epstein fue acusado y condenado por organizar encuentros sexuales multitudinarios entre menores de edad y hombres adultos de renombre en una isla privada del Caribe a la que llamaban Orgy Island. Las chicas, que acudían a las citas engañadas bajo promesas laborales como modelos, denunciaron el caso y señalaron a algunos de los hombres más poderosos del planeta, entre los que destacaba el príncipe Andrés de Inglaterra, como invitados a las fiestas. Los nombres de Bill Clinton (70) y Donald Trump (70) también aparecieron en el sumario de la investigación.
El libro que ha vuelto a traer de actualidad este tremendo escándalo sexual es Filthy Rich. Su autor, James Patterson, es uno de los escritores de novela negra más valorados en Estados Unidos y aporta pruebas de que tanto Trump como Clinton viajaron en el Lolita Express, el avión privado en el que Epstein trasladaba a sus invitados a Orgy Island. Hasta 26 veces (documentadas) voló el ex presidente americano a la isla caribeña, eso sí, ninguna de las chicas entrevistadas vio jamás a Clinton haciendo "nada indebido".
Otro caso es el de Trump. El candidato republicano a la Casa Blanca se enfrentó en 2004 a una denuncia por violación. Durante la investigación policial del caso, una joven de 14 años aseguró que tanto el magnate como Epstein habían abusado de ella en la famosa isla privada, aunque los hechos no se pudieron demostrar y fueron archivados.
Si bien el libro no puede probar nada que no haya hecho ya la policía, sí ofrece testimonios, pruebas, fotografías y más nombres sobre los invitados a los encuentros en Orgy Island que, al parecer, podrían poner en aprietos a un buen número de políticos y empresarios norteamericanos.