Don Juan Carlos y doña Sofía, 54 años de casados: ¿se amaron los Reyes alguna vez?
- 14 de mayo, aniversario de matrimonio
Informalia
La gran boda griega entre el Príncipe de Asturias y la Princesa Sofía de Grecia tuvo lugar la víspera de San isidro de 1962. Los jóvenes estaban destinados a hacer historia: reinarían y traerían al mundo a un rey. 54 años después, viven separados, casi no se ven y todo el mundo sabe que el matrimonio está acabado hace mucho tiempo aunque no sea oficial. La pregunta por tanto es si alguna vez se amaron. Creemos que sí pero de eso hace ya mucho tiempo.
Muchos medios esperaban casi con ansia devoradora el aniversario de boda de Juan Carlos y Sofía para utilizar la efeméride como percha y así poder repetir una vez más lo que ya sabemos: que la Reina y el Rey no envejecen juntos, no comparten alcoba ni baño; no se van de vacaciones el uno con el otro y no se cuentan al final del día, en pijama, lo viejos que están ellos, las pastillas que se toman, lo que ven en la tele y lo mal que lo están pasando los niños: Elena porque está muy sola, y hay que llevársela a los toros o a donde sea de vez cuando para que estrene el sombrero nuevo; Felipe, ¡ay, Felipe! A este niño no le veo yo bien con ésa, que es muy suya; pero yo creo que la quiere. Y qué te voy a decir de Cristina, la pobre, qué mal lo está pasando.
No. Los reyes, no se dicen estas cosas. Y eso es un drama aunque tengan la sangre azul y la costumbre orgullosa de no mostrar en público su regia tristeza ni el desgarro de su noble soledad. Pero eso ya lo sabíamos porque don Juan Carlos, que además de Borbón es romano, se ha encargado más que la Reina de que se note su desapego. El emérito quiere que España y el mundo entero sepamos que ya no está con la griega que le dio a él tres hijos y a los españoles un rey y dos infantas de España.
Pero la pregunta, una vez que todo el mundo sabe que no están juntos, es si alguna vez se amaron de verdad; si aquel 13 de septiembre de 1961, fecha del anuncio de su compromiso, siquiera entonces, sentían mariposas en sus aristocráticos estómagos cuando sus miradas se cruzaban en los palacios. Sí, tuvieron tres hijos y no han vuelto a tener más desde que nació hace ya 48 años su hijo pequeño, actual jefe del Estado.
Hace ya muchos años que un famoso cronista experto en Casa Real decía que el entonces Príncipe de Asturias y al poco de casado les pedía a los periodistas cuando tenía ocasión, cuando le acompañaban en sus viajes, que le contaran chistes verdes; y ellos por supuesto lo hacían. Pero cuando en pleno relato cómico-pornográfico, don Juan Carlos veía que se aproximaba su esposa al foro improvisado, el propio Rey detenía de golpe al que contaba el chiste: "Para, para,. no sigas: que viene la griega", aseguran que decía.
Gestos de cariño entre ellos sí hemos visto, aunque no muchos: y más de doña Sofía hacia el monarca, pero resulta difícil sostener hoy en día que más allá de los primeros cinco años años, don Juan Carlos y 'la griega' santificaran su matrimonio con la pasión de verdaderos amantes y "cuesta imaginarse a Juanito y a Sofía jroña que jroña", afirma un conocido periodista que no quiere que su nombre aparezca en este reportaje pero que ha segudi muy de cerca de los reyes durante lustros.
Las cacerías del Rey empezaron muchos años atrás, antes de que Corinna y los elefantes de Botwana llegaran a nuestras vidas. Y Sofía casi siempre supo que su hombre era un gran aficionado a la caza. Ella aguantó en el papel que se había aprendido desde que nació, que para eso fue instruida, y actuó, igual que ahora, con la precisión intachable de una reina profesional, "no como las de hoy en día", puntualiza nuestro experto en amores reales. Pero detrás del postureo, de sonreír, vestir, saludar y comportarse como una reina no quedaba mucho amor verdadero en ella. "Amaros de verdad, como el que une a una mujer con un hombre, o no los hubo nunca, o se perdieron para siempre en alguno de los viajes de don Juan Carlos", opina el cronista.
