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El Pocero se ofrece a pagar a los abogados para defender a los vecinos de Seseña

  • Francisco Hernando habla con Informalia

Informalia

El pasado domingo 15 de mayo, cuando aquel incendio venenoso, negro y gigante devoraba miles de neumáticos a pocos metros de las viviendas construidas en Seseña por Francisco Hernando, El Pocero se presentó ante los alarmados vecinos de la urbanización reunidos en la calle y megáfono en mano les prometió ayuda.

Estaba dispuesto El Pocero a pagar los abogados y los trámites legales que hicieran falta para defender sus intereses y su salud ante la toxicidad y el peligro que suponía el pavoroso siniestro que abrió telediarios y portadas durante varios días.

Francisco Hernando repitió días después esa promesa en el programa Espejo Público de Antena 3, en la única entrevista que había concedido el empresario en mucho tiempo. Sin embargo el digital El Español publicaba estos días que Hernando no había dado más señales de vida y había dado plantón a los vecinos.

Informalia ha hablado con él y aunque no suele hacer declaraciones, asegura que su oferta "siempre estuvo en pie" y que "habían sido los propios vecinos quienes habían desistido de poner una demanda colectiva a las administraciones responsables de no haber sido capaces de limpiar los terrenos de neumáticos ni vigilar su conservación para evitar la catástrofe".

"Son ellos los que no han querido. Además, hace tiempo que yo no tengo ya nada que ver con la propiedad, lo he hecho por ayudar a quienes viven donde yo puse tantas ilusiones", explica a este portal el empresario.

El Pocero se propuso un día construir en medio de la nada, entre las provincias de Madrid y Toledo, la urbanización

más grande de España: 13.000 viviendas que finalmente se quedaron en 5.000 y en las que hoy viven unos 9.000 vecinos.

El enfrentamiento del constructor con el alcalde de Izquierda Unida de la localidad, que se obstinó en negar a Hernando los servicios básicos que necesitaban las viviendas, y en buena medida la crisis inmobiliaria, perjudicaron de tal manera el desarrollo final del proyecto que El Pocero se vio obligado a vender a los bancos los pisos vacíos y abandonar las previsiones de crecimiento.

Hoy Seseña se ha revitalizado, quedan ya muy pocos pisos vacíos y la urbanización está llena de vida y actividad. Sin embargo Francisco Hernando se declara en la ruina aunque asegura que siempre ha sabido reinventarse y aprender de los fracasos. Antes de retirarse de la atención mediática se vio obligado a vender sus yates, su flota de aviones y sus coches de lujo. Su energía se concentra ahora en la demanda contra el gobierno de Guinea Ecuatorial, que le debe 1.000 millones de Euros por incumplimiento del contrato para edificar miles de viviendas en aquel país.