Televisión
El secreto mejor guardado de la boda de Tamara Falcó con Íñigo Onieva: "Un 60% de los invitados no nos regaló nada"
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Informalia
Tamara Falcó 'se pasó' a Mediaset por un día. La habitual colaboradora de El Hormiguero acudió este lunes al programa Martínez y Hermanos, el espacio que Dani Martínez presenta en Cuatro, junto a la ganadora de OT 2023, Naiara, y el exjugador de baloncesto Jorge Garbajosa. La marquesa de Griñón no tuvo pelos en la lengua para sacar a relucir los secretos mejores guardados de su boda con Íñigo Onieva: "Ya ha pasado más de medio año de tu boda, ¿ya has abierto todos los regalos?", le preguntó Martínez.
Tamara sorprendió al confesar que "hubo un 60%" de invitados que acudieron al enlace con las manos vacías. Sin embargo, de aquellos que sí tuvieron un detalle con el matrimonio, la hija de Isabel Preysler confesó que hay algunos que no encuentra: "Por ejemplo, un cuadro grande. No entiendo". Fueron tantos los regalos que Tamara tuvo que buscar un espacio en su nidito de amor para almacenarlos. "A la gente le gusta regalar vajillas", expresó entre risas, aunque asegura que no ha devuelto nada de lo que recibió porque "la gente lo hace con mucho cariño".
Lejos de quedarse callada, continuó desvelando anécdotas de lo más icónicas que vivió antes de darse el 'sí quiero' con Onieva. En concreto, un día antes de poner rumbo a Portugal para celebrar "por todo lo alto" su despedida de soltera, la tertuliana de El hormiguero se cayó por las escaleras. Algo que la obligó a llegar a su destino en silla de ruedas: "Llevaba las gafas puestas y los zapatos grandes y me caí [...]. Me dijo la fisio, un poco de hielo en el pie y un poco de hielo en la copa", relató.
En el espacio de Cuatro hubo tiempo para todo. También para hablar de las obsesiones y manías que guarda la marquesa de Griñón. Comenzó revelando que cuando era pequeña tenía el 'toc' de no pisar rayas. Ahora, sin embargo, tiene la manía de "cambiar cosas todo el rato". Algo que Onieva lleva "fenomenal": "Me dice 'te ha quedado mucho mejor esta vez". Precisamente, hablando de su marido, la socialité expresó qué es lo que más echa en falta de su soltería: "El silencio". Tras su boda, la marquesa y el empresario se mudaron a un impresionante ático en Puerta de hierro, de 190 metros cuadrados, y por el que desembolsó cerca de 1,5 millones de euros.