Isabel Díaz Ayuso y su posado de cine: las 25 imágenes que demuestran que es una estrella
Sara Tejada
La periodista Isabel Díaz Ayuso es una estrella política porque con solo 40 años es la nueva presidenta de la Comunidad de Madrid, sucesora, para lo bueno y para lo malo, de Joaquín Leguina, Ruiz Gallardón, Esperanza Aguirre, Ignacio González o Cristina Cifuentes. No lee bien, pero la imagen la maneja con soltura.
Es también una estrella posando y eso no es nuevo: ahora las cámaras la asedian y la semana pasada le hicieron una cobertura estratosférica, lo cual nos ha dado la oportunidad de comprobar que Isabel Díaz Ayuso está hecha para ser captada por los fotógrafos igual que por ejemplo Penélope Cruz. Pero hemos verificado que no es algo que haya aprendido: es un don: posa como una profesional de la moda o del cine. Mejor las imágenes que las palabras para recorrer su biografía telegénica. No escogemos imágenes retocadas, ni elaboradas por estilistas ni hechas por el gabinete de imagen de su partido: es pura espontaneidad.
Su sola presencia convierte el final de una rueda de prensa política en una especie de pasarela más propia de La Croisette, en Cannes, que de la Asamblea de Madrid.
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Porque el promenade de la nueva presidenta tras la vorágine de la investidura fue propio de una pasarela de festival de cine, al estilo de Penélope Cruz, cinco años mayor que esta madrileña que dice que entre Rajoy y Aznar se queda con Casado. Basta repasar su álbum de fotografías para comprobar que este posado de estrella no es una casualidad. Y por si esto fuera poco, la opinión unánime de quienes la siguen de cerca es que gana mucho en las distancias cortas (salvo cuando lee discursos, eso es cierto). Su buena imagen es un activo más para Ayuso, igual que para Pedro Sánchez o para Adolfo Suárez en su día.
Hace siete meses era una perfecta desconocida y cuando este lunes prometa su cargo la periodista metida a política estará manejando la autonomía con mayor presupuesto: 22.000 millones. Cuando Pablo Casado, su amigo desde épocas universitarias, la designó candidata el 11 de enero, pocos imaginaban que esta alumna de Aguirre y de su ahora consejero de Transportes, Ángel Garrido, que la tuvo de número dos como consejera en la CAM, salvaría los muebles del peor PP de la historia haciéndose con Madrid.
Ni la debacle de su partido, tras Cifuentes, ni su marrón con Aval Madrid ni haber sido salpicada por la Púnica después de salir su nombre en unas grabaciones han podido con ella.
Isabel Díaz Ayuso no ha respondido a las acusaciones contra ella y ha desviado el golpe atacando, diciendo que lo que se ha publicado sobre ella era una conspiración de la izquierda para desacreditarla, y que se había hecho daño a su padre fallecido y a su familia. También que cree que ha sido víctima del "machismo por parte de Podemos y de Más Madrid".
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Sin duda, Ayuso ha luchado para superar a Gabilondo (el socialista ganó las elecciones) y aunar los votos de Ciudadanos y Vox. Ella justifica sin problemas su pacto con la ultraderecha diciendo que revisará las subvenciones, atenderá el problema de los menores no acompañados, y protegerá la libertad educativa.
En jardines tan delicados como el aborto se declara a favor de poner medidas que ayuden a las mujeres a que no se vean presionadas a abortar como solución inmediata. "No quiero que ninguna mujer se vea arrinconada ni presionada", declaraba a a Abc en su primera entrevista después de la investiudura. "Mi competencia no es aborto sí o no. Sino esas políticas de acompañamiento familiar y económicas para que ninguna mujer se vea obligada a abortar. No conozco a ninguna que, después de haberlo hecho, se sienta satisfecha. Y no conozco a ninguna que se haya arrepentido de tener hijos", declara en el rotativo.
La instantánea del posado que ha desatado la locura en las redes fue realizada por el periodista Daniel Duch, y solo una súper estrella de Hollywood puede dejarse fotografiar con esta actitud, una caída de ojos que más bien parece la de una persona que acaba de recoger el Oscar. En cierto modo, ella ha recogido el premio que perseguía. Solo el tiempo dirá si lo mereció.