De Errejón y Mouliaá a Paloma Lago y el consejero de la Xunta de Galicia: las 7 diferencias según la IA
Informalia
En una España cada vez más atenta a los casos de violencia sexual, especialmente aquellos que afectan a figuras públicas, dos denuncias recientes han desatado un intenso debate social, político y mediático. Se trata de los casos que involucran, por un lado, a Íñigo Errejón y la actriz Elisa Mouliaá, y por otro, al ya exconselleiro gallego Alfonso Villares y la presentadora Paloma Lago. Aunque comparten un denominador común de la presunta sumisión química y el de la política y las dimisiones, sus contextos, protagonistas y consecuencias marcan diferencias profundas. Estos casos, que entrecruzan poder, fama y presunta violencia sexual, ponen a prueba no solo el sistema judicial, sino también la madurez de una sociedad que aún busca cómo gestionar el equilibrio entre denuncia, presunción de inocencia y justicia mediática. Las diferencias entre Errejón y Villares no solo se miden en el terreno judicial, sino también en cómo España responde cuando el escándalo entra por la puerta de la política y la farándula.
1. Dos perfiles públicos, dos niveles de exposición
Errejón, líder de Más País y figura nacional desde la fundación de Podemos, ha estado en el foco mediático desde hace una década. Villares, en cambio, era un político discreto, con trayectoria en el ámbito local gallego, hasta que su nombre saltó a los titulares vinculado a la denuncia de Paloma Lago. La diferencia en visibilidad ha condicionado tanto la cobertura mediática como la percepción pública de los casos.
2. Una relación previa cambia el relato
Elisa Mouliaá y Errejón no mantenían una relación sentimental conocida antes de los hechos que se investigan. La actriz asegura que fue agredida en un encuentro social donde perdió la conciencia, aunque no recuerda con claridad lo sucedido. En el caso de Villares, sí existía una relación sentimental con Paloma Lago, mantenida en privado durante meses. Este vínculo previo introduce elementos personales y afectivos que complejizan la investigación judicial y el juicio mediático.
3. La reacción institucional: celeridad frente a contención
La denuncia contra Errejón fue seguida rápidamente por reacciones de su entorno político. El propio líder negó los hechos y se puso a disposición de la justicia, sin renunciar a su escaño. En Galicia, el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, fue informado por Villares de la denuncia en febrero, pero permitió que el conselleiro permaneciera en su cargo hasta junio, cuando el Tribunal Superior de Xustiza abrió diligencias. Esa demora ha sido duramente criticada por la oposición y por voces feministas, que acusan al PP gallego de proteger al acusado.
4. El relato mediático: política vs. espectáculo
La cobertura del caso de Errejón ha sido más institucional, centrada en el proceso judicial y las implicaciones para su carrera política. En el caso de Villares, la implicación de Paloma Lago —conocida por décadas en televisión— ha añadido un componente mediático más emocional y sensacionalista. La revelación de su identidad, poco frecuente en casos de violencia sexual, ha alimentado un debate sobre los límites del derecho a la privacidad de las víctimas.
5. Estado de la investigación: indicios y protocolos
Mouliaá ha reconocido no tener recuerdos claros del momento de la presunta agresión y ha planteado la posibilidad de sumisión química, aunque sin aportar pruebas definitivas. Lago, por su parte, fue hallada por un familiar en estado de confusión, desnuda y sin recordar lo sucedido. En este caso se activó el protocolo médico para agresiones sexuales, lo que ha reforzado la seriedad de la denuncia. Ambas investigaciones están en curso.
6. Consecuencias políticas y personales
Errejón se mantiene como diputado, aunque su imagen ha sufrido un desgaste evidente. En cambio, Villares presentó su dimisión como conselleiro do Mar y renunció voluntariamente a su aforamiento, en lo que algunos han considerado un gesto de responsabilidad, y otros una reacción tardía ante la presión institucional y social.
7. Apoyos públicos y división social
Tanto Mouliaá como Lago han recibido apoyos, aunque de distinta índole. La actriz cuenta con el respaldo de colectivos feministas y organizaciones de víctimas. La presentadora ha sido respaldada por figuras del espectáculo como Ana Obregón, quien ha elogiado su valentía. No obstante, en ambos casos también han surgido voces que exigen prudencia y recuerdan el principio de presunción de inocencia.