Este lunes 30 de septiembre debía iniciarse en Madrid el juicio contra el empresario Javier López Madrid y el ex comisario José Manuel Villarejo, acusados por la Fiscalía, entre otros delitos, de acosar y coaccionar a la doctora Elisa Pinto. Y en el caso del expolicía, de apuñalar en dos ocasiones a la prestigiosa dermatóloga, agresión que presuntamente llevó a cabo Villarejo por encargo del yerno del todo poderoso Juan Miguel Villar Mir, fallecido este mismo verano y a cuyo funeral el pasado jueves asistió la infanta Cristina, entre otras importantes personalidades. López Madrid y Villarejo se enfrentan solo por esta cuestión a 13 años de cárcel. Pero de momento no se sentarán en el banquillo. El juicio se ha aplazado un año. López Madrid fue durante años íntimo amigo de los reyes Felipe y Letizia, con la que compartía su afición al yoga. De ahí que en su día se le etiquetara como el compi-yogui de Letizia, apelativo cariñoso que le dedicó la propia reina en un mensaje que salió casualmente a la luz por una investigación judicial. Después de 12 años de largos y complicados procedimientos judiciales y de una campaña feroz contra la doctora Pinto, orquestada desde las cloacas del Estado, este pasado lunes, Elisa Pinto iba a ver por fin sentados en el banquillo a los dos sujetos a los que acusa de haberle destrozado la vida. Pero sólo tres días antes de iniciarse la vista, uno de los tres abogados de López Madrid presentó un escrito ante la jueza, alegando una "ansiedad" que le imposibilita para llevar a cabo la defensa de su cliente. Y añadió que el médico le había recetado un Lexatin diario, medicación por cierto, que normalmente no impide hacer vida normal. La jueza estimó las razones del letrado y suspendió indefinidamente la vista, que no se celebraría hasta 2025. Tanto la doctora Pinto como sus abogados han manifestado su contrariedad, mientras otras fuentes jurídicas sospechan que podría tratarse de una estratagema para retrasarlo indefinidamente. López Madrid y sus letrados ya lo intentaron en vano en tres ocasiones. Pero esta vez lo han conseguido. Desde que López Madrid se ha visto implicado en otras causas por corrupción en la que alguna fue condenado, su perfil social está bajo mínimos y la familia Villar Mir lo ha marginado. La prueba está en que en el funeral por Vilar Mir, celebrado este pasado 26 de setiembre, no hay una sola imagen o una foto, del yerno del empresario saludando a los asistentes a la ceremonia, entres quienes estaban desde a citada hija de Juan Carlos I hasta los Fuster, el ex vicepresidente Rodrigo Rato y la élite empresarias de España casi al completo. Fuentes cercanas a los Villar Mir comentan a Informalia que las razones del retraso del juicio podrían ser otras y muy reales, poniendo como excusa el estrés del abogado defensor. De acuerdo con esa versión, los Villar Mir habrían presionado a López Madrid para que hiciera todo lo posible para retrasar el juicio. Este sábado 5 de octubre se casa en Sevilla una nieta del fallecido Villar Mir, hija de Juan, el cuñado de López Madrid, con el que tiene una relación casi inexistente. Una boda que se celebraría a los 5 días de haberse iniciado el juicio, con López Madrid en los titulares, y en el banquillo, escuchando del fiscal las acusaciones que pesan sobre él, o citándose en la sala los mensajes sexuales que le enviada a la doctora. La última foto que hemos visto de Javier López Madrid en mucho tiempo, fue publicada en junio de 2023 en redes sociales, asistiendo en México a la gran fiesta de cumpleaños de su amiga Mónica Sánchez Navarro, esposa de Ricky Fuster, íntimos del yerno de Villar Mir. En la foto, el empresario toma una copa junto a Elena Mora, una de la invitadas a la celebración, que duró tres días. La mexicana Mónica Sánchez Navarro, defensora a ultranza de López Madrid, fue acusada por la doctora Pinto en setiembre de 2013 de llamarla para lanzarle una amenaza muy popular en su país: "Te vale madre, deja en paz a Javier". Pinto