Isabel Pantoja vende el piso de Sevilla con su cuñada dentro: la guerra con Junko
Informalia
Ya han pasado dos años desde que falleciera Bernardo Pantoja. El hermano de la tonadillera vivía en un piso sevillano propiedad de la cantante y lo hacía con su pareja, la bailarina japonesa Junko, que lo acompañó y cuidó los últimos años de su vida. Tras su fallecimiento, Isabel Pantoja intentó llegar a un acuerdo con su ex cuñada para que abandonara la vivienda pero ella se ha negado. Ahora que la intérprete de Marinero de Luces ha puesto sus finanzas en manos de un grupo inversor, la guerra entre las partes se ha caldeado.
Pantoja necesita liquidez para saldar sus deudas, por lo que sus asesores han puesto en venta el citado piso. Están a punto de cerrar el acuerdo con los compradores, personas anónimas, pero Junko se niega a marcharse y el caso ha terminado judicializado: "Isabel intentó personalmente, directamente un acuerdo con ella. Han pasado casi dos años y el grupo inversor no tiene los mismos lazos sentimentales que tiene Isabel Pantoja y necesitan liquidez", han contado en el programa de Sonsoles. "Junko está rechazando cualquier notificación legal. Ha tenido conversaciones con la familia antes de llegar a este punto in extremis. Después de dos burofaxes que Junko ha rechazado, van a presentar una demanda por desahucio de esa casa".
La venta de este piso en Sevilla forma parte de la estrategia diseñada por este grupo de inversores para ayudar a Isabel Pantoja a sanear sus cuentas. La joya de la corona es Cantora, que ya tiene varios compradores interesados. Por ello, han realizado una oferta en firme a Kiko Rivera para adquirir su participación en la finca, del 47,6 %. La madre, con un 52,4 %, le ha ofrecido a su hijo dos millones de euros para hacerse con la totalidad de la propiedad y gestionar la venta sin terceros por medio. Eso sí, la propuesta tiene letra pequeña, pues el DJ debe hacerse cargo de la hipoteca que arrastra la finca (de 2,7 millones de euros en 2002) en el porcentaje que le corresponda.
De momento, el hermano de Isa Pi está negociando sus opciones, pues aunque en otras ocasiones ha sido reacio a ceder lo más mínimo, ahora estaría dispuesto a torcer el brazo: "Él no quiere saber nada de la finca y tampoco de su madre. No hay intención por su parte de acercarse a ella. Le va bien en su trabajo pero dos millones de euros es mucho dinero y está dispuesto a negociar para dejarlo todo atrás", aseguran.