Ahora que no quedan ni cenizas, la Reina se ha arreglado la cara, quitándose alguna arruga, veranea con sus nietos y apoya a sus hijos en lo que puede. Y el Rey se ha comprado un barco, no para de visitar amigos que le agasajan y ejerce como puede de seductor a sus 78 años de hombre travieso: "Lo siento mucho, no lo volveré a hacer más", parece repetir con esa cara de Bribón que sirvió hasta para bautizar su velero de competición, como cuando España y su mujer le pillaron en su aventura africana.
No hay sin equidistancia para la opinión pública a la hora de buscar responsables de este fracaso matrimonial que afecta a la primera familia de España y por tanto a todos los súbditos: la reina nunca levantó la más mínima sospecha de infidelidad mientras que el circo montado por Juan Carlos ha traspasado fronteras, ha creado problemas de estado y ha llevado al soberano hasta la misma orilla de la abdicación. Cuando en la España de la censura estaba prohibido hablar de los amores extraconyugales del Borbón, todo el país sospechaba ya que nuestro Rey italiano no podía vivir sin amor. Pero parece que no los encontraba o no los buscaba solo en su palacio.
Pilar Urbano, autora de la biografía oficial de doña Sofía, opina que aquel matrimonio fue de conveniencia sobre todo por parte de don Juan Carlos. Para el entonces Príncipe, que era uno de los pretendientes al trono de España, casarse con una princesa real aumentaba las posibilidades. La periodista preguntó a la reina sobre el tema directamente: "Me casé muy enamorada, él es el amor de mi vida", contestó doña Sofía. Pero don Juan Carlos tuvo una respuesta distinta cuando le planetó por separado la misma cuestión: "Hombre? Enamorado románticamente no estaba. Yo le gustaba a Sofía y eso siempre anima. Además, era un buen partido y en conjunto estaba muy bien", dijo el Rey.
Entre los jóvenes novios se interpusieron muchas personas, empezando por Franco o o el propio padre de don Juan Carlos, don Juan. Los suegros griegos tampoco se llevaban bien con el Borbón: la relación de don Juan Carlos con la familia real griega no era muy buena. Y es pública la monumental pelea entre don Juan Carlos y la que iba a ser su suegra, la reina Federica, que llamaba a su futuro yerno"tenientillo de nada", como ha relatado Pilar Urbano. "Ella le miraba por encima del hombro", aseguraba la periodista. Don Juan Carlos, con la templnza de su samgre azulísima le replicó que a pesar de ser solo un teniente descendía directamente de 17 Reyes de España.
Pero nada de esto era tan terrible para dificultar la boda como el hecho de que don Juan Carlos seguía muy enamorado de María Gabriela de Saboya, su novia desde la adolescencia, aunque la italiana no quería saber nada de él.
Jaime Peñafiel es de los que opinan que Juan Carlos y Sofía "se encontraron en Inglaterra y se gustaron" y cree que "los dos eran almas en pena que acababan de terminar la relación con sus anteriores parejas: doña Sofía con el rey Harald de Noruega y don Juan Carlos con María Gabriela de Saboya".
Peñafiel recuerda que fue Federica quie, al enterarse por su hijo Constantino de que a Juan Carlos le gustaba Sofía, lo invitó a pasar unos días en Corfú. Allí parece que empezaron a gustarse algo más pero la pareja se conoció en 1954 en el crucero Agamenón, organizado por la reina Federica con la intención de reunir a todos los miembros jóvenes de las realezas europeas. Los actuales reyes eméritos sin embargo no congeniaron en aquella ocasión porque los dos estaban enamorados de Harald y Gabriela, respectivamente. Pero tres años más tarde volvieron a encontrarse en la boda de uno de los hijos del Conde de París y un año después, en el enlace de Antonio de Borbón Dos Sicilias. Parece que fue allí cuando surgió el flechazo se produjo:más tarde coincidieron de nuevo en la boda de los duques de Kent, y se dice que allí ya se habían confesado.
Tras coincidir en aquella boda, Don Juan Carlos quedó encantado con la princesa griega y le envió una postal desde Estoril en la que se podía leer: "Querida Sofi: Pienso muchas veces en ti. ¡Qué bien lo pasamos en la boda! ¿Cuándo volveremos a vernos? ¿Qué haces ahora? Te recuerdo mucho. Besos. Abrazos. Y mucho amor". Meses más tarde se comprometieron oficialmente. La conclusión es que si alguna vez se quisieron Sofía y Juan Carlos la llama se apagó hace tanto tiempo que ya no se acuerdan ellos ni sus súbditos.