denunció a la mexicana por amenazas según consta en el sumario 487/214 y tuvo que prestar declaración en el Juzgado. Doce años sin piedad: el calvario contra los más poderosos Pinto es una prestigiosa dermatóloga que tiene entre sus pacientes a personas muy importantes, entre ellos estaba López Madrid. En su escrito de acusación, la doctora sostiene que la consulta fue el punto de partida "una estrecha relación de amistad", que se inició por un "flirteo" por parte de él. Las llamadas, los mensajes y los correos electrónicos fueron mucho más allá. López Madrid empezó a aparecer en lugares a los que acudía Pinto. Después empezaron los mensajes subidos de tono, chats sexuales muy violentos y amenazas dirigidas a ella y su entorno. El empresario recurrió al policía José Manuel Villarejo, que en 2013 no era conocido por el gran público. Pinto sostiene que en una llamada el empresario le habría advertido que fuese con cuidado, que podría destrozarle la vida porque había contratado a un tal Pepe Villarejo, "que se encarga de chulas como tú" y tenía de su lado al CNI. Que si seguía por ese camino la hundiría. Una llamada que también niega López Madrid. López Madrid acabó presentándose en la consulta de la dermatóloga acompañado de quien presentó como su abogado. Rafael Redondo era en realidad socio de Villarejo. López Madrid acusó a la doctora de enviarle mensajes y le advirtió de que la estaban siguiendo conminándola a parar. Diez días después de aquello, el 20 de diciembre de 2013, el hijo mayor de Elisa Pinto, a la salida del colegio, fue amenazado: "Dile a tu madre que también estamos pendientes de vosotros", le dijo un desconocido. Al día siguiente Pinto fue a denunciar a la comisaría de Chamartín, a un paso de su casa, pero en su escrito no aludía a López Madrid. El 13 de enero de 2014, Pinto estaba dentro del vehículo cuando una persona se metió en el asiento trasero y la apuñaló en el hombro izquierdo: "Estás indefensa", le dijo el agresor. Pudo ver que llevaba un tatuaje circular en la mano. "Volveremos a pincharte a ti y a tus hijos, te vamos a destrozar la vida" López Madrid interpuso una denuncia el 17 de marzo de 2014 por amenazas telefónicas, llamadas desde números ocultos, con voz de mujer distorsionada. El yerno de Villar Mir (marido de Silvia Vilar Mir) acudió entonces al juzgado para declarar y justo entonces Pinto recibió otro aterrador mensaje: "Eres una puta y la vas a pagar caro por hacerte la lista". Y al día siguiente: "No coges el tlf (teléfono) pues te mandaremos un mensaje con un cuchillo para que lo entiendas. Esto no va a acabar". Y al siguiente: "Volveremos a pincharte a ti y a tus hijos, te vamos a destrozar la vida o crees que puedes librarte sabiendo tanto". Pinto entonces recurrió a la Guardia Civil: el 6 de abril, en la Comisaría de la Policía Nacional de Chamartín, habían ignorado su anterior denuncia. Ante los funcionarios de la Benemérita sí aludió a López Madrid. El 10 de abril volvió a ser apuñalada. En aquella ocasión, la doctora iba en el coche con su hijo. Se bajó para colocar bien la silla del menor y sintió una punzada en el abdomen. El agresor la miró y le dijo: "López Madrid quiere que cierres la boca". Pinto trató de huir con el coche. El niño llamó al 112 mientras veía cómo se llevaban a su madre con la tripa ensangrentada. La desesperación de la dermatóloga ante su sensación de que nadie la protegía tras sus denuncias, la llevó a la Secretaría de Estado de Seguridad, dirigida entonces por Francisco Martínez. Pinto les habló de Villarejo y de sus alusiones a López Madrid. El comisario de Chamartín cuando le avisaron desde arriba dijo que se le habían pasado las denuncias. El comisario Jaime Barrado asumió entonces la investigación y citó a Pinto para un reconocimiento fotográfico con objeto de que identificara a la persona que la apuñaló. Identificó a Villarejo como la persona que le apuñaló la segunda vez. Sin ningún género de dudas. Al día siguiente, Barrado fue expedientado