ECONOMIA SIN JUICIOS

Desde hace aproximadamente 25 años escribo de economía y me jacto de dos aspectos concretos: de no precisar emitir juicios y de no escribir nunca en primera persona del singular o del plural. Muy pocas veces he tenido necesidad de alguna de ellas, hoy sí. La primera porque la economía se enjuicia sola: estamos en recesión, nuestra economía decrece; nuestro PIB ha subido; la inflación sube o baja; las exportaciones aumentan o disminuyen; aumenta el consumo interno o disminuye; y así un largo etcétera con todas las variables económicas. El lector no ha precisado nunca de mis juicios. Igualmente ocurre con los juicios que se hace a determinados personajes. Es muy sencillo describir que Bárcenas cuando llegó al poder tenía X en su cuenta corriente y que en la actualidad tiene X + 42 millones de euros, pues efectivamente no creo que este señor sea el más listo de su urbanización, o de su bloque de vecinos. Caso Urdangarín, conozcamos sus cuentas básicas; caso Banesto con sus personajes; caso KIO con sus personajes; y así el largo etcétera con el que podríamos continuar. Las personas, ni tan siquiera las más listas, se hacen ricas de un día para otro, tan solo los afortunados en los grandes premios de la lotería. Me podrán preguntar y lo de escribir en primera persona: está dentro de la misma posición, la economía no precisa de mis interpretaciones. No es necesario que enjuicie a Montoro y su política, solamente tengo que explicar que mi sueldo ha bajado en los dos últimos años, en euros constantes y sonantes, algo más de un 20 por ciento. No necesito poner en primera persona lo que le ha ocurrido a todos los españoles que tenemos la gran suerte de tener un empleo. Y creo que con explicar lo que ocurre, el lector agradece que mis opiniones las deje para la tertulieta del café. Lo que no dejaré de hacer nunca es análisis, que es lo que hoy día necesita el periodismo.

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