El sexo con Mick Jagger y otros secretos de David Bowie
- Los secretos más íntimos del genio musical
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Era prácticamente ciego del ojo izquierdo, mantuvo una tórrida relación sexual con Mick Jagger, sufría pánico a los aviones y odiaba el té. Descubre el lado más íntimo del artista británico.
En 1962, con 15 años, tuvo un incidente en el colegio. Su amigo George Underwood, que tenía puesto un anillo en el dedo, le propinó un puñetazo en el ojo izquierdo durante una pelea por una chica. Los médicos temieron que fuese a perder la vista en ese ojo y le sometieron a una serie de operaciones durante una hospitalización que duró cuatro meses. El daño no se pudo enmendar del todo y Bowie quedó con una percepción de la profundidad defectuosa y una pupila dilatada permanente, por lo que parece que tiene ojos de distinto color.
Se declaró gay en una entrevista para Melody Maker en 1972, coincidiendo con sus primeros intentos por conseguir el estrellato como Ziggy Stardust. Más tarde, en septiembre 1976, declaró a Playboy: "Es cierto, soy bisexual, pero no puedo negar que lo he utilizado. Supongo que es lo mejor que me ha pasado". Según su primera esposa Angie, Bowie tuvo una relación con Mick Jagger.
En septiembre de 2014 salió a la venta 'Bowie: The Biography', un libro no autorizado por el músico y firmado por Wendy Leigh, donde explica con todo lujo de detalles la escandalosa vida sexual que llevaba el artista y su mujer Angie: "La promiscua pareja convirtió el salón de la casa en una sala de orgías con una cama donde sus invitados podían disfrutar de una amplia variedad de actividades eróticas. Tenían una cama de metro y medio de profundidad llamada 'El agujero', donde organizaban orgías y en las que Mick Jagger era el invitado estrella.
Jamás viaja en avión. Sufre una severa acrofobia que se ha incrementado en los últimos años. Las pocas veces que ha visitado Europa en los últimos años lo ha hecho a la antigua: en barco. Aprovecha las interminables horas de navegación por el Atlántico para leer libros, una de sus pasiones.
Y si la lectura le encantaba, el cine clásico le pierde, concretamente, el de comienzos del siglo XX. Bowie era un experto en los films del genio ruso Sergei Einsenstein.
Odiaba el té, su ídolo de juventud fue Elvis Preysley y sus posesiones más preciadas eran una fotografía de Little Richard que compró en 1958 y un crisantemo seco que recogió en su luna de miel en Kyoto.