Esther Doña: su cuerpo sirvió de modelo para esculturas de Lorenzo Quinn
- La novia de Carlos Falcó posó en Londres
Martín Alegre
La novia del Marqués de Griñón, junto a quien la vemos en una foto del perfil de Whatsup del aristócrata, posó para el artista Lorenzo Quinn y el cuerpo de Esther Doña es el modelo de una serie de esculturas realizadas por el hijo de Anthony Quinn bajo el título de Gravedad Femenina, una entrega más en la historia de esta bella y joven malagueña.
El grandioso compositor Mikis Theodorakis, creador de la banda sonora inmortal de Zorba el Griego (Michael Kakogiannis, 1964), aceleró el ritmo racial y mediterráneo para que el mexicano Anthony Quinn bailara de tal modo que se ha convertido desde entonces en un griego tan conocido como Sócrates.
Vertiginosa es la maravillosa música de Zorba y vertiginoso ha sido el ascenso mediático de Esther Doña, que en apenas un mes ha pasado de bailar en la oscuridad del anonimato a ser la reina del baile social, cuya corona es la portada de Hola. Ahora sabemos que en la vida de Doña se cruzó un día Lorenzo Quinn, no para amarla que sepamos, sino para esculpirla desnuda e ingrávida. El artista y la modelo es pues, con permiso de Fernando Trueba, la nueva película de la amada de Carlos Falcó y Fernández de Cordoba.
Poco a poco se va desvelando la misteriosa personalidad de esta mujer quien, hasta su romance con el marqués, era una perfecta desconocida. Ese bajo perfil social que vivió hasta hace poco la guapa malagueña ha hecho que circulen verdades, mentiras y leyendas en torno a su vida anterior a su relación con el aristócrata.
Por ejemplo, un posible matrimonio de juventud. Recordemos que ahora tiene unos 35 años, aunque ella se añade algunos más para estar a la altura de su novio que cuenta ya con unos espléndidos 79) .
También está el tema de su romance con el actor Máximo Valverde, confirmado a algún medio por él mismo. Y también otras relaciones que habría tenido con el empresario sevillano José María González de Caldas, en su día emparejado con Sofí Mazagatos, hasta que acabaron peleados ante los tribunales.
Se le atribuye a Esther hasta un idilio con Bertín Osborne, aunque el cantante-entrevistador, no la recuerda, sin descartar que quizá la haya conocido (en sentido bíblico del término).
Pero lo que sí está confirmado es que Esther Doña posó para Lorenzo Quinn, el hijo escultor del inolvidable Anthony Quinn, que trabaja y vive cerca de Barcelona con su mujer Giovanna y sus hijos. Lorenzo conoció a Esther Doña en Londres, junto al que era su marido -o compañero sentimental- hace unos cinco años.
Al señor en cuestión le gustaba mucho la obra de Quinn, así que le compró una de sus esculturas y le preguntó si podía hacer la versión femenina de Gravedad, una de sus obras, que representa la figura de un hombre suspendido . Quería algo muy personal para regalarle a su pareja, esa Carla Bruni española que ha invadido el Hola y el corazón del padre de Tamara, quinto marqués de Griñón.
Fue un encargo para obsequiar a Esther, aunque ella nunca fue modelo contratada para utilizar su figura en alguno de sus trabajos. La cuestión es que la malagueña vivió la experiencia y posó para Quinn en su estudio de Viladecans, una localidad a 20 kilómetros de Barcelona. Y la obra final representa el escultural cuerpo desnudo de Esther Doña, de un elegante erotismo casi galáctico.
El hijo del protagonista de Zorba el Griego bautizó la obra como Gravedad femenina y desarrolló toda una serie de ese arquetipo, en bronce, acero y aluminio y en distintos tamaños. Esther Doña se convirtió así en una Venus de Milo metálica y lejana.
Lorenzo Quinn, uno de los doce hijos del añorado Anthony, nació dos años después de que su padre cruzara los pies descalzos sobre la arena de Creta. Anthony se enamoró apasionadamente de una veneciana llamada Lolanda Addolori, fallecida el pasado mes de febrero, con la que tuvo tres hijos. Con una padre así y una madre veneciana no es de extrañar que le salieran los hijos creativos. Lorenzo es arquitecto y nació en Roma pero vive instalado en el Mediterráneo español, y ahora sabemos que tuvo el privilegio de contemplar la belleza malagueña y metálica de Esther Doña para esculpirla.
Carlos Falcó está loco por Esther y ahora se convertirá si no lo está ya en un enamorado de esta pieza que reproducimos aquí, preciosa obra del 'hijo de Zorba el Griego', aquel sabio que decía cosas como que "a la puerta de un hombre sordo puedes llamar eternamente".