Con ese sentimiento que nos genera siempre mirarnos el ombligo, hemos estado pendientes de la Fed. Ha decepcionado a las bolsas con sus medidas, así que ahí los alcistas no van a encontrar las ayudas necesarias para seguir al mando. Dependemos de Asia. Y lo que de allí llega no es demasiado optimista. La clave es el yen. Su fortaleza está lastrado a la bolsa nipona y, caídas muy fuertes, pueden contagiar al resto de Asia. Las bolsas occidentales no serán ajenas a ese descenso. La evolución de la China es clave.
Durante estas últimas semanas nos está llamando especialmente la atención la incapacidad del Nikkei a la hora de reordenarse al alza pese al alcance del soporte fundamental de medio plazo de los 9.000 enteros, que a todas luces es la línea divisoria que separa un Nikkei con posibilidades alcistas de uno bajista en el que el punto de mira habría que fijarlo en el soporte de largo plazo de los 7.000 puntos, que son los mínimos de 2008 y 2009.