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¿Ser hijo de un autor súper ventas y con un Nobel, como Vargas Llosa te permite heredar tanto como para no trabajar de por vida?

Álvaro Vargas Llosa junto a su padre y su ex Nada Chadid

Informalia

El fallecimiento de Mario Vargas Llosa no solo marca el final de una de las carreras literarias más brillantes del siglo XX y el primer cuarto del XXI, sino que inaugura una nueva etapa en la vida de su hijo mayor. Álvaro Vargas Llosa deberá ahora custodiar y proyectar el legado de su padre, tanto en las letras como en el patrimonio que simboliza la huella indeleble que Mario Vargas Llosa dejó en el mundo. El pasado 13 de abril el mundo de las letras se cubría de luto tras conocerse la noticia del fallecimiento de Mario Vargas Llosa. El autor peruano, galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 2010, murió rodeado de su familia más cercana en su residencia de Madrid. Junto a él estaban su esposa, Patricia Llosa, y sus tres hijos: Álvaro (59 años), Gonzalo (58) y Morgana (51).

Entre ellos, Álvaro Vargas Llosa ha desempeñado un papel especialmente relevante. No solo ha sido durante décadas la mano derecha de su padre en la gestión de su carrera literaria, sino que, como primogénito, será también quien herede el marquesado de Vargas Llosa, un título nobiliario que el escritor ostentaba desde 2011. Esta transición no solo representa un cambio simbólico, sino también la continuación de un vínculo intelectual y emocional que marcó profundamente la vida de ambos. Álvaro comparte con su padre una pasión literaria que ha dejado huella en su trayectoria profesional. Político, conferenciante y escritor, ha seguido los pasos de su progenitor con la publicación de varios libros y una carrera dedicada al análisis político y social. Sin embargo, las similitudes no se limitan al ámbito profesional. También en el terreno personal, las vidas de padre e hijo han experimentado sorprendentes paralelismos.

Tras más de dos décadas de matrimonio, Álvaro protagonizó en 2021 un mediático divorcio de Susana Abad Lanata, con quien tiene tres hijos: Julio, Leandro y Aitana. La ruptura reflejó, de alguna forma, los propios altibajos sentimentales que caracterizaron la vida amorosa de Mario Vargas Llosa. Posteriormente, Álvaro inició una relación con Nada Chedid Ziade, una traductora libanesa vinculada al Instituto Cervantes en Beirut. Sin embargo, en los días más tristes tras la muerte de su padre, Álvaro confesó haber sufrido también el abandono inesperado de su novia.

En una emotiva carta titulada "Elogio fúnebre de mi padre, Mario Vargas Llosa", dirigida a "Varguitas", como cariñosamente llamaba al Nobel, Álvaro relataba: «Mientras tú agonizabas, morías y se iniciaba mi duelo, mi pareja no tuvo mejor idea que regresar a su país para siempre, sin que medie una conversación de despedida o una explicación definitiva». Una confesión que dejaba entrever la profundidad de su dolor en un momento ya de por sí devastador. Más allá de los lazos familiares, padre e hijo compartían también intereses empresariales. En 2016 fundaron juntos la sociedad Misti Copyright SL, destinada a la gestión, administración y explotación de los derechos de autor del Nobel. Mario Vargas Llosa figuraba como administrador único, mientras que Álvaro y Fiorella Battistini, asistente personal del escritor, ejercían como apoderados con plenos poderes. Esta empresa tenía su sede en la calle de la Flora, en Madrid, en un inmueble propiedad del autor.

La situación financiera de Misti Copyright SL atravesaba complicaciones en los últimos años

Sin embargo, la situación financiera de Misti Copyright SL atravesaba complicaciones en los últimos años. Desde el 1 de enero de 2025, la sociedad estaba apercibida de un posible cierre de su hoja registral por incumplimiento de sus obligaciones mercantiles. Las cuentas reflejan un deterioro importante: de contar con un patrimonio neto de 500.000 euros en 2020, pasó a registrar números rojos por valor de 109.000 euros en 2021. A pesar de haber facturado más de dos millones de euros, los elevados gastos de explotación (1,9 millones) redujeron el margen de beneficios hasta el punto de declarar pérdidas de 112.000 euros. Además, la empresa acumulaba deudas que superaban los 537.000 euros. Aunque la situación económica de la sociedad no sea la más sólida, los herederos del Nobel no tendrán problemas financieros. Más allá de los derechos de autor, Vargas Llosa dejó un vasto patrimonio inmobiliario que incluye un apartamento en Manhattan, una casa en la exclusiva rue de Saint Sulpice de París, un piso en el centro de Madrid —donde tenía su residencia habitual— y otra propiedad en una de las mejores zonas de Lima.