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Carmen Martínez Bordiú: ¿Por qué nos fascina una nieta de Franco?

  • Cumple 65 años este viernes

Informalia

Estaba a punto de cumplir 25 años cuando murió su abuelo y desde entonces, nadie que haya seguido sus aventuras duda de que esta mujer se caracteriza ante todo por pasarse lo que haga falta por el arco de la victoria que construyó su el padre de su madre. Con los 65 cumplidos este viernes, es tarde para cambiar.

Esta nieta de Francisco Franco es tan mediática que podría decirse incluso que ha hecho de la necesidad virtud y ha monetizado su fama con una profesionalidad comparable a la de su amiga Isabel Preysler o alguna de sus hijas como Tamara.

Por ejemplo Carmencita no tiene problema en hablar en TVE sobre su particular visión del amor y el sexo: cuenta con un amigo especial, el único del que se ha enamorado: el millonario chatarrero Luis Miguel Rodríguez, que el mismísimo rey emérito visita. "Mis amigas me dicen que es porque no me hace caso y me da caña, y que eso me gusta", confiesa.

Creció escondida en la parte de atrás de El Pardo, su infancia, desde luego fue de todo menos común y corriente: "Era una cosa muy natural", dice ella. A su abuelo no le veía demasiado. "Teníamos una parte que daba atrás de El Pardo reservada solo para los niños (eramos siete), con pista de tenis. Era muy grande e independiente de la zona oficial. También teníamos otro comedor aparte, que estaba por ahí, donde comíamos con la niñera". Así recordaba ella sus early years, a su amigo Bertín Osborne cuando la entrevistó en octubre en su casa de Hermanos Bécquer, de Madrid.

Carmen tenía prohibido pasar 'al otro lado' de El Pardo sin permiso de su tata: "A mi abuelo solo le veíamos a la hora de tomar el café, le dábamos un beso y nos íbamos a jugar; cuando crecimos comenzamos a verlo a la hora de comer". Aunque ella siempre dice que la autoridad la llevaba fatal, siempre fue la nieta favorita de su abuela, Carmen Polo, lo cual le permitió ciertas ventajas dentro del supuesto ambiente castrense de alto nivel que acompañó sus primeros años: "Lo que haga Carmen está bien hecho", les decía La Collares a sus amigas cuando hablaban mal de ella. "Los llevaba para tapar las arrugas", justifica Carmen. 

Sus padres la mandaron a estudiar al extranjero: a Suiza y luego a Irlanda. En un colegio de monjas, salía a tomar el sol ropa interior. "Y me cayó una buena", ha recordado ella misma.

Reconoce que se casó con Alfonso de Borbón para salir de su casa: "Nos conocimos en los países nórdicos; mis padres me habían enviado de viaje para quitarme de en medio, como siempre. Eran muy controladores, pero de repente me dejaron salir con él. Y como Alfonso quería casarse pues...".

Tan fría fue su relación con el padre de sus dos hijos varones (uno trágicamente fallecido) que el día de antes de su boda  no sabía ni quiénes eran los invitados: "Me acuerdo que bajé por la escalera y que vi a un amigo francés, pero poco más. El resto lo sé por las fotografías que he visto", asegura con indiferencia.

Nunca pensó que podría haber sido reina de España (a diferencia de Alfonso). Con su primo político, don Juan Carlos, y doña Sofía, tenía buena relación: "Nos veíamos mucho. Íbamos a comer a su casa, veíamos películas, era muy normal". 

Alfonso y Carmen estuvieron diez años casados y se separaron en 1982. "Él sufrió mucho, sobre todo porque arrastraba la separación de sus padres; por eso no quería para nada que yo me fuera, a pesar de que ya sabía que había conocido a Jean-Marie Rossi, quien sería mi segundo marido y padre de mi hija", contaba en TVE Carmencita, que recuerda cómo Alfonso le decía que se fuera a París pero volviese. "Pero aquello estaba roto", y no hizo caso.

La madre de Alfonso, Emanuela de Dampierre, enemiga declarada de la nieta de Franco, intervino en el proceso de divorcio, y llamaba "ninfómana" a Carmen, que la disculpa a su manera: "Estaba muy amargada". Su segundo marido, Jean-Marie Rossi, llegó a su vida cuando aún era muy joven y seimpre ha reconocido que con el francés, padre de su hija, aprendió "el arte y a ser mujer".

Su padre, el Marqués de Villaverde, no aceptaba su relación con Rossi. "Me tuve que ir de casa. Le dije que se metiera su herencia por donde le cupiese, y le sentó muy mal. Él no quería verle. Yo no le juzgué, pero sí le dije lo que pensaba. Yo no sé callarme", reconoce.

El más duro trance en su vida lo vivió con la pérdida de su hijo Francisco, fallecido en febrero de 1984 a causa de un accidente en carretera. Así lo relataba ella en la entrevista este otoño:"Mis hijos Francisco y Luis venían de esquiar en Pamplona con Alfonso, que era bastante despistado conduciendo. Él se saltó un stop y un camión se los llevó por delante. Yo estaba en Francia. Me llamó el Rey Juan Carlos. Me dijo que mis hijos habían tenido un accidente. No me dijeron que mi hijo mayor había muerto, pero yo lo sentía. Yo lo único que le preguntaba era: '¿Luis va a vivir?'. Yo ya sabía que Alfonso iba a morir", recuerda Carmen. Ella no vio a Francisco tras el accidente: "Mi madre me dijo que era mejor que no le viera, porque quería que le recordara como era en vida. Y no le vi".

"El dolor era tan fuerte que ni lloré. Cuando el dolor es tan fuerte se te secan las lágrimas. Con el tiempo aprendí a hacer mi duelo. Desde un principio quise vivir con él. Vive conmigo, dentro de mí", detalla Carmen, que asegura notar la presencia de su hijo en "algunos pájaros". "Observo mucho la naturaleza. Hay muchas veces que observo un pájaro y para mí es una presencia. Es el lenguaje de los pájaros. Cuando uno se posa de determinada manera, sé que es mi hijo. Y estoy segura de ello. Y así es como una persona vive dentro de ti", relató a Bertín,.

Carmen, que confiesa que es capaz de perdonar una infidelidad, dice que ella nunca ha sido infiel. "Antes de engañar, lo dejo", asegura. Para Carmen Martínez-Bordiú el sexo "es la unión entre la vida y la muerte". Y por cierto que la nieta de Franco cree que todo el mundo es bisexual, porque "lo dicen los médicos". Ni ella misma sabe con cuántos hombres ha estado, y no tiene un prototipo definido, ya que "es cuestión de química". Además, piensa que ningún hombre ha estado con ella por interés.