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Marcela Temer: El pasado hot de la nueva primera dama brasileña

  • Es 43 años más joven que el presidente

Informalia

Modelo, candidata en varios certámenes de belleza, abogada, aunque no ejerce, y madre. Son las facetas que han marcado la vida de Marcela Temer, la flamante primera dama brasileña desde esta semana. Su marido ha tomado posesión del cargo después de que Dilma Rousseff fuera apartada. Los 43 años de diferencia con su esposo, su pasado como modelo con fotos con poca ropa, y sus gustos caros llaman la atención de la prensa no solo en su país.

La legislación brasileña no regula ni otorga estatus oficial alguno al cargo de primera dama de la república aunque alguna de sus predecesoras, como Ruth Cardoso, esposa de Fernando Henrique Cardoso, fueron muy activas por ejemplo en labores humanitarias. Otras, como Marisa Letizia Lula da Silva, esposa de Luiz apenas tuvieron proyección mediática y social.

Pero eso ha cambiado. Y no porque la actual sea abogada, además de ex modelo. Marcela estudió Derecho aunque no llegó a hacer los exámenes para obtener el título de abogada porque justo cuando tenían lugar las pruebas nació su único hijo, Miguel, al que llaman cariñosamente "Michelzinho".

El hasta ahora presidente interino de Brasil, Michel Temer, asumió el poder de la nación carioca después de que el senado aprobara suspender de su cargo y someter a la mandataria Dilma Rousseff a un juicio político tras un escándalo de corrupción. La primera dama tiene 43 años menos que su esposo.

Un años antes de la boda hace 13 años (ella no había cumplido los 20 y él contaba ya 63), Temer, a la que ya apodan como la Bruni brasileña, había participado en el concurso de Miss Paulinia, en Sao Paulo, y quedó en segundo lugar. Algunos medios aseguran que esta rubia que ahora cuenta 33 años (su marido tiene 75) lleva una vida de emperatriz  y tiene gustos extravagantes y, sobre todo, caros.

Desde luego, poco tiene que ver su ritmo de vida con el momento de crisis que el que atraviesa el país que ha organizado los últimos Juegos Olímpicos y cuyo pueblo la compara hace tiempo con la emperatriz francesa María Antonieta.

El Daily Mail británico enumera en un artículo los viajes internacionales de primera clase, la cirugía plástica y cosmética, no solo para Marcela si no también pasa su madre, Norma Tedeschi. El retrato que la prensa de medio mundo hace de Marcela lleva asociado mucho champán y ropa cara. Se ha publicado que como mujer del que hasta hace poco era vicepresidente contaba con cuatro criadas solamente para el lavado y planchado de ropa, otras dos para la casa, un cocinero y una cuidadora para atender aMichelzinho, de 7 años. Y eso era en su residencia de Brasilia y antes de ser primera dama. Antes de eso vivía en Sao Paulo.

Marcela también reformó la residencia oficial que tenía en la capital, el Palacio Jaburu, que se calcula costó millones de euros de dinero público. Dicen incluso que Marcela convenció a su marido para comprar una casa para su madre y su hermana en Brasilia de casi dos millones de euros.

Pero lo que convirtió a la hoy primera dama en trending topic mundial, nada más casarse con el hoy presidente de la nación más poblada de América del Sur, es su condición de modelo y miss.

Por mucho que ella se empeñe en rebelarse contra la etiqueta de mujer trofeo para millonarios que se le colgó en su país, la nueva primera dama no puede borrar ni su pasado como modelo ni las muchas fotografías que circulan de la joven ligera de ropa, ejerciendo su profesión pero cobran relevancia por ser hoy quien es.

Tal vez por eso desde que saltó a la fama al asomarse al balcón del Palacio en la investidura de Rousseff hace ahora cuatro años, Marcela Temer apenas se ha dejado ver en público. Desde que su marido asumió la Presidencia de forma interina hace tres meses, ha participado en dos actos oficiales solamente. También se dejó fotografiar ejerciendo de madre en el primer día de escuela de su hijo.

El sucesor de Dilma Rousseff y la modelo se conocieron en una fiesta del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) en 2002. Marcela Tedeschi (sí, el mismo que el de la familia de Carla Bruni) acudió con su tío y ella solicitó hacerse una foto con Temer, político muy conocido ya entonces. Ella era casi una adolescente de 19 años. Ella se tatuó el nombre de Michel en la nuca, y él le escribió unos poemas que publicó en un libro. Se casaron un año después, en 2003, en una ceremonia íntima, con doce familiares. Ella, repetimos, tenía 19 años.