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La ministra que no enseñó el tanga revoluciona Italia

  • Insinúan que Matteo Renzi y Elena Boschi son más que compañeros

Informalia

Maria Elena Boschi es guapa, eso es evidente, pero además es a sus 34 años la representante más poderosa de la nueva hornada de políticos italianos, la que en España integran por la izquierda por ejemplo Pablo Iglesias (37), o Meritxell Batet (42), y más a la derecha, Albert Rivera (35), Begoña Villacís (37) o Andrea Levy (32). Desde luego es la ministra más influyente del Gobierno italiano de Matteo Renzi a excepción del de Economía, Pier Carlo Padoan (65 años). Boschi es uno de los grandes valores del Partido Democrático y esta semana ha vuelto a ser noticia porque ha sido vinculada sentimentalmente con su jefe a causa de unas declaraciones de un senador y ex compañero de partido.

El alboroto en la política italiana está servido de la mano de la ministra más popular de su país. Esta vez han sido unas declaraciones del senador Mineo (Corradino Mineo, 65 años), ex compañero de partido de Renzi, las que han encendido la mecha para que esta mujer arda en la hoguera mediática tal vez porque parece que ser bella e inteligente no cabe en su cabeza. O puede que por algo más.

Corradino da a entender que el jefe del ejecutivo es una marioneta en manos de Boschi y asegura que Renzi "es imprevisible" cuando se trata de otras cosas que no sean el juego político, en clara referencia a las mujeres. "Matteo sabe que yo sé. Sé cuánto se puede sentir subordinado a una mujer bella y decidida. Hasta qué punto puede poner en cuestión su propio papel en el Gobierno. Yo sé, pero no revelo conversaciones privadas", ha dicho. 

No hay duda que la bella e inteligente política se ha convertido en la mano derecha de Renzi. Este jueves salía publicado el libro de Bruno Vespa Mujeres de Italia. Desde Cleopatra a Maria Elena Boschi, historia del poder femenino en el que era definida "con gran diferencia, la mujer con más poder de la historia italiana".

La propia Maria Elena Boschi declaraba no hace mucho a Vanity Fair que estaba "cansada de la soledad" y que "añoraba una relación", además de confesar su deseo de tener tres hijos.

Sin embargo, ahora ha manifestado públicamente que no tiene tiempo para relaciones sentimentales: "Soy una mujer que se empeña al máximo. Me levanto a las cinco y me acuesto a la una", ha dicho. "A las amigas las veo solo los fines de semana. Estoy soltera porque ni siquiera tengo tiempo para pretendientes". Boschi reniega del poder que se le atribuye: "No soy poderosa -dice- soy sencillamente una mujer que intenta trabajar mucho y comprometerse todo lo que puede". 

Silvio Berlusconi tuvo entre sus filas a Mara Carfanga, una exmodelo que fue ministra en su gabinete, a Barbara Matera, Miss Italia 2000 que estuvo en las listas de su partido Pueblo de la Libertad, y a la presentadora de televisión Nicole Minetti, que fue diputada. Matteo Renzi ha fichado a una abogada muy guapa pero también muy preparada. Licenciada en derecho por la Universidad de Florencia, con una máster en Derecho Corporativo e hija de un importante banquero, Boschi no ha recibido demasiadas críticas por su gestión como ministra de Relaciones con el Parlamento pero llegó al cargo contagiada de polémica. Nada más ser nombrada ministra, una fotografía de María Elena Boschi firmando su nuevo cargo revolucionó las redes sociales. Lucía un traje de chaqueta pantalón de color azul añil y unos tacones de vértigo llamando  la atención de sus compañeros de Gobierno. Hasta ahí la realidad. Pero la foto original fue cambiada por otra falsa y retocada en la que supuestamente enseñaba su ropa interior y se hizo viral en Twitter haciendo creer a los usuarios que era cierta. En ella, Boschi lucía la misma ropa pero dejaba al descubierto un sexy tanga rojo cuando se inclinaba sobre la mesa para firmar su cargo. Esa broma remarcó desde el principio que la ministra debería cargar con la fama de frívola durante todo su mandato y a pesar de que ahora todo el mundo sabe que se trataba de un fotomontaje, algunas retinas han rememorado sin duda aquella imagen que dejaba clara una cosa: el poder de Elena Boschi, al menos en las redes, es indiscutible.