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El Pocero: "Cuando me metía en los pozos, mi mujer y yo olíamos a mierda"

  • Entrevista con el constructor de Seseña

Informalia

"Me he criado prácticamente sin padre, de la nada, he buscado carbón por las calles, he vendido agua, he sido pinche de obra". Son palabras de Francisco Hernando Contreras, más conocido como Paco El Pocero, cuyo nombre salta de nuevo a la actualidad tras el interminable incendio del cementerio de neumáticos usados de Seseña, donde el constructor levantó, además, de casas, gran parte de la fama que le persigue. Mientras el humo sigue intoxicando a los vecinos que compraron sus casas, según sople el viento, ha dado la cara para hablar del asunto y de sí mismo. "Soy analfabeto pero Dios me ha dado la visión de hacer proyectos, obras", dice . Y recuerda sus comienzos como pocero, el oficio que le dio el apodo por el que es conocido: "Soy un rebelde y me moriré siendo un rebelde. Pare otros poderosos  soy un pelao. He limpiado pozos negros: cuando me metía en los pozos, eso se metía en la piel y olíamos a mierda yo y mi mujer en la cama, y somos limpios", relata.

Francisco cuenta así cómo ha vivido el incendio de Seseña: "Estaba en la cama, durmiendo, lo vi, me levanté y me fui a la obra yo solo. Al día siguiente estuve con los vecinos, que era mi obligación", cuenta en una entrevista. "Fui a Seseña en el 98, luego la obra se empezó a construir en el 2003. Los neumáticos, había un señor que los llevaba con una maquina, los trituraba y punto, pero a partir de entonces llegaban camiones y camiones, eso se llenó del 2003 al 2010", relata el empresario..

El Pocero es capaz además de construir frases como éstas: "No sé si me moriré muy rico o muy pobre, no he prohibido jamás a nadie de mis obreros sindicarse y he tenido miles de personas trabajando. En mis obras había 18.000 personas y nunca jamás he tenido los sindicatos en mi casa, nunca", advierte con un tono entre orgulloso y desafiante este peculiar empresario ante los micrófonos de Antena 3.

"Eso dice algo de mí, con ese orgullo me iré al otro mundo pensando que la gente me quiere. A los que les he vendido el piso, a mis obreros y a todo el mundo", remata. "Los 55 años que llevo de empresario los he pasado siempre en la obra: yo tenía mismo hacía la compra a los obreros. Entonces se guisaban las salchichas, el chorizo y la panceta en una pala y de ahí comíamos a la carta, como decía yo", cuenta rememorando sus comienzos en el negocio inmobiliario.

"Hay otros señores que no han visto un ladrillo en su vida, ven un ladrillo y se creen que es una onza de chocolate", señala Francisco. "Ahora ya Seseña es bueno, antes era malo. Hay 9.000 empadronados, no hay más porque no hay servicios, sino se empadronarían más. Eso volverá otra vez a su sitio, porque eso tiene su precio. Si mis pisos estuviesen en Madrid valdrían un millón de euros", explica hablando de sus polémicas viviendas.

"Podrán decir lo que sea: que soy guapo, alto, rubio. No soy eso, pero la obra está ahí y el que vaya a la obra ve cómo está hecho eso. Están los depósitos de agua que dan agua hasta Toledo, un urbanismo controlado, hay fibra óptica, de lo mas moderno, les han puesto unas farolas descomunales, se ha hecho un parque que yo lo copié de El Retiro porque cuando era niño trabajaba por allí repartiendo paquetes y trabajando en una tienda de ultramarinos y luego en una carnicería", recuerda el empresario.

"La avenida grande tiene dos metros más que el Paseo de la Castellana", presume. Y añade: "Mandé hacerla yo y el solado es loseta", remarca. "Los líos que están saliendo ahora son de hace años", se justifica. y opina que "lo de los sobres (pagos en megro para sobornos): el que los haya dado... Esso no se puede hacer".

Reconoce que ha fundado sociedades, pero sostiene que en su caso todo ha sido legal. "Para comprar el suelo de Seseña yo me agarré a la ley. El que haya cuatro chalados, que no han visto un ladrillo en su vida, gente de números no profesionales es otra cosa. Esos sí están en la ruina y el que no en la cárcel. No me alegro del mal de ellos pero si lo han hecho, que lo paguen", dice refiriéndose a los 'pelotazos' de la construcción.

"No bebo vino, no bebo alcohol, como sano, ando hora y media todos los días, a las 9, 30 estoy en la cama, cuido las comidas, no voy a bares, no me gusta ir a comer, ni a cenar. He nacido en Tetuán pero me he criado en Vallecas, sé todos los barrios bajos, conozco todo eso", cuenta. "Al poco tiempo de morir Franco hice Orcasitas, luego Villaverde.