Aitana y Yatra, fotografiados tras pasar la noche juntos: los padres de la cantante están disgustados

Hay quien cree en las segundas oportunidades. Y, si no, que se lo digan a Aitana y Sebastián Yatra. Ambos cantantes confirmaron su ruptura el pasado mes de noviembre tras poco más de un año juntos y, ahora, tras los rumores de reconciliación, han sido pillados abandonando la casa de la artista en Madrid.

La extriunfita y el músico fueron fotografiados el pasado 12 de marzo saliendo por separado de la casa que la joven compró en la capital española cuando todavía salía con Miguel Bernardeau. Sobre las 10.00 horas, el colombiano dejó la vivienda tras pasar la noche juntos y se dirigió al aeropuerto para volar a Nueva York, según informa Diez Minutos.

Estas imágenes confirman las informaciones que apuntaban a que no solo habían retomado el contacto, sino que también había resurgido la intimidad entre ellos. La joven posó hace unas semanas con una sudadera de Yatra y, además, fueron vistos disfrutando de unos días en Islandia. Más tarde volaron a Francia y pasaron el día en Disneyland París. Hay quienes dicen que celebraron juntos San Valentín.

Los padres de Aitana están preocupados

No obstante, la familia de la joven le aconseja que vaya con cautela. Sus padres no quieren que vuelva a pasarlo tan mal como en su ruptura, llegando a echarse a llorar, incluso, en pleno concierto. Además, el músico declaró en una entrevista reciente que, tras un año con su pareja, tendría ganas de ser infiel.

Se lo dijo a Vicky Martín Berrocal en su podcast, y sus palabras generaron un gran revuelo. "Me pasa que digo: 'Si yo tuviese una relación más tiempo, me darían ganas de ser infiel aunque esté enamorado de alguien", comentó el cantante, y añadió: "Uno está en una relación y te empiezas a limitar muchísimo, sales menos de fiesta para evitar que te guste alguien. Yo sí, en este momento de mi vida con el tipo de vida que tengo, tengo una forma más abierta de pensarlo y no veo descabellado tener en algún momento de mi vida una relación más abierta a lo que estamos acostumbrados". En su opinión, se gasta "más energía" que en ser felices, por lo que a veces el ego lleva a la "necesidad de poseer a la otra persona".