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Froilán Marichalar Borbón y su juerga monumental para celebrar los 18 años

  • Los detalles de su puesta de largo

Informalia

Tonight is the night. En la medianoche de este sábado, el lugar en el que hay que estar es en la fiesta de cumple de Froilán. El nieto mayor del Rey acaba de rgresar de su summer camp en Estado Unidos y sus amigotes han preparado una juerga importante para celebrar que ya es un hombre, que puede beber la ginebra que tanto le gusta, y salir hasta tarde con su novia instagramer, con la lleva seis meses saliendo. Si todo va como está previsto, los fastos tendrán lugar en el Teatro Barceló, propiedad de Pedro Trapote, que no le cobra por su juerga, porque es amigo de papá Marichalar (y concuñado de Felipe González). A falta de confirmar, de momento, Manuela Carmena no ha dicho que vaya a haber cortes de calles o especiales medidas para preservar la zona de Madrid donde se encuentra el garito en cuestión. Pero no sería de extrañar ante la esperada afluencia de paparazzi: todo porque Froilán se hace mayor de edad. Pero esta historia comenzó hace justo 18 años.

Fue su abuelo materno, más conocido entonces como el Rey, quien decidió llamarle cariñosamente Froilán porque le parecía un nombre 'fuerte y rotundo'. Se puede decir que el personaje que convirtió a don Juan Carlos en un joven abuelo de 60 años responde de las virtudes halladas en ese nombre por el hoy emérito. Sin embrago, en casa, en la familia y entre amigos, todos le llaman Felipe o Pipe.

Será muy difícil sin embargo que para la opinión pública se borre el más conocido y tal vez pintoresco de los nombres del hijo de Jaime de Marichalar. Felipe Juan Froilán de Todos los Santos se nos ha hecho mayor de edad. Parece que fue ayer cuando llegaba al mundo, un 17 de julio de 1998. Célebre es la frase de su padre cuando lo vio: "El pobre es igual a su madre", dijo el gran Marichalar aquel verano de 1998. A pesar de lo cual, aún tardaría otros nueve años en dejar de convivir con doña Elena.

Por cierto que la infanta, además de aguantar este tipo de groserías, sufrió nada menos que 17 horas de parto para traer al mundo en la madrileña clínica Ruber Internacional a este chico normal en casi todo, salvo en que su abuelo salía en los billetes como ahora lo hace su tío, y en que desde El País al Pronto, toda la prensa ha estado atenta a sus travesuras, tal vez porque es el cuarto en la línea de sucesión a la jefatura del Estado o simplemente porque es demasiado tentador para la prensa que un nieto del Rey se líe a patadas con sus primos en la catedral de la Almudena mientras se casa la tita Letizia, se pegue un tiro en su propio pie con una escopeta de caza, haga peinetas a los fotógrafos, llame por el móvil mientras su tío Felipe se hace con el trono, exhiba cierto racismo y chulería en el parque de atracciones que se leen hasta en China o cuente con un expediente académico más sucio que una película de Darío Argento. Cuando el Papa Benedicto XVI, en la reunión con los Borbones en Madrid le preguntó cómo iba en los estudios, el chaval, en un alarde de sinceridad que le honra contestó: "No muy allá". 

Por fortuna para sus padres y para la población mundial, y después de un vía crucis de colegios e internados, Froilán ha madurado a golpe de educación entre civil y paramilitar en un internado norteamericano de Virginia, de ésos que meten en vereda a cualquiera cuya familia pueda pagarle la estancia. Atrás quedan el colegio San Patricio de Madrid, el internado de Inglaterra, el colegio del Pilar, o el internado de la Sagrada Familia de Sigüenza. En Virginia se ha obrado el milagro.

La idea partió según se dijo de doña Sofía, abuela materna culta, disciplinada y con capacidad demostrada en levantar barreras infranqueables contra las conductas desviadas. La de su nieto lo estaba. Froilán perdía el pase per nocta si no se hacía la cama, y se quedaba los fines de semana castigado: se hizo la cama por fin. Tampoc salía si sus zapatos no brillaban; y lo más excitante que le dejaban hacer era deporte o tal vez un cine.

Y el energúmeno travieso ya no existe; ha dado resultado la terapia y tenemos a un nuevo Froilán llamado Pipe, mayor de edad, sensato, que saca buenas notas y no da patadas. Su padre le premió sus buenas calificaciones llevándole a Milán a ver al Madrid llevarse su undécima Copa de Europa; su madre se lo llevó a los toros con el abuelo.

Tal ha sido la maduración de Froilán que a su regreso al mundo cañí ha decidido cambiar sus relaciones de amistad para esquivar la traición de algunos conocidos que alertaban a la prensa de sus movimientos. A pesar de todo, ha declinado al parecer la típica fiesta ultrañoña y megapija que les hubiera gustado a sus padres, en plan puesta de largo, en algún club, palacio o embajada y ha optado por la clásica juerga monumental en una discoteca hasta las tantas. Una cosa es madurar y otra lobotomizarse, socialmente hablando.

Sabemos qué hará por su cumple al detalle, y eso que ya no están los amigos que se lo contaban todo a la prensa: el maduro Froilán cena en Fox, un local que le 'mola mazo', según nos dice uno de su pandi, junto con su novia Marta y su grupo más cercano.

Luego, como ya adelantamos el día que Europa Press publicó que su padre le había mandado a los escoltas a buscar a las tantas de la mañana, tiene a su disposición un reservado en el antiguo Pachá, con unas 60 personas. Entre ellas es probable que tengamos a su amigo torero Gonzalo Caballero.

Pero Froilán también ha invitado al resto de la pandilla de esta nueva etapa más intelectual: Marcos Alonso, futbolista español de la Fiorentina; Javier y Miki Díaz Alonso, dueños de una empresa de distribución de cachimbas; 'Joako', ex novio de la 'Pechotes' y relaciones públicas; y Richi Caballero, hermano del torero y diseñador gráfico. Gente que le quiere, con los que lo pasa bien, gente normal y sana, según nos dicen.

Su futuro, una vez supere la vuelta a la vida tras la juerga, será pasar unos días en Mallorca con la abuela, su madre y los primos haciendo vela; luego Sotogrande con el padre y después, ¿quién sabe? Tal vez de vuelta a Virginia, a continuar madurando, haciendo la cama como es debido, y llevando los zapatos limpios. En cualquier caso, ¡qué gran Borbón!