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Los bonos muestran los rendimientos más bajos de la historia reciente

Pedro Calvo
13/08/2010 - 10:06

La crisis desatada en 2007 se resiste a no arrojar más consecuencias históricas. Esta vez, su perseverancia está haciendo mella en la deuda pública, a la que acuden los inversores con su dinero para protegerse de los síntomas cada vez más evidentes de congelación que ofrece la economía mundial.

Esa huella se refleja en los rendimientos de los bonos a 10 años de las siete mayores potencias del mundo, los socios del G-7, que se encuentran en los niveles más bajos de la historia reciente.

La voz cantante la llevan los títulos norteamericanos. Y resulta lógico, puesto que la Reserva Federal (Fed), el banco central de EEUU, anunció el pasado martes que volverá a comprar deuda pública en el mercado como medida para contrarrestar el enfriamiento de la recuperación. Por el momento, ha precisado que en las cuatro próximas semanas va a destinar 18.000 millones de dólares -unos 14.000 millones de euros- en su primera batida.

Sabedores de que la Fed se presentará en el mercado con dinero fresco, los inversores han tratado de adelantarse a la jugada, una reacción que ha acentuado el descenso de las rentabilidades, que bajan cuando el precio de los títulos sube con motivo de las compras. Así, el rendimiento de los bonos estadounidenses a 10 años ha retrocedido hasta el 2,7%, el nivel más reducido desde abril de 2009. En el caso de los títulos a dos años, ha bajado hasta el 0,5%, la cota más baja de siempre.

Efecto contagio

El anuncio de la institución presidida por Ben Bernanke ha generado una onda expansiva que también ha repercutido en la deuda pública de otros países. Más aún después de que, en las horas posteriores a la reunión de la Fed, China presentara unos datos de producción industrial peores de lo esperado y de que Reino Unido rebajara sus previsiones de crecimiento económico. Vamos, que el temor a la recaída y a un alargamiento de la crisis no es exclusivo de EEUU, sino que propaga sus tentáculos por el resto de las economías.

Como consecuencia, los inversores de otros mercados también han puesto sus barbas a remojar. Es decir, se han cobijado en la deuda pública. En Alemania, el rendimiento del bund descendió ayer hasta el 2,41%, mientras que el de los bonos franceses a 10 años se moderó hasta el 2,71%. En ambos casos, se trata de los intereses más bajos de todos los tiempos.

Los otros dos representantes europeos del G-7, Reino Unido e Italia, también han visto caer los rendimientos de su deuda. El de los títulos británicos a una década cayó ayer hasta el 3,11%, su cota más baja desde abril de 2009. En cuanto al de los bonos transalpinos, se ha situado en torno al 3,8%, con lo que se encuentra en zona de mínimos desde 2006.

Y el vecino de EEUU, Canadá, también ha sufrido el efecto arrastre. Su caso, además, es especial, puesto que ha sido el único de los países del G-7 que se había atrevido a subir los tipos de interés. El Banco de Canadá los ha aumentado de forma consecutiva en las dos últimas reuniones, para conducirlos del 0,25 al 0,75%, aunque todo apunta a que la incertidumbre reciente le obligará a tomarse un descanso. Descontando este receso, los inversores han vuelto a comprar deuda canadiense, hasta el punto de que la rentabilidad de sus títulos a 10 años cayó ayer hasta el 2,93%, algo que no se veía desde abril de 2009.

Japón, más de lo mismo

La sombra de la sospecha se ha alargado igualmente hasta Japón... aunque allí no hace falta hablar del riesgo de deflación o caída general de los precios porque llevan padeciendo este mal desde finales de los año 90. Sin embargo, los inversores también se han guarecido en deuda japonesa porque la fortaleza de su divisa, el yen, amenaza con frenar el crecimiento japonés. Esta amenaza ha provocado que el rendimiento de los bonos a 10 años retrocediera ayer hasta el 1%, un nivel desconocido desde 2003.