por "hiperactividad" y trasladado de comisaría para posteriormente ser expulsado de la Policía. ¿Su falta?: poner en conocimiento al director adjunto operativo de la Policía, Eugenio Pino, que Villarejo había sido identificado como el autor de una agresión. Barrado recuperó posteriormente su puesto gracias a la justicia. La víctima era López Madrid La Policía nombró entonces al inspector jefe Alberto Carba encargado de la investigación contra Pinto. En julio de 2015, ese inspector entregó un informe preliminar junto a un análisis de conducta. Sostenía su informe que Pinto se había apuñalado ella sola y que era una "psicópata de manual", además de utilizar a su hijo para amenazar a López Madrid. Según esa versión, la víctima era el empresario. Pero por entonces, la Guardia Civil había iniciado su propia investigación por una denuncia que puso Pinto ante la inactividad inicial de la comisaría de Chamartín. Los agentes confiscaron el teléfono de López Madrid y hallaron entre sus contactos a altos cargos de la Policía. La jueza había archivó las denuncias de Pinto contra López Madrid y Villarejo mientras que la otra instructora seguía con la causa contra ella. Y la doctora fue detenida. En enero de 2016, López Madrid denunció en la Fiscalía de Menores a la doctora para que le quitasen la custodia de sus hijos. La estrategia no le funcionó. La Audiencia Provincial salva a Pinto y Villarejo es detenido: todo estaba grabado La Audiencia Provincial de Madrid tuvo en cuenta los argumentos de la dermatóloga, y obligó a la jueza a reabrir el caso. La instructora no se había molestado en celebrar la rueda de reconocimiento por la agresión, ni siquiera cuando quedó constancia de que Pinto había reconocido a Villarejo. Pero el 3 de noviembre de 2017, el excomisario fue detenido porque había indicios de que lideraba una organización criminal. Como luego supo toda España, el ex comisario grababa sus encuentros y durante diez años casi todo estaba registrado. López Madrid no debía tener ni idea e que su policía favorito apuntaba todos sus movimientos y conversaciones en unas agendas. La policía pudo rastrear entonces los contactos entre López Madrid y Villarejo y destapar la corrupción policial orquestada para impedir que la doctora reconociese al ex comisario corrupto como la persona que le apuñaló junto a su hijo y hacerla callar, no solo a Elisa Pinto sino al comisario Barrado. "Reunión con Big (el comisario Enrique García Castaño). Mañana preparativos para organizar encuentro con RAF (en referencia a Rafael Redondo, socio de Villarejo), preparativo para hablar con Pin", se apunta un día antes de la visita a la consulta de López Madrid con el socio de Villarejo en 2013. López Madrid detenido por presunta corrupción Las grabaciones y agendas evidenciaron que hasta el mismísimo secretario de Estado de Seguridad se había ocupado de evitar que Villarejo acudiera a la rueda de reconocimiento: se le hizo un escrito en el juzgado para impedir su presencia alegando motivos profesionales. La implicaciones de Villarejo en otros casos desenmascararon el círculo de corrupción policial y de poder, conjurados todos para ayudar a López Madrid y exonerar al ex comisario. Por entonces, en paralelo, el yerno de Villar Mir fue detenido en una operación sobre corrupción madrileña e imputado en otra. La Guardia Civil detectó que López Madrid había borrado de su teléfono todos sus contactos con altos mandos policiales, así como más de 4.000 llamadas vinculadas al asunto de Pinto. Pero no borró todo. Entre las conversaciones interceptadas en las investigaciones paralelas, es muy indicativa la que mantuvieron el inspector jefe Carba y el ex Compiygui de la reina Letizia: "Buenos días Javier. Solo quería transmitirte que el informe que queríamos es muy bueno para nuestra investigación. Paciencia en este último cuarto que este partido lo vamos a ganar", decía el policía. López Madrid contestaba: "Mil gracias por tu amabilidad y cariño, dándome confianza".